Irak se enfrenta a numerosos retos, entre los que destaca la presencia de milicias proiraníes que utilizan Irak para amenazar a Estados Unidos, Israel y los países del Golfo. El primer ministro iraquí, Mustafá Al Kadhimi, viajó el sábado a Arabia Saudita e Irán en un importante gesto que muestra cómo Irak puede ser un puente entre Teherán y Riad. La cuestión ahora es si las reuniones darán sus frutos o si los iraníes creen que Kadhimi dejará pronto su cargo y tratarán de convertir a Irak aún más en una colonia del régimen iraní.
Según un informe de The National en los Emiratos Árabes Unidos, el líder iraquí fue a Arabia Saudita “encabezando una delegación de alto nivel, Kadhimi llegó a la ciudad saudí de Jeddah a última hora del sábado donde fue recibido por el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman. La delegación iraquí realizó la Umrah en La Meca a primera hora del domingo antes de partir hacia Teherán”.
Las reuniones se produjeron así en el contexto de que Irak ha intentado mediar en las conversaciones entre Irán y Arabia Saudita. Tras años en los que Riad e Irán mantuvieron relaciones muy negativas, Irak trató de ser un lugar en el que pudiera comenzar la coexistencia. La cuestión aquí es que Irak no es un país fuerte y su liderazgo no proyecta fuerza. Inevitablemente, eso significa que, incluso cuando acoja las conversaciones, es probable que Irán tenga las manos en la balanza.
Estas conversaciones “representaron una hoja de ruta para arreglar las relaciones y volver al buen camino del fortalecimiento de las relaciones bilaterales” entre Arabia Saudita e Irán, dijo un funcionario según The National. “Desde abril del año pasado, Riad y Teherán han celebrado cinco rondas de conversaciones en Bagdad para arreglar las relaciones dañadas desde 2016”.
El ministro de Exteriores iraquí, Fuad Hussein, ha elogiado las conversaciones. Pero el propio Irak está sumido en el caos político después de que Muqtada al-Sadr dijera a sus parlamentarios que abandonaran el Parlamento iraquí. Esto ha reforzado a los partidos proiraníes, como la Alianza Fatah y el Partido del Estado de Derecho de Nouri al-Maliki.
Según otros informes del Golfo, las reuniones incluyeron conversaciones con el viceprimer ministro y también con el ministro de Defensa de Arabia Saudita. Los informes hablaron en general de las relaciones “bilaterales” entre los países y de la “cooperación conjunta”. Según el medio de comunicación Al-Ain, “las dos partes también intercambiaron puntos de vista sobre una serie de cuestiones, que contribuyen a apoyar y reforzar la seguridad y la estabilidad en la región.” Bagdad subrayó que podía contribuir a la paz en la región.
Los medios de comunicación iraníes no parecieron arrojar mucha luz sobre estas reuniones, lo que hace que uno se pregunte qué cree Irán que está consiguiendo.