El gobierno alemán asignó 1.480 millones de euros en su borrador de presupuesto de defensa para 2025 con el propósito de adquirir vehículos de combate de infantería Puma IFV adicionales. Esta inversión forma parte de un plan de rearme destinado a reforzar las fuerzas mecanizadas de la Bundeswehr ante el aumento de la inestabilidad geopolítica en Europa. Los pagos comprometidos incluyen 503,6 millones de euros para 2028 y 976,8 millones de euros para 2029.
El Puma IFV es el vehículo principal de las unidades de infantería mecanizada del Ejército alemán. Diseñado para las unidades Panzergrenadier, este vehículo combina transporte de tropas, apoyo de fuego y capacidades digitales avanzadas en una plataforma única. Fabricado por Projekt System & Management GmbH, una alianza entre Rheinmetall y Krauss-Maffei Wegmann, el Puma está clasificado entre los vehículos de combate de infantería más avanzados del mundo. Su diseño permite llevar a cabo operaciones multidominio de alta intensidad, en coordinación con los tanques de batalla principales, con velocidad, protección y potencia de fuego para la infantería desplegada en el frente.
En cuanto a su armamento, el Puma integra un cañón automático MK30-2/ABM de 30 mm completamente estabilizado, capaz de neutralizar objetivos en movimiento con precisión y de emplear municiones de explosión aérea programables contra infantería en posiciones fortificadas o drones. Además, dispone de lanzadores dobles para misiles antitanque Spike-LR, con capacidad para alcanzar vehículos blindados a distancias de hasta 4.000 metros. Una ametralladora coaxial de 5,56 mm refuerza su defensa en enfrentamientos de corta distancia.
La protección del Puma se basa en un sistema de blindaje modular que puede ajustarse a las exigencias de cada misión. Este incluye blindaje compuesto conforme al estándar balístico STANAG nivel 6 de la OTAN. El vehículo también incorpora el sistema de protección activa MUSS 2.0, que detecta y enfrenta misiles antitanque mediante contramedidas direccionales. Su estructura interior protege a la tripulación y a los soldados transportados contra minas y artefactos explosivos improvisados, con asientos que absorben energía y blindaje reforzado en la parte inferior.
La movilidad del Puma depende de un motor diésel MTU V10 de 1.090 CV, vinculado a una transmisión automática Renk HSWL 256. Este sistema permite que el vehículo alcance velocidades superiores a 70 km/h en carretera y conserve su agilidad en terrenos complicados. Su suspensión hidroneumática y la baja presión sobre el suelo mejoran el rendimiento en condiciones todoterreno, mientras que sus dimensiones permiten el transporte por ferrocarril o avión. El vehículo dispone de protección NBQ completa, un sistema avanzado de gestión del campo de batalla y sensores térmicos que permiten operar en cualquier condición climática, tanto de día como de noche.
La adquisición de los Puma IFV ha seguido una estrategia por fases. En 2009, Alemania contrató 405 unidades, cantidad que se ajustó luego a 350, con entregas concluidas en 2021. En junio de 2021, un contrato de 1.040 millones de euros permitió la modernización de 154 vehículos al estándar S1. En 2023, otro acuerdo por 770 millones de euros actualizó 143 unidades adicionales. Ese mismo año, en mayo, se aprobó una inversión de 1.100 millones de euros para 50 nuevos Puma, con lo cual se superaron las 400 unidades. La asignación de 2025 confirma el objetivo de estandarizar y completar la flota hacia 2029.
El refuerzo en defensa se relaciona con la redefinición del papel de Alemania en la OTAN después de la guerra en Ucrania. El 24 de junio de 2025, el gobierno anunció un aumento del gasto en defensa al 3,5 % del PIB para 2026, con previsiones de incrementos hasta 2029. Este anuncio antecedió a la Cumbre de la OTAN en La Haya, donde los aliados acordaron incrementar las inversiones en defensa hasta alcanzar el 5 % del PIB nacional, en lo que constituye un compromiso formal de la alianza.
Alemania, que en el pasado fue señalada por sus bajos niveles de inversión en defensa, ha iniciado un proceso de rearme sin precedentes desde la Guerra Fría. Además del programa Puma, la Bundeswehr adquiere tanques Leopard 2A8, desarrolla el Sistema Principal de Combate Terrestre MGCS, moderniza obuses PzH 2000, amplía sus capacidades de defensa antiaérea e invierte en guerra electrónica, logística e infraestructura de mando digital. Estas medidas reestructuran al Ejército alemán como una fuerza digitalizada con capacidad de despliegue rápido, organizada en brigadas con disponibilidad operativa para misiones de combate a gran escala dentro del marco de defensa colectiva de la OTAN.
El Puma IFV tiene una función destacada en este proceso de modernización. Al servir como componente principal de la infantería mecanizada, aporta las capacidades necesarias para mantener la operatividad de la Bundeswehr en contextos de conflicto en Europa. Gracias a su combinación de armamento, movilidad y sistemas de protección integrados, el Puma proporciona a Alemania medios para cumplir con sus compromisos en el ámbito de la OTAN y reforzar la defensa del flanco oriental ante riesgos estratégicos identificados.