Tras meses de estancamiento político, intensas protestas y una creciente crisis económica, Irak finalmente tiene un nuevo Primer Ministro. Mustafa al-Qadhimi es una figura política chiíta que anteriormente dirigió el Servicio Nacional de Inteligencia de Irak durante casi cuatro años.
El nombramiento de un ex periodista de 53 años, considerado un pragmático, parece haber sido bien recibido en toda la región. Tras reafirmar su posición, recibió las felicitaciones de una amplia gama de agentes de la región, entre ellos Turquía, Arabia Saudita, Kuwait, Irán y Jordania.
El 9 de mayo, dos días después de su toma de posesión oficial, Al-Qadhimi se reunió con el Embajador de Turquía en Bagdad, Fatih Yildiz, y le dijo que deseaba fortalecer las relaciones bilaterales en todas las esferas, como se indica en una declaración emitida por la Oficina del Primer Ministro. El nuevo Primer Ministro destacó dos esferas de cooperación en particular: la economía y la lucha contra el terrorismo.
Desde el principio, Turquía expresó su apoyo a los esfuerzos de Irak por formar un gobierno estable bajo la dirección de Al-Qaddimi. En abril, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía, Hami Aksoy, destacó la posición de Ankara, dijo: “Apoyamos la formación de un gobierno estable en nuestro vecino y hermano Irak, especialmente en un momento en que el mundo se enfrenta a terribles desafíos”.
También elogió la decisión del presidente Barham Salih de nombrar a al-Qadhimi como Primer Ministro, diciendo: “Como persona que conoce bien nuestra región, servirá tanto a Irak como a nuestra región”.
Con una gran incertidumbre geopolítica, la disminución de la influencia americana en la región, la caída de los precios del petróleo y los conflictos en curso en Siria, Yemen y Libia, un Irak inestable es lo último que Turquía necesita en su puerta.
Como país vecino, Turquía concede gran importancia a la estabilidad e integridad territorial de Irak, cuestiones que considera vitales para su propia seguridad y estabilidad. Ankara se ha intensificado en los asuntos iraquíes desde la invasión estadounidense de 2003, que fue un punto de inflexión para Iraq y la región. El impacto de la invasión fue un hito no solo en la política del país, sino también en la política regional de Turquía.
Saddam Hussein era considerado un vecino difícil con el que Turquía logró coexistir durante más de tres décadas. Sin embargo, más que nunca en la historia del país, el período de posguerra planteó una serie de retos alarmantes para Turquía.
A pesar de los estrechos vínculos que se establecieron entre los dos países vecinos, esas relaciones, como resultado de las políticas sectarias de Irán, alcanzaron su punto culminante durante el mandato del ex Primer Ministro Nuri al-Maliki, que contaba con el apoyo de Irán. En particular, al-Maliki comprobó las fronteras de Ankara, mientras que este último trató de trazar una línea fina entre las facciones sunitas, chiítas y kurdas en un país políticamente frágil.
El debut de al-Maliki de 2006 a 2014 fue un momento de oportunidades perdidas para Bagdad y Ankara. Desde su dimisión, se ha avanzado en el restablecimiento de las relaciones con sus sucesores. En el período posterior a Alíki, Turquía ha tratado de mantener las relaciones a un nivel adecuado, centrándose únicamente en la cooperación y no en la disuasión.
El entusiasmo de Ankara por estrechar los lazos con Irak ha sido impulsado por varias fuerzas motrices. En primer lugar, la seguridad. Desde la perspectiva turca, el objetivo principal es liberar a una nación proscrita por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (KWP), especialmente en el norte, donde planea ataques terroristas transfronterizos contra Turquía.
En términos más generales, desde el punto de vista de la seguridad, tanto Ankara como Bagdad buscan una mayor cooperación en el Oriente Medio después de ISIS. Un enfoque polifacético de la cooperación en materia de inteligencia y militar es un elemento esencial para garantizar la seguridad siempre que sea posible.
Ankara se ha comprometido a proporcionar 5.000 millones de dólares de crédito a Bagdad. Ankara ha prometido un préstamo de 5.000 millones de dólares a Bagdad para la reconstrucción como estrategia para aumentar su influencia en Irak posterior a ISIS.
En términos económicos y energéticos, Irak es uno de los socios comerciales más importantes de Turquía y una fuente de energía esencial. Desde que el partido gobernante llegó al poder en Turquía en 2002, la economía ha sido el principal motor del cambio de la política exterior hacia las relaciones regionales. La economía y la identidad también influyen en la definición de la política exterior de Turquía.
A pesar de los problemas económicos de ambos países, Irak sigue siendo un importante mercado para el consumo y la inversión en Turquía. Desde la perspectiva de Bagdad, Turquía es un socio importante en la recuperación económica y el mantenimiento de una ruta de exportación estable.
En resumen, Irak tiene una gran importancia geoestratégica para Turquía, porque en el caos de la región de Ankara está tratando de encontrar más amigos y menos enemigos.
Con algunas cuestiones aún por resolver -como la seguridad energética y del agua, especialmente cuando Turquía anunció que la enorme presa de Ilisu en el Tigris está a punto de empezar a producir energía- el tiempo mostrará cómo se desarrollarán las relaciones entre Turquía e Irak y los intereses económicos y de seguridad determinarán la cooperación política.