El programa F/A-XX busca reemplazar al F/A-18E/F Super Hornet, con Boeing y Northrop Grumman como finalistas. Lockheed Martin quedó fuera, dejando la decisión en manos de la Armada.
El futuro del F/A-XX se disputa entre dos gigantes aeroespaciales
La Armada de Estados Unidos avanza con su programa F/A-XX, un caza de sexta generación que sustituirá a los F/A-18E/F Super Hornet y EA-18G Growler. En la fase actual, solo Boeing y Northrop Grumman siguen en la contienda, mientras que Lockheed Martin, conocida por sus cazas furtivos como el F-22 y el F-35, quedó fuera inesperadamente.
El F/A-XX busca mejorar la capacidad de la aviación naval con un diseño furtivo y de largo alcance, optimizado para operaciones desde portaaviones. A diferencia del NGAD de la Fuerza Aérea, que se enfoca en superioridad aérea, este caza prioriza resistencia, carga útil y guerra electrónica, adaptándose a los desafíos estratégicos en regiones como el Indo-Pacífico.
El desarrollo del F/A-XX sigue en una etapa conceptual y se distingue del NGAD por su menor costo y requisitos tecnológicos específicos. Este enfoque pudo haber influido en la exclusión de Lockheed Martin, según informes extraoficiales.
Boeing apuesta fuerte con su experiencia en aviones embarcados
Para asegurar el contrato del F/A-XX, Boeing invirtió 1,800 millones de dólares en una nueva planta de producción en St. Louis. Este complejo, heredado de McDonnell-Douglas, está diseñado para fabricar cazas de próxima generación y refuerza su compromiso con el programa.

El legado de Boeing en la aviación naval es sólido. Su F/A-18E/F Super Hornet sigue siendo el pilar de la Armada, lo que le da ventaja en diseño de aeronaves embarcadas. Sin embargo, su menor experiencia en tecnología furtiva es una desventaja frente a Northrop Grumman, cuya especialidad en sigilo es ampliamente reconocida.
Se especula que la propuesta de Boeing para el F/A-XX podría basarse en una evolución del F/A-18, incorporando mejoras en sigilo y propulsión, en lugar de un diseño completamente nuevo.
Factores clave en la competencia por el F/A-XX
- Experiencia en aviación naval: Boeing domina este ámbito con el F/A-18, mientras que Northrop Grumman no ha producido un caza embarcado desde el retiro del F-14 Tomcat en 2006.
- Sigilo y alcance: Northrop Grumman lidera en tecnologías furtivas con el B-2 Spirit y el B-21 Raider, lo que podría darle ventaja en este aspecto clave.
- Costo y plazos de desarrollo: La Armada busca evitar costos excesivos como los del NGAD, favoreciendo soluciones más prácticas y derivadas de diseños existentes.
- Infraestructura y recursos: Boeing tiene una planta de producción lista, mientras que Northrop Grumman podría aprovechar su experiencia en el B-21 para desarrollar un caza naval sigiloso.
Northrop Grumman podría revolucionar el diseño del F/A-XX
El enfoque de Northrop Grumman es diferente al de Boeing. Aunque su último caza embarcado, el F-14 Tomcat, fue retirado hace casi dos décadas, la empresa lidera en tecnología furtiva con aeronaves como el B-2 Spirit y el B-21 Raider.
Existen rumores sobre la posibilidad de que Northrop Grumman adapte el diseño del B-21 Raider para el F/A-XX, creando una versión compacta con capacidades de sigilo y gran autonomía. Este enfoque recuerda al cancelado A-12 Avenger II, un proyecto de bombardero furtivo embarcado de los años 90.
Si bien su dominio en tecnología furtiva es indiscutible, Northrop Grumman enfrenta incertidumbre por su falta de experiencia reciente en cazas navales. La adaptación de un diseño de bombardero sigiloso a un caza portaaviones representa un desafío significativo.
Lockheed Martin quedó fuera: razones detrás de la decisión
A pesar de su liderazgo en tecnología furtiva con el F-22 y el F-35, Lockheed Martin no fue seleccionada para el F/A-XX. Informes sugieren que la Armada descartó su propuesta por diferencias en costos o requisitos técnicos.

El contralmirante Michael Donnelly, en noviembre de 2024, señaló que los programas NGAD y F/A-XX han tomado caminos distintos. Mientras que el NGAD empleará motores de ciclo adaptativo, la Armada busca una opción más económica basada en tecnologías existentes.
El costo del NGAD, estimado en 300 millones de dólares por unidad, también pudo influir en la decisión. Lockheed Martin, con su énfasis en sigilo extremo y sistemas avanzados, podría haber presentado una propuesta incompatible con el presupuesto y las necesidades de la Armada.
La decisión final sigue pendiente en 2025
Hasta marzo de 2025, la Armada aún no ha anunciado el ganador del F/A-XX. La decisión se ha retrasado mientras se espera la confirmación de un nuevo secretario de la Armada.
Algunos analistas consideran que Northrop Grumman podría integrar su diseño con el B-21 Raider, mientras que otros creen que Boeing aprovechará su experiencia en portaaviones para asegurar el contrato.
La competencia enfrenta dos visiones opuestas: Boeing ofrece continuidad y menor riesgo con un enfoque evolutivo, mientras que Northrop Grumman podría presentar una solución más innovadora pero con mayores desafíos de desarrollo. La elección final definirá el futuro de la aviación naval de Estados Unidos hasta 2050.