En medio de violentos disturbios desatados por la detención del ex primer ministro Imran Khan, Pakistán, país poseedor de más de 150 armas nucleares, enfrenta la amenaza de una guerra civil.
La tensión se suma a la crisis económica que atraviesa la nación, generando preocupaciones sobre la seguridad de su arsenal. Los recientes acontecimientos han desatado un clima de incertidumbre y la posibilidad de un cambio en el equilibrio de poder en la región.
Pakistán al borde del colapso
Los alborotadores han extendido la violencia por todo el territorio paquistaní, desde Lahore hasta Karachi y Peshawar. La detención de Khan, quien fue destituido el año pasado tras una moción de censura, ha desatado una ola de revueltas por parte de sus seguidores.
El mismo ejército que lo llevó al poder ahora se enfrenta a ellos, lo que ha generado preocupación por la seguridad de las armas nucleares que quedan sin vigilancia en el país. La tensión política y social se encuentra en un punto crítico.
Pakistán: Un conflicto que se propaga
La subversión y los disturbios han alcanzado a las principales ciudades de Pakistán, incluyendo Lahore y Karachi. Los alborotadores han atacado instalaciones militares y quemado edificios gubernamentales.
La Agencia de Inteligencia Interservicios de Pakistán (ISI), vinculada a los talibanes afganos y a grupos islamistas militantes, también ha sido blanco de las protestas. La situación se agrava ante la incapacidad de las fuerzas de seguridad para contener la violencia.
Armas nucleares en una situación crítica
La situación en Pakistán es crítica, y con un arsenal de armas nucleares, es importante que se evite una guerra civil. Es necesario que se aborden las preocupaciones sobre la seguridad de las armas nucleares y se restablezca la estabilidad política. Si no se toman medidas, Pakistán podría convertirse en un peligro para la región y el mundo en general.