El 12 de mayo, el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa anunció el derribo de dos aviones ucranianos en un incidente que ha aumentado las tensiones en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
El bombardero táctico Su-24 y el MiG-29 que lo escoltaba fueron derribados por cazas rusos durante una misión. Estos acontecimientos marcan un nuevo capítulo en el enfrentamiento bélico entre ambos países.
Derribo del Su-24 y el MiG-29
En la operación de eliminación de los aviones ucranianos, se utilizaron cazas rusos, aunque el Ministerio de Defensa no especificó el tipo exacto. Según informes de medios rusos, participaron un par de Su-30 y Su-35. Rusia sostiene que el Su-24 derribado fue el responsable de disparar un misil Storm Shadow que alcanzó importantes instalaciones en la ciudad de Luhansk, como la planta de productos poliméricos Polypak y la planta de procesamiento de carne Milam.
El misil Storm Shadow, suministrado por Gran Bretaña, ha sido objeto de controversia, ya que su uso confirma que Ucrania ha logrado integrar con éxito este misil en sus bombarderos tácticos soviéticos. Aunque no está claro si el piloto del Su-24 programó el misil en el momento del lanzamiento o si la programación se realizó en tierra, estos eventos revelan el alcance del conflicto armado entre ambos países.
Represalias de Ucrania
En respuesta al derribo de sus aviones, Ucrania no tardó en tomar represalias. El 13 de mayo, las fuerzas ucranianas derribaron cuatro aviones rusos, incluyendo dos helicópteros Mi-8, un cazabombardero Su-34 y un caza Su-35.
Aunque Rusia niega el derribo del Su-34, afirma que un fallo técnico hizo que el avión cayera y estallara en llamas. La situación del piloto aún es desconocida.
Las acciones de Rusia y Ucrania demuestran la gravedad del conflicto. Mientras Rusia envía fuerzas especiales para buscar a un supuesto grupo de sabotaje ucraniano, las fuerzas ucranianas demuestran su capacidad de respuesta. La escalada bélica se intensifica y la incertidumbre prevalece en la región.
Una invasión sin reconocimiento
La invasión de Ucrania por parte de Rusia, iniciada el 24 de febrero de 2022, ha sido catalogada por Rusia como una “operación militar especial” en lugar de una guerra.
Sin embargo, la comunidad internacional considera esta acción como una invasión y una guerra sin una resolución de la ONU. La situación sigue tensa y las consecuencias para ambas naciones aún están por determinarse.