El 27 de agosto, dos cazas Mitsubishi F-2 de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón (JASDF) realizaron una breve escala en la base aérea de Paya Lebar, en Singapur, durante su trayecto hacia la India. Su objetivo era formar parte del ejercicio multilateral Tarang Shakti, organizado por la Fuerza Aérea de la India.
Este ejercicio, denominado Tarang Shakti, tiene varias fases y está diseñado para mejorar la interoperabilidad entre las fuerzas aéreas de los países participantes. La primera fase se llevó a cabo en la base aérea de Sulur, en Tamil Nadu, entre el 6 y el 16 de agosto, con la participación de Francia, Alemania, España y el Reino Unido.
La segunda fase del ejercicio se realizará en la base aérea de Jodhpur, ubicada en Rajastán, desde el 29 de agosto hasta el 14 de septiembre. En esta etapa participarán fuerzas de Australia, Bangladesh, Grecia, Japón, Singapur, los Emiratos Árabes Unidos y los Estados Unidos.
El Mitsubishi F-2 es un caza polivalente desarrollado a partir del General Dynamics F-16 Fighting Falcon. Fue fabricado conjuntamente por Mitsubishi Heavy Industries y Lockheed Martin para la JASDF, con una división de producción de 60% a cargo de Japón y 40% a cargo de Estados Unidos. Este avión se basa en el diseño del F-16 Agile Falcon, un proyecto fallido de General Dynamics que buscaba ofrecer una opción de menor costo en la competencia del Advanced Tactical Fighter (ATF).
La producción del F-2 comenzó en 1996, y el primer avión entró en servicio en el año 2000. Este caza es conocido como “Viper Zero”, un apodo que hace referencia tanto al sobrenombre no oficial del F-16, “Viper”, como al famoso caza japonés de la Segunda Guerra Mundial, el Mitsubishi A6M Zero.
La postura militar de Japón está estrictamente regulada por su Constitución, que establece que “el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio para resolver disputas internacionales”. Este principio ha guiado históricamente las políticas defensivas de Japón, centrándose en una postura puramente defensiva.
La Constitución japonesa añade que, “para alcanzar el objetivo del párrafo anterior, no se mantendrán fuerzas terrestres, marítimas ni aéreas, así como otro potencial bélico. No se reconocerá el derecho de beligerancia del Estado”. En este contexto, Japón cuenta con una Fuerza Aérea de Autodefensa, enfocada en la defensa más que en la ofensiva, y sus capacidades ofensivas suelen describirse de manera menos agresiva, como el uso de “lanchas antiaterrizaje” en lugar de misiles antibuque.
Sin embargo, tras el fin de la Guerra Fría, Japón ha modificado gradualmente sus políticas de defensa en respuesta a la creciente influencia de China en la región. Esto ha llevado a una postura más activa y a una mayor colaboración con fuerzas aliadas. Como parte de esta estrategia, los aviones japoneses han participado en varios ejercicios internacionales, incluido el ejercicio Red Flag, liderado por Estados Unidos.