Los buques de guerra de la Flota del Norte rusa empezaron a navegar con armas nucleares tácticas a bordo por primera vez en 30 años, según un informe publicado el 13 de febrero por el Servicio de Inteligencia noruego.
El documento afirma que durante la era soviética, los buques de guerra de la Flota del Norte desplegaban frecuentemente armas nucleares tácticas en el mar, pero no se ha informado de incidentes de este tipo desde el final de la Guerra Fría.
Al parecer, la importancia de las armas nucleares para Rusia ha aumentado drásticamente desde el inicio de la operación especial de Moscú en Ucrania, añade el informe de inteligencia.
En su evaluación, la inteligencia noruega señaló que los submarinos y buques de superficie de la Flota del Norte están equipados con “una parte central de la capacidad nuclear”.
Además, la evaluación añadió que las armas nucleares tácticas representan una grave amenaza en varios escenarios operativos en los que los países de la OTAN pueden estar involucrados.
En 2022, un informe presentado al Congreso de EE.UU. sobre la doctrina nuclear y la modernización armamentística de Rusia confirmó el desarrollo de varios sistemas vectores nuevos de corto alcance capaces de portar cabezas nucleares tácticas.
El documento afirma que nunca se ha confirmado el despliegue en el mar de sistemas de misiles de crucero con capacidad nuclear como el Kalibr, el Zirkon y otras armas navales con cabezas nucleares.
Vladimir Putin declaró en diciembre que el arsenal nuclear de Rusia servía como elemento disuasorio para la defensa de la nación. Subrayó que Moscú es consciente de la responsabilidad de tener armas nucleares y no las “agitará”.
El propio Kremlin se ha abstenido en su retórica del reciente ruido de sables nuclear. En cambio, deja que figuras molestas como el ex presidente Dmitri Medvédev y el propagandista ruso Vladimir Soloviov aboguen por el uso de armas nucleares contra la OTAN.
Conclusiones de la Inteligencia noruega
Mientras tanto, el informe del Servicio de Inteligencia noruego también señalaba que los bombarderos estratégicos rusos fueron reubicados de la base aérea Engels de Saratov después de que los drones ucranianos los apuntaran.
Recientes fotografías de satélite muestran lo que parecen ser bombarderos Tu-95 y Tu-160 en cola en la plataforma de la base aérea de Olenegorsk, al sur de Murmansk.
Además, los submarinos lanzamisiles balísticos, cruciales para la disuasión rusa, tienen su importante base europea en Gadzhiyevo, a apenas 100 kilómetros al este de la frontera con Noruega, miembro de la OTAN.
Según el jefe de inteligencia Stensønes, el conflicto con Ucrania no amenaza facetas importantes del potencial de poder militar de Rusia.
Esto se aplica a las tropas estratégicas estacionadas en Kola, donde la capacidad de defensa aérea de largo alcance, guerra electrónica, submarinos y buques de guerra no ha cambiado en su mayor parte.
Stensønes añadió que las armas nucleares tendrían temporalmente prioridad sobre la disuasión convencional en la defensa regional de Rusia.
Control de armamento nuclear entre Estados Unidos y Rusia
El Departamento de Estado publicó el 31 de enero su Informe anual al Congreso sobre la aplicación del Nuevo Tratado START.
La conclusión más destacada del informe fue que, dados los datos disponibles a 31 de diciembre de 2022, Estados Unidos no podía garantizar que la Federación Rusa cumpliera los requisitos del Nuevo Tratado START.
Este descubrimiento era de esperar. En agosto de 2022, Rusia invocó una disposición del tratado raramente utilizada para “eximir temporalmente” a todas sus instalaciones de la inspección en respuesta a una notificación estadounidense del tratado en la que se declaraba la intención de llevar a cabo un examen.
Rusia trató de defender su conducta en aquel momento señalando el trabajo “incompleto” sobre los protocolos de inspección de Covid-19 y las supuestas “ventajas unilaterales” provocadas por las sanciones estadounidenses. Sin embargo, la evaluación del Departamento de Estado determina que esto es “falso”.
Según el informe, el principal motivo de la suspensión de las inspecciones fue el resentimiento ruso por las sanciones impuestas por EE.UU. y otros países a Moscú en respuesta a su invasión a gran escala de Ucrania.
Tanto Estados Unidos como Rusia han planificado cuidadosamente sus iniciativas de modernización nuclear bajo la presunción de que ninguna de las dos naciones superará los umbrales de fuerza establecidos por el Nuevo START.
Sin un acuerdo más allá de 2026, esa presunción se desvanece instantáneamente; ambas partes probablemente volverían a caer en la desconfianza mutua en medio de menos puntos de datos fiables, y su conversación estaría impulsada por los peores escenarios sobre cómo los arsenales de ambos países podrían expandirse en el futuro.
Por lo tanto, mientras persistan estas preocupaciones sobre el cumplimiento, no cabe duda de que las negociaciones de EE.UU. y Rusia sobre un pacto de continuación, necesarias para prorrogar el régimen bilateral de limitación de armas estratégicas más allá de la expiración del Nuevo START en febrero de 2026, se verán considerablemente obstaculizadas a largo plazo.