El desarrollo del MiG-15, propulsado por tecnología británica de motores Nene, marcó un hito crucial en la evolución de los cazas de la Unión Soviética durante el periodo de la Guerra Fría.
Partiendo de una posición de desventaja en la tecnología de propulsión a reacción, la URSS canalizó los frutos de la investigación alemana capturada y la inesperada adquisición de motores Nene del Reino Unido hacia la creación del MiG-15.
Este caza destacó por su velocidad, capacidad de ascenso y agilidad, superando a sus homólogos occidentales. Su eficaz despliegue en el conflicto coreano puso de manifiesto su potencial contra las unidades aéreas de la ONU, especialmente contra los bombarderos estadounidenses B-29, desafiando así la hegemonía aérea de Estados Unidos hasta ese momento.
A pesar de las disputas sobre las estadísticas de derribos, la influencia del MiG-15 en el teatro de operaciones fue indiscutible, estimulando el desarrollo de aviones sucesores y cambiando las tácticas de guerra aérea estadounidenses.
El impacto del MiG-15 en la Guerra Fría y más allá
Con el final de la Segunda Guerra Mundial, quedó claro que el dominio de los aviones de pistón y hélice estaba llegando a su fin, dando paso a la era de los aviones a reacción, mucho más rápidos.
Alemania y el Reino Unido ya habían desplegado aviones a reacción en el campo de batalla, y tanto Estados Unidos como Japón iban camino de hacerlo al final de la guerra. En este contexto, la Unión Soviética parecía quedarse rezagada. Sin embargo, la captura de científicos, centros de investigación y tecnologías avanzadas alemanas, incluidos los turborreactores Jumo 004 y BMW 003, por parte del Ejército Rojo al final de la guerra proporcionó a la URSS los medios para cerrar la brecha tecnológica.
En 1945, los fabricantes Mikoyan-i-Gurevich y Yakovlev recibieron el encargo de desarrollar los primeros cazas soviéticos utilizando estas tecnologías alemanas, lo que culminó con la creación del Yak-15 y el MiG-9. A pesar de ello, los turborreactores alemanes demostraron tener una durabilidad limitada y no cumplían los requisitos de empuje necesarios.
Ante esta situación, los ingenieros soviéticos propusieron la adquisición de turborreactores británicos Rolls-Royce Nene, capaces de generar 5.000 libras de empuje. Stalin, inicialmente escéptico, se preguntó quién estaría dispuesto a compartir tales secretos tecnológicos. Sin embargo, la visita del diseñador soviético Viktor Klimov al Reino Unido en 1946 cambió el curso de los acontecimientos.
El gobierno laborista británico, enfrentado a las dificultades económicas de la posguerra y subestimando las tensiones emergentes de la Guerra Fría, accedió a vender los motores Nene a la URSS entre 1946 y 1947, con la condición de que no fueran de uso militar. Esta transferencia de tecnología fue crucial para el salto cualitativo que supuso el MiG-15 en la aviación militar soviética.
La supremacía del MiG-15: Un punto de inflexión en la aviación de combate
Rápidamente, los ingenieros soviéticos realizaron ingeniería inversa del motor Nene para producirlo localmente como RD-45, seguido del desarrollo del más avanzado VK-1, que ofrecía 6.000 libras de empuje.
Paradójicamente, el Reino Unido apenas utilizó el Nene, mientras que en Estados Unidos, la Marina adoptó una versión bajo licencia denominada J42 para sus reactores F9F Panther. Mikoyan-i-Gurevich perfeccionó un diseño de caza que incorporaba un turborreactor VK-1 en el morro y alas barridas en un ángulo de 35 grados.
Este diseño de alas barridas, que ya se había implementado en el Me 262, mejoraba el rendimiento al acercarse a la barrera del sonido (unas 600-750 mph) retrasando la aparición de ondas de choque. El resultado fue el MiG-15 bis, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 678 millas por hora, superando al Meteor F8 británico y al F-80 Shooting Star estadounidense por un margen de cien millas por hora, además de exhibir un ascenso y una maniobrabilidad extraordinarios.
Conscientes de su superioridad, los soviéticos produjeron 12.000 unidades del MiG-15, apodado “Fagot” por la OTAN, y autorizaron la producción bajo licencia de otros 6.000 en Checoslovaquia, Polonia y China.
Dominio aéreo en Corea: La intervención de los MiG-15
Los pilotos soviéticos al mando de MiG-15 entraron en combate por primera vez en abril de 1950, apoyando a las fuerzas comunistas chinas al derribar un P-38 Lightning y un bombardero B-24 de los nacionalistas chinos. La invasión de Corea del Sur por Corea del Norte en junio de 1950 puso de manifiesto la rápida superación de las flotas norcoreanas de cazas con motores de pistón frente a los cazas estadounidenses.
En respuesta, las superfortalezas B-29 estadounidenses comenzaron a bombardear ciudades y bases a lo largo de la frontera chino-norcoreana. Conocidos por sus ataques atómicos contra Japón, los B-29 destacaban por su capacidad para transportar grandes cargas de bombas a gran altura, su velocidad relativa frente a los bombarderos de la Segunda Guerra Mundial y su defensa armamentística.
Estrategia aérea en la Guerra de Corea: La era MiG-15
A partir de octubre de 1950, los controladores terrestres chinos y soviéticos coordinaron los MiG-15 para contrarrestar los ataques aéreos de la ONU.
La excepcional capacidad de ascenso del MiG-15 le permitía sorprender a los bombarderos desde altitudes superiores, moviéndose a velocidades que dificultaban la interceptación por parte de la artillería defensiva. Los MiG demostraron ser superiores a los cazas de escolta estadounidenses F-80 y aún más a modelos más antiguos como los Corsair y Mustang de pistón.
Aunque los pilotos de la ONU consiguieron derribar algunos MiG con sus aviones técnicamente inferiores, no pudieron garantizar una protección eficaz a los bombarderos pesados. En abril de 1951, los MiG-15 consiguieron derribar tres B-29 sin sufrir bajas, a pesar de contar con un centenar de cazas F-80 y F-84 como escolta. Este hecho llevó a Estados Unidos a abandonar los bombardeos diurnos, más precisos, en favor de las operaciones nocturnas.
En este contexto, las Fuerzas Aéreas estadounidenses desplegaron en Corea sus avanzados cazas F-86 Sabre, que se enfrentarían en numerosos duelos aéreos con los MiG sobre “MiG Alley” durante los tres años siguientes. Aunque el F-86A y el MiG-15 bis estaban muy igualados en cuanto a capacidades, el caza soviético tenía ligeras ventajas en velocidad de ascenso, maniobrabilidad y altitud máxima operativa.
Mientras que el Sabre estaba armado con seis ametralladoras del calibre 50, el MiG-15 llevaba un arsenal más letal con sus cañones gemelos de 23 mm y un cañón de 37 mm, ideal para derribar bombarderos de gran tamaño, aunque su cadencia de tiro más lenta dificultaba el impacto contra cazas ágiles.
El factor decisivo en Corea: La estrategia y habilidad de los pilotos
La habilidad de los pilotos y las estrategias de combate resultaron ser el factor decisivo en los cielos de Corea, más allá de las especificaciones técnicas de los aviones.
Los aviadores de Saber, en su mayoría veteranos de la Segunda Guerra Mundial, se enfrentaron a pilotos de MiG, una mezcla de soviéticos competentes, pero relativamente inexpertos, y un contingente de veteranos. (La presencia de cazas soviéticos siguió siendo reconocida extraoficialmente por ambos bandos para evitar una escalada del conflicto).
Con el tiempo, la URSS entrenó a un número creciente de pilotos chinos y norcoreanos, que tuvieron que superar importantes retos educativos y sanitarios. Las formaciones chinas y, más tarde, norcoreanas de MiG aumentaron su participación hacia finales de 1951, registrando un número de bajas significativamente mayor.
Al final del conflicto, las Fuerzas Aéreas de EE. UU. afirmaron haber derribado 792 MiG-15 frente a setenta y ocho Sabers perdidos en enfrentamientos aire-aire, una proporción de 10 a 1, mientras que los aliados comunistas afirmaron haber derribado 1.100 aviones de la ONU, ¡incluyendo 650 Sabers! Una comparación de las pérdidas declaradas por cada bando es reveladora
las Fuerzas Aéreas de EE. UU. declararon la pérdida de ochenta y cuatro F-86 Sabers por todas las causas en Corea, junto con un número similar de otros tipos en combate aéreo (además de muchos más por fuego antiaéreo y accidentes).
Los registros soviéticos muestran la pérdida de 335 MiG-15, los chinos de 225, y estimaciones no oficiales sugieren la pérdida de unos 100 MiG por Corea del Norte, incluyendo accidentes.
Evolución y legado del MiG-15 en el teatro de guerra mundial
El MiG-15 fue el precursor de dos desarrollos significativos: el ágil MiG-17 y el supersónico MiG-19, que se enfrentaron a reactores estadounidenses en Vietnam. Durante la década de 1950, los MiG-15 y -17 chinos combatieron contra los F-86 taiwaneses sobre el estrecho de Taiwán, y un MiG del Ejército Popular de Liberación se distinguió por ser el primer avión derribado por un misil aire-aire, concretamente un Sidewinder.
Aunque el MiG-15 dejó de participar en combate después de la década de 1950, las versiones de entrenamiento biplaza MiG-15UTI siguieron en servicio durante décadas. Lamentablemente, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin encontró la muerte en uno de estos aviones en 1968 tras una peligrosa aproximación de un Su-15 interceptor.
El turborreactor Nene representaba una ventaja significativa para la URSS en la carrera por el dominio del aire al principio de la Guerra Fría. Este giro inesperado, derivado de un despiste británico, tuvo repercusiones directas en los campos de batalla de la época.
A pesar de las diferencias de entrenamiento y experiencia entre los pilotos, que dieron lugar a un recuento desequilibrado de derribos contra los F-86 Saber, la presencia de los MiG obligó a las Fuerzas Aéreas de EE. UU. a revisar sus tácticas y renunciar a sus misiones diurnas de bombardeo estratégico.