Recientemente, se dio a conocer que el general David Allivin, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, afirmó que el programa del avión de combate de sexta generación NGAD está siendo objeto de una exhaustiva revisión.
Durante un evento, se le formuló la siguiente pregunta: “Con el avance de la revisión de la NGAD, ¿existe la posibilidad de que el B-21 tenga un papel más relevante?”.
La respuesta de Allivin fue clara: “No hemos descartado esa posibilidad”. Las preocupaciones en torno al elevado costo del avión, que se estima superará los 300 millones de dólares por unidad, son uno de los factores que han impulsado la revisión del programa.
Asimismo, se espera que se evalúen nuevas tecnologías, entre ellas las plataformas no tripuladas avanzadas. A continuación, se exponen algunos de los motivos por los cuales el B-21 Raider podría asumir, al menos parcialmente, un rol dentro del programa NGAD.
El B-21 Raider podría desempeñar un rol en combate aire-aire, según expertos
El B-21 Raider se perfila como una plataforma adecuada para misiones de combate aire-aire, según recientes análisis. Se trata de una aeronave “multifuncional”, lo que la hace versátil en distintos escenarios.
Actualmente, solo existen tres unidades construidas, en fase de prototipo, y su primer vuelo tuvo lugar en 2023. El fabricante responsable de su desarrollo es Northrop Grumman.
Según Simple Flying, teóricamente, el B-21 Raider podría asumir un papel en la superioridad aérea. Esta aeronave, lejos de ser un bombardero convencional, es más comparable a una supercomputadora voladora de alta furtividad, equipada con el conjunto de sensores y tecnología electrónica más avanzado del mundo.
The War Zone también ha destacado que “el tamaño del B-21, su capacidad para operar a largas distancias, su altitud elevada, su sigilo de banda ancha y otras características, podrían hacerlo realmente idóneo para apoyar ciertas modalidades de combate aire-aire”.
El B-21 Raider con un costo superior al NGAD
El B-21 Raider podría resultar unos 400 millones de dólares más costoso que el avión de combate NGAD, cuyo costo estimado es de aproximadamente 300 millones por unidad, mientras que el Raider asciende a alrededor de 700 millones de dólares por avión.
El NGAD ha sido diseñado para operar como un “sistema de sistemas”, una plataforma de comando que integrará drones equipados con inteligencia artificial (IA), los cuales podrían encargarse del combate en sí.
De manera similar, el B-21 Raider, además de ser una plataforma de penetración, podría actuar como un sistema de mando que controle drones de apoyo leales, también conocidos como aeronaves de combate colaborativo (CCA, por sus siglas en inglés), como el General Atomics XQ-67 o el Furia de Anduril.
Con el tiempo, las aeronaves militares han ido asumiendo funciones más complejas. Hoy en día, los aviones de combate son principalmente cazas multifunción, dejando atrás el concepto de cazas especializados en la superioridad aérea. Es lógico pensar que este mismo cambio también se extienda a la siguiente generación de bombarderos, que estarán diseñados para realizar menos combate directo, delegando parcialmente esta tarea a los CCA.
El B-21 Raider se promociona como el primer avión de sexta generación
El B-21 Raider, desarrollado por Northrop Grumman, ha sido catalogado como el primer avión de sexta generación del mundo, a pesar de que el término suele reservarse para aviones de combate. Mientras que cazas como el NGAD y el F/A-XX también pertenecen a esta nueva generación, Northrop Grumman ha comenzado a posicionar al Raider en esta categoría, lo que podría ser una estrategia publicitaria o una señal de su potencial para asumir parte del rol del NGAD.
En el ámbito de la aviación militar, los términos “cuarta”, “quinta” y “sexta” generación se emplean exclusivamente para describir aviones de combate, como los cazas de 4.5ª generación (F/A-18 Super Hornet, F-16 Bloque 70, F-15 Strike Eagle II) o los cazas de quinta generación (F-35, F-22, y el F-117, el primer avión furtivo). Sin embargo, bombarderos como el B-52, el B-1 Lancer y el B-2 Spirit no suelen incluirse en estas clasificaciones.
El NGAD está diseñado para ser el núcleo operativo en misiones aéreas complejas, sirviendo como un centro de mando que coordina plataformas colaborativas, como los drones de combate (CCA), y penetrando en el espacio aéreo más hostil con el objetivo de prevalecer en combate. Este es un papel similar al que podría desempeñar el B-21 Raider, lo que refuerza su posible integración en futuras misiones de combate.
La Fuerza Aérea sugiere que el B-21 Raider podría tener capacidades aire-aire
La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha insinuado que el B-21 Raider podría tener capacidades de combate aire-aire, lo que lo posicionaría como una aeronave multifuncional. Equipado con misiles AIM-260 JATM, cuyo alcance mínimo es de 120 millas, el Raider podría desempeñar un papel no solo como bombardero, sino también como un caza en situaciones específicas.
Tradicionalmente, los cazas de superioridad aérea como el F-22 Raptor o la familia F-15, y los aviones multi-rol como el F-16, F/A-18 o F-35, se encargan de misiones de combate aire-aire. Sin embargo, las capacidades del B-21 parecen ir más allá de su clasificación como bombardero. Se espera que este avión entre en servicio a mediados o finales de la década de 2020.
En 2019, el entonces mayor general Scott Pleus comentó a Air Force Magazine que limitar la visión del NGAD a un caza sería una forma demasiado estrecha de pensar sobre el tipo de aeronave necesaria para operar en entornos de alta disputa. Pleus mencionó que un B-21 con capacidades aire-aire, capaz de trabajar con una red de sistemas y utilizando su tecnología furtiva, podría ser un indicio de lo que realmente implica un avión de sexta generación.
Aunque sus palabras no confirmaron explícitamente el uso del B-21 en combates aire-aire, los comentarios de Pleus dejan abierta esa posibilidad. Como señaló el secretario de Defensa, Lloyd Austin, en diciembre de 2022: “El B-21 es multifuncional”. Esto sugiere que el Raider podría ser visto tanto como un bombardero como un caza, y quizás una mejor designación sería B/F-21 Raider.
Producción limitada de B-21 Raider podría restringir su papel en misiones NGAD
Actualmente, solo está prevista la producción de 100 unidades del B-21 Raider, lo que podría limitar su uso en funciones dentro del programa NGAD. En comparación, el F-22 Raptor tuvo una producción de 187 aviones, incluyendo al menos 32 destinados a entrenamiento, y se espera que el NGAD cuente con aproximadamente 200 cazas. Por su parte, el F-35 tiene planeada la construcción de más de 1.700 unidades.
El B-21 Raider, a pesar de su gran tamaño, está diseñado como una plataforma extremadamente versátil. Se espera que cuente con un sigilo sin precedentes, además de la capacidad de transportar misiles aire-aire de gran tamaño y largo alcance, o una mayor cantidad de misiles más pequeños. También podría estar equipado para llevar a cabo misiones SEAD/DEAD, lanzar drones y otras funciones avanzadas.
No obstante, la cifra limitada de producción del B-21, que ronda las 100 unidades, genera dudas sobre su capacidad para desempeñar un papel extensivo en el programa NGAD. La cantidad proyectada parece insuficiente para cubrir todas las funciones necesarias, especialmente si se considera que se planea adquirir alrededor de 200 cazas tripulados NGAD.
La Fuerza Aérea ha manifestado su interés en encontrar una plataforma tripulada y furtiva que sea más económica que el F-35 para actuar como centro de control de drones. En este contexto, el B-21 podría resultar demasiado costoso y complejo para ser empleado a gran escala en funciones de caza NGAD.