Un MV-22 Osprey del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos participó en ejercicios de guerra antisubmarina en la región del Indo-Pacífico. El 8 de agosto de 2025, un MV-22 colaboró con dos helicópteros MH-60R Sea Hawk de la Armada estadounidense para desplegar sonoboyas destinadas a detectar señales acústicas submarinas provenientes de buques y submarinos.
El Osprey, asignado al Escuadrón de Tiltrotores Medianos (VMM) 265 (Reforzado), integrado en la 31.ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina (MEU), operó desde el buque de asalto anfibio USS America (LHA 6). Según el servicio, esta misión marcó la primera ocasión en que un MV-22B desplegado con la 31.ª MEU asumió un rol de guerra antisubmarina en el teatro del Indo-Pacífico.
El Cuerpo de Infantería de Marina ha perfeccionado el uso del tiltrotor para esta misión. Durante el ejercicio Atlantic Alliance 2025, realizado el mes pasado, los MV-22B del VMM-162 transportaron sonoboyas de tamaño A, aprovechando la velocidad, el alcance y la capacidad de carga del Osprey para complementar las aeronaves tradicionales de guerra antisubmarina, como el P-8A Poseidon y el MH-60R Seahawk.
Como se mencionó, el VMM-265 apoyó una misión operativa de guerra antisubmarina el 8 de agosto de 2025, en la que un MV-22B Osprey, junto con dos helicópteros MH-60R Sea Hawk de la Armada, desplegó sonoboyas. No está claro si este ejercicio formó parte de las maniobras conjuntas del USS America junto al Grupo de Ataque del Portaaviones George Washington, el Grupo de Ataque del HMS Prince of Wales del Reino Unido y el Grupo de Tareas Kaga de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón, celebradas entre el 4 y el 12 de agosto, las cuales también incluyeron operaciones antisubmarinas.
“Durante los últimos cinco años, el Cuerpo de Infantería de Marina se ha preparado para combatir en el Pacífico, donde la amenaza submarina resulta ineludible. El MV-22B complementa de manera tan efectiva las capacidades de la Armada que sorprende que no se haya considerado antes”, afirmó el coronel Niedziocha, comandante de la 31.ª MEU. “Hemos demostrado la utilidad de los buques anfibios y las fuerzas litorales.
El servicio destacó que la incorporación del MV-22B en operaciones antisubmarinas amplía la capacidad de la MEU para detectar, rastrear y disuadir a posibles adversarios en el ámbito marítimo. Esta nueva capacidad aprovecha el alcance, la velocidad y la carga útil del MV-22B mediante el uso de sensores avanzados y la integración con las capacidades de la Armada, lo que permite una respuesta rápida y una vigilancia sostenida Las operaciones antisubmarinas en el Pacífico han adquirido una relevancia crucial ante la expansión de la flota de submarinos de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China, tanto en cantidad como en capacidad. El Indo-Pacífico enfrenta ahora una amenaza submarina cada vez más sofisticada, con China operando submarinos nucleares avanzados y submarinos diésel-eléctricos con propulsión independiente del aire, capaces de realizar patrullas prolongadas y operaciones sigilosas.
Estos buques constituyen un pilar fundamental de la estrategia de denegación de acceso y área (A2/AD) de Pekín, destinada a restringir la libertad de movimiento naval de Estados Unidos y sus aliados. La integración de plataformas como el MV-22B Osprey en roles antisubmarinos introduce capacidades distribuidas de respuesta rápida, amplía la cobertura de sensores, permite reaccionar con celeridad ante detecciones de submarinos y garantiza una vigilancia persistente.
El ejercicio reciente en el Pacífico se suma a la participación del Osprey en el rol antisubmarino durante el Atlantic Alliance 2025, el principal ejercicio de integración naval de la Armada estadounidense en la costa este, llevado a cabo entre el 28 de junio y el 11 de julio. Los infantes de marina indicaron que este ejercicio se basó en experimentaciones realizadas durante el Fleet Battle Problem 2024 y apoyó al Comandante de Guerra Submarina del Teatro (TUSWC) y al Comandante del Grupo de Submarinos Dos (COMSUBGRU2).
El COMSUBGRU2 señaló que este nuevo rol del Osprey representa un esfuerzo deliberado para establecer una doctrina, perfeccionar tácticas y procedimientos, y alinear las capacidades del Cuerpo de Infantería de Marina con las operaciones antisubmarinas en un entorno disputado. Los infantes de marina trabajan para expandir su papel en la guerra antisubmarina mediante el desarrollo de capacidades en mando y control expedicionario, detección distribuida y empleo de sensores.
“Ya no se trata de si el Cuerpo de Infantería de Marina puede contribuir a la guerra antisubmarina, sino de cómo lo hace y cómo integramos esa capacidad en la estrategia de la flota”, afirmó el capitán de la Armada Bill Howey, director de operaciones marítimas del COMSUBGRU2.
Durante los ejercicios, los MV-22B del VMM-162 desplegaron sonoboyas de tamaño A para apoyar las capacidades submarinas en el Atlántico, aprovechando la velocidad, el alcance y la capacidad de carga del Osprey para complementar las aeronaves tradicionales de guerra antisubmarina, como el P-8A Poseidon y el MH-60R Seahawk.
“Las capacidades únicas del Osprey como aeronave de rotores basculantes le permiten destacar en el marco de operaciones de aviación distribuida y operaciones avanzadas en bases expedicionarias”, explicó el mayor Sean T. Penczak, oficial ejecutivo del VMM-162. “Su capacidad para cubrir grandes distancias con una carga útil comparable a la del P-8, mientras maximiza el tiempo en estación para tareas críticas, lo ha convertido en una herramienta altamente eficaz en el ámbito de la guerra antisubmarina.
Tradicionalmente, la guerra antisubmarina ha sido una misión asignada a la Armada, que emplea aeronaves y sistemas especializados en sus buques. Sin embargo, el impulso hacia operaciones conjuntas ha transformado este panorama, con los MV-22 entrenándose en operaciones antisubmarinas y nuevas capacidades antisuperficie en el ámbito marítimo, incluso para la Fuerza Aérea.
“El equipo de la Armada y el Cuerpo de Infantería de Marina ya no divide la lucha entre la superficie y el fondo marino”, afirmó el capitán Howey. “El dominio submarino es un desafío naval que se aborda con una solución naval”.
“Hace unos años, la idea de que los infantes de marina realizaran misiones antisubmarinas habría generado escepticismo”, comentó el coronel James C. Derrick, comandante del Grupo Aéreo de Infantería de Marina (MAG) 26. “Hoy lo hacemos como parte del plan, utilizando las capacidades únicas del Osprey para facilitar la maniobra naval”.