La evolución del diseño de ala volante conecta al fallido YB-49 con el moderno B-21 Raider, consolidando una visión que Jack Northrop mantuvo viva por décadas.
Del experimento con hélices al innovador YB-49 a reacción
Durante la década de 1940, Northrop Corporation impulsó el desarrollo de un concepto revolucionario en aviación militar: el ala volante. El XB-35, primer modelo derivado de esta idea, fue un bombardero propulsado por hélices que eliminaba cola y fuselaje tradicionales en favor de una estructura aerodinámicamente eficiente, aunque limitada en velocidad por su motorización convencional.
Para adaptarse a la era del caza, la compañía rediseñó el proyecto como YB-49, incorporando ocho motores a reacción que le otorgaban mejor rendimiento. Este prototipo, con una envergadura de 172 pies, fue visualmente impactante pero enfrentó serias complicaciones técnicas, especialmente en lo que respecta al control de vuelo.
En un periodo donde los sistemas de control eran rudimentarios, el YB-49 mostró una estabilidad limitada debido a la ausencia de superficies verticales. El 5 de junio de 1948, un YB-49 se desintegró durante una prueba, matando a cinco tripulantes, entre ellos el Capitán Glen Edwards. La base de pruebas aérea recibió su nombre en honor a este piloto.
Tras ese incidente y ante las ventajas de bombarderos como el B-47 Stratojet, la USAF canceló el programa del YB-49 en 1950. A pesar de las innovaciones que representaba, la tecnología y la doctrina operativa de la época no permitieron su desarrollo funcional.
El concepto de ala volante resurge con la tecnología furtiva
En los años 70, el enfoque militar estadounidense cambió con la prioridad otorgada a la tecnología de baja detección por radar. En este nuevo contexto, la USAF abrió una competencia para crear el primer avión furtivo operacional, lo que dio pie a propuestas de Lockheed y Northrop con formas geométricas radicales y materiales absorbentes.

Lockheed obtuvo inicialmente el contrato con el F-117 Nighthawk, que entró en servicio en 1983 como el primer avión furtivo del mundo. Sin embargo, en 1981, Northrop logró ganar el proyecto Advanced Technology Bomber (ATB), cuya meta era diseñar un bombardero estratégico de largo alcance con características sigilosas avanzadas.
El resultado fue el B-2 Spirit, una aeronave de ala volante que voló por primera vez en 1989 y se incorporó en 1997. Con la misma envergadura de 172 pies que el YB-49, el B-2 resolvió las fallas de estabilidad anteriores mediante sistemas fly-by-wire, que automatizan el control de vuelo usando computadores.
Datos técnicos clave sobre el desarrollo de alas volantes
- XB-35: Bombardero con hélices, diseño aerodinámico experimental.
- YB-49: Versión a reacción, envergadura de 172 pies.
- Accidente en 1948: Causó la muerte del Capitán Glen Edwards.
- Cancelación: La USAF terminó el programa en 1950.
- ATB: Northrop obtuvo el contrato en 1981.
- B-2 Spirit: Primer bombardero furtivo de ala volante operacional.
- Sistema fly-by-wire: Corrige automáticamente la estabilidad de vuelo.
- Capacidad de carga: Hasta 40.000 libras de armamento.
Además de mejoras en control y materiales, el B-2 integró recubrimientos especializados y una estructura diseñada para minimizar la reflexión de ondas de radar. Estas características, inexistentes en el YB-49, permitieron una firma radar comparable a la de un ave, logrando un nivel de sigilo operativo sin precedentes.
El éxito del B-2 representó un triunfo para Jack Northrop. En 1979, con problemas de salud, recibió autorización para revisar los planos del ATB y posteriormente una maqueta del B-2. Según John Cashen, diseñador del programa, Northrop se emocionó al ver concretado su sueño. murió en 1981, pocos meses después de ese momento, a los 85 años.
El B-21 Raider actualiza el concepto para la guerra moderna
En la década de 2010, la USAF impulsó el programa LRS-B para reemplazar su flota de bombarderos estratégicos, incluida la del costoso B-2. Northrop Grumman obtuvo nuevamente el contrato y desarrolló el B-21 Raider, una aeronave que conserva el diseño de ala volante pero mejora en costo, operatividad y sigilo.

El B-21 fue presentado en diciembre de 2022 en Palmdale, California, y voló por primera vez en noviembre de 2023. Aunque mantiene una silueta similar al B-2, su envergadura estimada es de 140 pies, lo que sugiere una reducción en dimensiones orientada a la eficiencia operacional.
Entre sus innovaciones, destaca la capacidad de operar con o sin tripulación. Este aspecto, inédito en bombarderos furtivos estadounidenses, representa un cambio significativo en la doctrina de empleo aéreo, alineado con las demandas de conflictos modernos y entornos altamente disputados.
El costo proyectado del B-21 es de 692 millones de dólares por unidad en cifras de 2023. La USAF planea adquirir más de 100 unidades, lo que permitirá el retiro progresivo del B-1 Lancer y del propio B-2 Spirit, consolidando la arquitectura del ala volante como base de la estrategia aérea del siglo XXI.
Una línea evolutiva marcada por visión, fracaso y redención
La transición del YB-49 al B-21 Raider resume una historia de persistencia tecnológica en el ámbito militar estadounidense. El fracaso inicial se convirtió, con el tiempo, en una línea de desarrollo sólida que redefinió la aviación de largo alcance y baja detectabilidad.

Cada aeronave en esta línea construyó sobre las limitaciones superadas por su predecesora. Los desafíos estructurales y de control del YB-49 dieron paso al éxito funcional del B-2, y este sirvió como plataforma conceptual para el diseño más optimizado del B-21, enfocado en misiones futuras, autonomía y conectividad en red.
El papel de Jack Northrop en esta evolución es ineludible. Su visión, defendida frente a escepticismo y rechazo, permanece en el diseño de cada ala volante que cruza el cielo. La validación de su sueño, ocurrida en vida con la gestación del B-2, refuerza su legado como uno de los innovadores clave en la historia aeronáutica.
Desde el accidente de 1948 en el desierto de California hasta el vuelo inaugural del B-21 en 2023, la historia del ala volante ha demostrado que una idea considerada inviable puede transformarse, con tiempo e innovación, en una herramienta decisiva para el poder aéreo contemporáneo.