Blue Water Autonomy, una startup con sede en Boston especializada en tecnología y construcción naval, ha asegurado $50 millones en una ronda de financiación Serie A liderada por GV, con la participación de sus inversores existentes Eclipse, Riot e Impatient Ventures.
Anunciada el 26 de agosto de 2025, esta inyección de capital eleva el total recaudado por la compañía a $64 millones, tras una ronda semilla de 14 millones en abril del mismo año. Los fondos impulsarán el desarrollo de buques autónomos no tripulados para fortalecer las capacidades marítimas de Estados Unidos, con el objetivo de construir y desplegar el primer buque de largo alcance y tamaño completo en 2026.
Esta ronda incorpora a Dave Munichiello, socio director de GV, al consejo directivo de la empresa. Los recursos se destinan principalmente a adquirir materiales de proveedores especializados y avanzar en la producción de plataformas marítimas autónomas capaces de operar en mar abierto durante meses. Desde que salió del modo sigiloso hace cuatro meses, Blue Water Autonomy ha cuadruplicado su plantilla y ha respondido a las necesidades urgentes de la Marina de Estados Unidos en seguridad marítima y logística.
La compañía ya completó pruebas de ingeniería en agua dulce, inició ensayos en agua salada y desarrolló diseños conceptuales de buques junto con sistemas integrados de autonomía que combinan hardware, software e inteligencia artificial. Estas plataformas, diseñadas para producción en masa y adaptables a diversas cargas útiles, complementarán los activos navales tradicionales y se centrarán en una única clase para priorizar calidad, velocidad de lanzamiento y fiabilidad.
Fundada en 2024 por Rylan Hamilton como director ejecutivo, Scott Miller como director técnico y Austin Gray como director de estrategia, la empresa aprovecha la vasta experiencia de sus líderes en defensa, robótica y operaciones marítimas. Hamilton, exoficial de ingeniería y guerra de superficie en la Marina de Estados Unidos y egresado de la Escuela de Negocios de Harvard, lideró el despliegue de miles de robots industriales en Amazon Robotics.
Anteriormente, fundó 6 River Systems, donde comercializó robots móviles autónomos para logística, recaudó $45 millones y vendió la compañía a Shopify por 450 millones en 2019. Miller, con una maestría en ingeniería oceánica del MIT, diseñó robots biomiméticos y vehículos submarinos operados remotamente en Deep Sea Systems, contribuyó al lanzamiento de productos como Roomba en iRobot —con más de cuatro millones de unidades vendidas— y fundó Dragon Innovation, adquirida por Avnet.
Su experiencia marítima incluye cruzar el Atlántico en un velero y servir como primer oficial en travesías oceánicas. Gray, exoficial de inteligencia naval, modernizó tecnologías clasificadas en el Pentágono, lideró equipos de vigilancia en grupos de portaaviones y apoyó operaciones de combate. Con maestrías del MIT y Harvard, impulsó el ecosistema de tecnología de defensa en Boston y, tras sus estudios, se voluntarió en una fábrica de drones en Ucrania para optimizar cadenas de suministro basadas en retroalimentación de campo.
El equipo se fortalece con expertos como Tim, quien aporta más de 20 años en General Dynamics y astilleros como NASSCO y Bath Iron Works. Egresado de la Academia de la Marina Mercante de Estados Unidos y con posgrado del MIT, Tim contribuyó a programas clave como los buques de carga seca clase Lewis & Clark, destructores clase Arleigh Burke y petroleros clase John Lewis. Como asesor, el vicealmirante retirado Roy Kitchener, quien comandó fuerzas de superficie en el Atlántico y Pacífico, guía la estrategia. La compañía ya firmó contratos de investigación y desarrollo con la Marina de Estados Unidos, su primer cliente.
Estos buques autónomos, con una longitud equivalente a la mitad de un campo de fútbol y un peso similar a 40-50 autobuses escolares, aplican inteligencia artificial para tareas como la caza de minas, lo que reduce falsos positivos de 800 a solo 50 objetos sospechosos. Al adaptar tecnología comercial, Blue Water Autonomy acelera el desarrollo con plazos de meses en lugar de años, al crear protocolos operativos específicos para plataformas no tripuladas.
Como explica Hamilton, la Marina enfrenta requisitos heredados de un siglo de diseños tripulados, con equipos obsoletos de hace más de 40 años, lo que complica la adopción de innovaciones. En contraste, un buque no tripulado económico puede asumir riesgos sin pérdidas humanas, lo que transforma la respuesta a amenazas asimétricas. Kitchener resalta cómo la IA resuelve desafíos como la detección de minas en entornos complejos, donde sonar tradicional genera falsos positivos por objetos naturales o desechos.
En un contexto geopolítico tenso, donde China supera en más de 200 veces la capacidad de construcción naval de Estados Unidos, la Marina planea integrar buques no tripulados en grupos de ataque para 2027, respaldada por $2.100 millones en financiamiento congresional para plataformas de tamaño mediano.
Los inversores en tecnología de defensa inyectaron casi $100.000 millones entre 2021 y 2023, un 40% más que en los siete años previos, con énfasis en capacidades oceánicas en el Pacífico, según Munichiello. Blue Water Autonomy compite con rivales como Saronic, pero aprende de experiencias en Ucrania y operaciones navales para modernizar la industria marítima.
