China y Estados Unidos avanzan en bombarderos sigilosos H-20 y B-21 Raider para misiones nucleares y convencionales con proyección de poder en el Pacífico.
Programas de bombarderos estratégicos inician en la década de 2010
China desarrolla el bombardero estratégico H-20, un aparato de diseño sigiloso con capacidad para misiones nucleares y convencionales, mientras Estados Unidos avanza en el B-21 Raider, un bombardero de ataque penetrante también dual, destinado a reemplazar modelos anteriores en su fuerza aérea. Ambos programas, anunciados en la década de 2010, responden a necesidades de proyección de poder en entornos de alta complejidad, según informes oficiales de defensa. El H-20, fabricado por la Corporación de Industria Aeronáutica de Xian, extiende el alcance de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación más allá de las cadenas de islas en el Pacífico, en tanto que el B-21, construido por Northrop Grumman, integra la tríada nuclear estadounidense con bases en Dakota del Sur, Texas y Misuri.
El programa chino inició su fase pública en septiembre de 2016, cuando el entonces comandante de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación, general Ma Xiaotian, declaró que el país investigaba un bombardero de largo alcance. Desde entonces, la Corporación de Industria Aeronáutica de China, conocida como AVIC, asumió el diseño y producción del H-20, un aparato que incorpora un esquema de ala volante para minimizar su detección por radares. Este modelo, que podría debutar en la próxima década, requiere más de diez años de desarrollo según evaluaciones del Departamento de Defensa estadounidense, y ya se han divulgado videos promocionales y planes generados por computadora que ilustran su configuración.
Por su parte, Estados Unidos adjudicó el contrato de ingeniería y manufactura del B-21 a Northrop Grumman el 27 de octubre de 2015, bajo la supervisión de la Oficina de Capacidades Rápidas del Departamento de la Fuerza Aérea y el subsecretario de Defensa para Adquisiciones y Sostenimiento. El programa superó la revisión crítica de diseño en 2018, que evaluó la madurez y estabilidad del proyecto, y completó el proceso de impacto ambiental en 2021 para seleccionar bases operativas. La base aérea de Ellsworth, en Dakota del Sur, albergará la primera unidad de entrenamiento formal y el escuadrón inicial del B-21.
Mientras que el Centro de Pruebas de la Fuerza Aérea en Edwards, California, acoge la fuerza combinada de pruebas, y el Centro de Sostenimiento en Tinker, Oklahoma, planifica el mantenimiento de depósito. El bombardero estadounidense realizó su primer vuelo en noviembre de 2023 desde la planta 42 de la Fuerza Aérea en Palmdale, California, y se presentó al público en diciembre de 2022 durante una ceremonia que incluyó un sobrevuelo de los modelos en servicio: el B-52 Stratofortress, el B-1 Lancer y el B-2 Spirit.
Características clave de desarrollo en H-20 y B-21 Raider
- Programa H-20 inicia en 2016 con diseño de ala volante por AVIC.
- B-21 adjudicado en 2015 a Northrop Grumman con revisión en 2018.
- Primer vuelo B-21 en noviembre de 2023 desde Palmdale, California.
- H-20 requiere más de diez años de desarrollo según Departamento de Defensa.
- Presentación B-21 en diciembre de 2022 con sobrevuelo de modelos previos.
Capacidades operativas del H-20 en modernización nuclear china
En contraste, el H-20 se integra en los esfuerzos de modernización nuclear de China, que busca completar su tríada con misiles balísticos intercontinentales basados en tierra, misiles lanzados desde submarinos y bombarderos aéreos, y así incrementa la supervivencia y flexibilidad de sus fuerzas. Este desarrollo se alinea con la expansión de las actividades militares chinas en el océano Pacífico, donde el H-20 amplía las opciones de ataque a distancias extendidas. El H-20 alcanza un rango superior a los 10.000 kilómetros, lo que le permite cubrir la segunda cadena de islas y llegar al Pacífico occidental, con posibilidad de extensión global mediante reabastecimiento aéreo.
Estimaciones precisan un radio de combate de 5.000 kilómetros y una capacidad para transportar entre 10 y 20 toneladas de carga útil, inferior a las 23 toneladas del B-2 estadounidense, pero suficiente para misiones estratégicas. El aparato incorpora cuatro motores turbofan no postquemadores derivados del WS-10, cada uno con unos ocho toneladas de empuje, y se arma con bombas y sistemas como los misiles de crucero de ataque terrestre CJ-10, con un alcance de 1.200 millas, almacenados en bahías internas para preservar el sigilo.
En el futuro, podría integrar misiles de crucero sigilosos GB-6A o hipersónicos de motor scramjet, y actuar como nodo de mando aéreo mediante enlaces de datos con aviones no tripulados, de alerta temprana y de reconocimiento estratégico. Sus capacidades electrónicas incluyen interferencia y destrucción de misiles entrantes mediante radar, plataformas de confrontación electrónica, microondas de alta potencia, láser e infrarrojos, junto con fusión y transmisión de datos en gran capacidad.
El H-20 amenaza objetivos estadounidenses dentro y más allá de la segunda cadena de islas, ofrece alternativas a fuerzas de misiles para operaciones en conflictos, y podría emplear hasta seis misiles de crucero KD-20 o dos misiles balísticos lanzados desde el aire, uno posiblemente nuclear. Su sigilo se equipara al del B-2, logrado mediante configuración de ala volante, y prioriza el alcance sobre velocidades supersónicas.
Avances tecnológicos y adquisición del B-21 Raider estadounidense
Por otro lado, el B-21 Raider opera en entornos de amenaza elevada y forma el núcleo de la futura fuerza de bombarderos estadounidenses junto al B-52 modernizado. Este modelo, ligeramente más pequeño que el B-2 para optimizar su alcance, incorpora materiales avanzados en recubrimientos que mejoran su baja observabilidad y dificultan su detección por sistemas de defensa antiaérea sofisticados. Integra avances de 50 años en tecnología de baja detección y nuevas formas de controlar emisiones electrónicas para confundir radares adversarios, que simulan otros objetos, además de tecnologías de propulsión innovadoras.
El bombardero despliega municiones nucleares o convencionales, tanto de alcance standoff como de ataque directo, y admite operaciones tripuladas o no tripuladas. Su arquitectura de sistemas abiertos reduce riesgos de integración y permite competencias para modernizaciones futuras, y se adapta a amenazas evolutivas. La Fuerza Aérea de Estados Unidos planea adquirir al menos 100 unidades del B-21, con un costo unitario promedio de adquisición de $692 millones en términos de 2022, que incluye el vuelo del aparato, equipo de apoyo, entrenamiento, repuestos y órdenes de cambio de ingeniería.
Seis ejemplares se encuentran en producción, y el aparato no requiere bases en teatro de operaciones, lo que minimiza el apoyo logístico necesario para poner en riesgo cualquier objetivo. Lecciones de mantenimiento del B-2 se aplicaron en su diseño, y nuevas hangares se construyen para acomodar su tamaño y complejidad. El B-21 se probó mediante un gemelo digital, réplica virtual que evaluó su rendimiento antes del primer vuelo, y entrará en servicio operativo a mediados de la década de 2020.
El B-21, descrito como de observabilidad increíblemente baja, se oye, pero no se ve fácilmente, y su desarrollo rápido, de siete años desde el contrato hasta el debut. Los socios de Northrop Grumman en el B-21 incluyen Pratt & Whitney para propulsión, Janicki Industries, Collins Aerospace, GKN Aerospace, BAE Systems y Spirit Aerosystems, lo que asegura una cadena de suministro robusta.
Implicaciones estratégicas globales de H-20 y B-21 Raider
Ambos bombarderos responden a dinámicas estratégicas globales. El H-20 fortalece la disuasión nuclear china, que según informes del Pentágono alcanzará 1.500 armas nucleares para 2035, y amplía opciones para operaciones de intervención en distancias extendidas, y amenaza bases estadounidenses en Guam y Hawái con misiles lanzados desde el aire. Este modelo completa la tríada nuclear de Pekín, diversifica sus planificadores militares y potencia la credibilidad de su arsenal.
En paralelo, el B-21 moderniza la tríada estadounidense, que incluye misiles balísticos lanzados desde silos y submarinos, frente a avances chinos en hipersónicos, guerra cibernética y capacidades espaciales, calificados como el desafío más sistémico a la seguridad nacional de Washington y al orden internacional abierto. El secretario de Defensa Lloyd Austin destacó durante la presentación del B-21 su rol en defender la república ante amenazas complicadas de China y Rusia.
En el caso chino, el H-20 se alinea con otros desarrollos como el caza J-20 y el transporte Y-20, y optimiza la estructura de fuerzas de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación. Entrenamientos con el H-20 probablemente resaltan formaciones de combate sobre agua, lejos de costas chinas, aunque no se detalla si involucran aproximaciones a bases estadounidenses con reabastecimiento aéreo.
El B-21, por su parte, integra una familia mayor de sistemas para ataques de largo alcance convencionales, que abarcan inteligencia, vigilancia, reconocimiento, ataque electrónico y comunicaciones. En el caso chino, el H-20 se alinea con otros desarrollos como el caza J-20 y el transporte Y-20, y optimiza la estructura de fuerzas de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación.