Durante décadas, Estados Unidos disfrutó de una supremacía aérea sin paralelo gracias al F-22 Raptor, un caza de quinta generación excepcionalmente avanzado. No obstante, esta dominancia está siendo desafiada por los esfuerzos significativos de China y Rusia.
Tanto Beijing como Moscú han puesto en servicio sus propios cazas de quinta generación, el Chengdu J-20 y el Sukhoi Su-57, respectivamente. Además, están acelerando sus desarrollos hacia la tecnología de sexta generación, como es evidente en el programa NGAD de China, que busca igualar o incluso superar las capacidades de las aeronaves estadounidenses mediante tecnologías de sigilo mejorado, elevada maniobrabilidad y sistemas avanzados de evasión de radares.
En respuesta a estas crecientes capacidades, Estados Unidos está avanzando con su propio programa NGAD, el cual no solo incluye cazas tripulados de última generación, sino también una flota integrada por cerca de mil drones autónomos que actuarán en colaboración con pilotos humanos. Este desarrollo tiene como fin aumentar la efectividad del combate y disminuir la carga operativa de los pilotos en escenarios de conflicto.
Además, la competencia en el ámbito de los bombarderos estratégicos también está aumentando. El B-21 Raider, desarrollado por Estados Unidos, y el bombardero H-20 de China son ejemplos claros de aeronaves diseñadas para proyectar poder a grandes distancias, mucho más allá de sus fronteras nacionales.
Ampliación de las capacidades estratégicas y respuesta internacional
Tras años de mantener una ventaja aérea indiscutible, la situación ha cambiado con la aparición de las tecnologías de quinta generación de China y Rusia. El Chengdu J-20 y el Sukhoi Su-57 son claros indicativos de la voluntad de estos países de cerrar la brecha tecnológica en términos de capacidad aérea.
Ambos países están empeñados en una carrera para avanzar sus desarrollos hacia la producción en serie de cazas de sexta generación. Mientras Estados Unidos avanza con su programa de Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD), la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China está desarrollando un prototipo que podría alterar el equilibrio de poder aéreo.
Futuro aéreo en la era de la hipertecnología y la innovación
El impacto de estas nuevas tecnologías fue evidente cuando, en 2022, China presentó su concepto de caza de próxima generación en una feria aeroespacial en Guangdong. Este avión, destacable por su diseño sin cola, se había anticipado en documentos de planificación estratégica y se espera que posea capacidades superiores en términos de sigilo y maniobrabilidad.
Este enfoque en la configuración sin cola, que se asemeja al enfoque de la NGAD de EE. UU., ha sido comentado por altos mandos militares americanos, incluido el general Mark D. Kelly, quien reconoce que China podría estar modelando su visión del poder aéreo de sexta generación de manera similar a Estados Unidos.
Avances en tecnología y estrategia de combate aéreo
Lockheed Martin desveló el año pasado conceptos visuales del programa NGAD para la Fuerza Aérea de EE. UU., mostrando diseños innovadores, como un fuselaje aerodinámico y sin cola, en proceso de reabastecimiento de un avanzado avión cisterna LMXT.
Esta generación de cazas está enfocada en maximizar el sigilo, la propulsión mejorada y la incorporación de sistemas de armamento de vanguardia. Sin embargo, la información liberada sobre este proyecto es escasa, dado que los detalles y especificaciones técnicas permanecen bajo estricta clasificación.
Además, se ha anunciado que la Fuerza Aérea planea integrar cerca de 1,000 aviones de combate colectivo (CCA), que actuarán como drones leales a sus cazas de sexta generación.
Estos sistemas autónomos avanzados tendrán la capacidad de realizar funciones de guerra electrónica o servir como cápsulas de puntería, facilitando significativamente las operaciones en combate y reduciendo la carga cognitiva que enfrentan los pilotos, según informa Sandboxx News.
Competencia global por la supremacía en bombarderos estratégicos
En la carrera por lanzar la primera plataforma de combate de sexta generación, China y Estados Unidos no solo están desarrollando cazas avanzados, sino que también están perfeccionando sus flotas de bombarderos.
Mientras la Fuerza Aérea de EE. UU. progresa en el desarrollo del bombardero furtivo B-21 Raider, la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) avanza con su propio proyecto, el bombardero H-20.
Según informes de medios estatales chinos, este próximo bombardero podría extender significativamente el alcance operativo de China más allá de la conocida Primera Cadena de Islas, lo cual representa una amenaza potencial para naciones como Japón, Filipinas, y hasta el territorio estadounidense de Guam.
No obstante, es prudente considerar con escepticismo las afirmaciones sobre las capacidades extendidas de estos programas armamentísticos, dado que a menudo pueden ser exageradas por fuentes oficiales.