Cuatro F/A-18F de la RAAF contarán con módulos de guerra electrónica NGJ-MB tras contrato de $600 millones con Raytheon.
La integración de NGJ-MB en los F/A-18F
- Contrato adjudicado por $600 millones a Raytheon Co.
- Características tecnológicas del sistema NGJ-MB
- Impacto del NGJ-MB en un potencial conflicto con China
- Limitaciones potenciales del NGJ-MB en escenarios modernos
- Estrategia a largo plazo de la RAAF para los F/A-18
- Preparativos para capacidades hipersónicas y modernización
Contrato adjudicado por $600 millones a Raytheon Co.
Cuatro aviones de combate F/A-18F de la Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF) recibirán módulos inhibidores de banda media de última generación (NGJ-MB). Este avance fue confirmado después de que el Departamento de Defensa de Estados Unidos adjudicara un contrato de casi 600 millones de dólares a la compañía Raytheon Co., ubicada en El Segundo, California.
El contrato, anunciado el 26 de noviembre, contempla la producción y entrega de 13 módulos NGJ-MB. De este total, cuatro unidades serán asignadas a Australia, mientras que las nueve restantes serán destinadas a los aviones EA-18 Growler de la Armada de Estados Unidos.
Desarrollado por Raytheon Technologies, el NGJ-MB representa un avance significativo en la tecnología de guerra electrónica (EW) al servicio de la Marina de Estados Unidos. Este sistema está diseñado para sustituir a los módulos tácticos ALQ-99 y dotar al EA-18G Growler de capacidades avanzadas en el dominio del espectro electromagnético.
El sistema NGJ-MB funciona en la banda media del espectro electromagnético, abarcando frecuencias clave utilizadas en sistemas de comunicaciones y radares militares. Su diseño incorpora tecnologías de vanguardia como las antenas de matriz de barrido electrónico activo (AESA), que permiten una interferencia precisa y de alta potencia.
Características tecnológicas del sistema NGJ-MB
A diferencia de los sistemas tradicionales, el NGJ-MB emplea una arquitectura modular de sistema abierto, lo que asegura su capacidad de adaptarse y actualizarse frente a nuevas amenazas. Este diseño permite que siga siendo eficaz contra sistemas de radar y comunicación enemigos de última generación.
El sistema está diseñado para llevar a cabo de forma simultánea operaciones de guerra electrónica ofensivas y defensivas. Por ejemplo, puede bloquear radares hostiles y proteger activos aliados frente a intentos de interferencia por parte del enemigo.
La tecnología detrás del NGJ-MB incluye amplificadores de alta potencia basados en nitruro de galio (GaN) y procesamiento digital de señales, lo que le permite generar múltiples efectos de interferencia. Entre estos se encuentran bloqueos de banda ancha y estrecha, técnicas de engaño y ataques dirigidos contra emisores específicos.
Gracias a sus antenas AESA, el sistema puede concentrar su potencia de interferencia en objetivos específicos, minimizando el impacto sobre sistemas aliados cercanos. Esto garantiza que la operación sea más eficiente y precisa en entornos complejos.
Impacto del NGJ-MB en un potencial conflicto con China
En un contexto de posible conflicto con China, el NGJ-MB podría desempeñar un papel decisivo en la neutralización de las capacidades avanzadas del caza furtivo J-20. Este avión, equipado con sistemas de radar y aviónica de última generación, depende de enlaces seguros de comunicación y sensores sofisticados para sus operaciones.
El NGJ-MB, al interferir con frecuencias de banda media, podría degradar significativamente las capacidades operativas del J-20. Por ejemplo, el sistema podría atacar el radar AESA del caza, que opera en un rango de frecuencia similar, introduciendo señales falsas o saturándolo con ruido para limitar su capacidad de detección y rastreo.
Además, el NGJ-MB podría interrumpir los enlaces de datos del J-20, aislándolo de las redes de comando, control y otras aeronaves aliadas. Esto afectaría la capacidad del caza para operar como parte de una fuerza integrada, un componente esencial en el combate aéreo contemporáneo.
Asimismo, el NGJ-MB podría generar un escudo electrónico que enmascare las posiciones de las fuerzas aliadas o genere señales engañosas que confundan a los sensores chinos. Estas acciones contribuirían a aumentar la libertad y la capacidad de supervivencia de las plataformas estadounidenses y aliadas.
Limitaciones potenciales del NGJ-MB en escenarios modernos
Es importante destacar que la guerra electrónica es un terreno bidireccional. La efectividad del NGJ-MB para contrarrestar al caza furtivo J-20 depende de diversos factores, como la distancia del bloqueador al objetivo, la capacidad de China para desarrollar contramedidas avanzadas y las estrategias generales de guerra electrónica adoptadas en la guerra.
China ha invertido significativamente en tecnologías de radar y guerra electrónica de última generación, lo que podría dificultar la eficacia del NGJ-MB. Por ejemplo, el uso de radar adaptativo y técnicas de salto de frecuencia pueden reducir el impacto de las interferencias generadas por este sistema.
Además, la característica de baja observabilidad del J-20 podría complicar que los Growlers equipados con el NGJ-MB logren localizar y neutralizar al caza enemigo con precisión. Esto supone un desafío adicional para las operaciones de interferencia.
No obstante, el NGJ-MB sigue siendo un avance clave en el arsenal estadounidense, combinando capacidades de interferencia de alta potencia, orientación precisa y una arquitectura adaptable para mantener la superioridad en el espectro electromagnético. Este sistema representa una herramienta fundamental en la guerra electrónica frente a amenazas modernas.
Estrategia a largo plazo de la RAAF para los F/A-18
La Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF) ha definido una estrategia enfocada en mantener, modernizar y, eventualmente, reemplazar sus flotas de F/A-18. Estas aeronaves, incluidas las versiones Super Hornet (F/A-18F) y EA-18G Growler, continuarán operativas al menos hasta 2030.
Un contrato recientemente ampliado de 600 millones de dólares con Boeing Defence Australia asegura el mantenimiento y las actualizaciones continuas de estas aeronaves. Este acuerdo, basado en la base Amberley de la RAAF, respalda más de 350 empleos locales y forma parte de un esfuerzo mayor para fortalecer la industria de defensa en Australia.
Los Super Hornet y los Growlers son piezas esenciales en las capacidades de combate aéreo y guerra electrónica de Australia. La flota de Growlers, que ya ha alcanzado su capacidad operativa final, desempeña un papel crucial en las misiones de ataque electrónico de la RAAF. Ambas plataformas seguirán siendo objeto de mejoras periódicas para enfrentar las amenazas emergentes.
A largo plazo, la RAAF está planeando una transición hacia sistemas más avanzados, alineados con las tendencias globales hacia plataformas de combate de próxima generación y vehículos no tripulados.
Preparativos para capacidades hipersónicas y modernización
La integración de tecnologías como el misil de crucero de ataque hipersónico (HACM) en colaboración con Estados Unidos subraya el compromiso de Australia con la vanguardia tecnológica. Estas armas están siendo probadas en el campo de Woomera y podrían ser integradas en el Super Hornet o su sucesor hacia finales de la década de 2020.
Mientras tanto, el retiro definitivo de los F/A-18 estará relacionado con la incorporación progresiva del F-35A Lightning II, que se convertirá en la columna vertebral de la fuerza aérea de combate australiana. Sin embargo, los F/A-18 seguirán desempeñando un papel crucial en la transición, asegurando la capacidad operativa de la RAAF mientras se completan los cambios.
Con estas iniciativas, Australia está posicionándose para mantener una flota aérea moderna y adaptable, capaz de responder a los desafíos de seguridad futuros y reforzar sus alianzas estratégicas.