Más de 300 aviadores y varios A-10 de Idaho fueron enviados al suroeste de Asia como parte del aumento militar de EE. UU. en la región.
Más de 300 aviadores parten hacia zona de responsabilidad de CENTCOM
El 29 de marzo de 2025, la Guardia Nacional Aérea de Idaho desplegó varios A-10 Thunderbolt II y más de 300 aviadores hacia el suroeste de Asia, dentro del área de responsabilidad del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM). La partida se realizó desde Gowen Field, en Boise, como parte de una estrategia militar más amplia en una región de creciente inestabilidad.
Este despliegue coincide con otros movimientos estratégicos recientes. Solo dos días antes, el 27 de marzo, la Fuerza Aérea posicionó bombarderos B-2 Spirit en la isla de Diego García. La combinación de estos activos indica un enfoque operativo que integra capacidades tanto tácticas como estratégicas para responder a amenazas como las planteadas por los hutíes en Yemen.
La región continúa bajo tensión, especialmente tras los ataques hutíes contra el transporte marítimo en el mar Rojo y el uso de drones y misiles balísticos contra objetivos estadounidenses y aliados. El despliegue de los A-10 sugiere una intención clara de reforzar la respuesta táctica directa en tierra.
Este movimiento militar también responde a una lógica de proyección disuasoria de fuerza. Las autoridades no han revelado el número exacto de aeronaves desplegadas, pero han subrayado la importancia operativa del componente terrestre en combinación con los recursos aéreos de largo alcance.
El A-10 se mantiene como activo relevante en conflictos terrestres
Desde su introducción en los años setenta, el A-10 Thunderbolt II, conocido como “Warthog”, ha demostrado ser esencial para el apoyo aéreo cercano (CAS). Su capacidad para resistir impactos y su potente cañón GAU-8/A Avenger de 30 mm lo convierten en una plataforma idónea para operaciones contra objetivos blindados y posiciones enemigas fortificadas.

La 124ª Ala de Combate de Idaho ha operado este avión por décadas, participando en conflictos desde la Guerra del Golfo hasta operaciones contra el Estado Islámico. En el contexto del Medio Oriente actual, donde las amenazas terrestres siguen siendo un factor relevante, el A-10 mantiene su vigencia como herramienta táctica eficaz.
Durante años, la Fuerza Aérea ha debatido el retiro del A-10, alegando que su diseño ya no es adecuado ante amenazas como las defensas aéreas modernas de Rusia o China. Sin embargo, en conflictos asimétricos como el de Yemen, sigue ofreciendo ventajas operativas considerables.
La robustez y precisión del A-10 lo posicionan como una pieza clave en el campo de batalla, especialmente en un entorno caracterizado por tácticas irregulares y objetivos móviles como los que emplean los hutíes. Su despliegue también refuerza la presencia disuasoria frente a actores hostiles.
Datos clave sobre el despliegue de A-10 desde Idaho a Medio Oriente
- Fecha del despliegue: 29 de marzo de 2025, desde Gowen Field, Boise.
- Unidades involucradas: 124ª Ala de Combate, Guardia Nacional Aérea de Idaho.
- Aviones desplegados: varios A-10 Thunderbolt II (número no especificado).
- Personal desplegado: más de 300 aviadores en apoyo a operaciones en CENTCOM.
- Objetivo: reforzar la presencia táctica ante amenazas como los hutíes en Yemen.
- Complemento estratégico: B-2 Spirit desplegados el 27 de marzo en Diego García.
Declaraciones oficiales destacan la preparación y legado de la unidad
El mayor general Tim Donnellan, comandante de la Guardia Nacional de Idaho, resaltó el papel histórico y operativo de la 124ª Ala de Combate, afirmando que mantiene un “legado de servicio a nuestro estado y nación”. Además, subrayó la preparación y relevancia de la unidad tanto en misiones nacionales como en el extranjero.
La unidad de Idaho ha sido desplegada en múltiples ocasiones en el Medio Oriente. En 2020, participó en la Operación Centinela de la Libertad y en 2016 apoyó la Operación Inherent Resolve. Ambas misiones incluyeron acciones contra el Estado Islámico y otras organizaciones armadas no estatales.
El papel actual del A-10 podría implicar ataques contra posiciones hutíes fortificadas, convoyes en movimiento o lanzadores de misiles. Aunque no se ha confirmado oficialmente, su historial en la región sugiere que será utilizado en misiones de ataque directo o patrullas de vigilancia aérea.
En un incidente reciente, el 29 de noviembre de 2024, un A-10 de la región atacó a terroristas que se preparaban para lanzar cohetes contra fuerzas estadounidenses, demostrando nuevamente su capacidad de reacción rápida ante amenazas inminentes.
La duración del despliegue y el futuro del A-10 siguen sin definirse
La Fuerza Aérea no ha definido públicamente el tiempo exacto que durará esta misión, señalando que dependerá de “las necesidades de la Fuerza Aérea de los EE. UU. y los requisitos de la misión de los comandos de combate”. Una fuente local indicó que la operación podría extenderse por unos seis meses, aunque esto no ha sido confirmado oficialmente.
En el contexto actual, marcado por una inestabilidad persistente desde los ataques de Hamás contra Israel en octubre de 2022, la posibilidad de extender la permanencia de estos activos sigue abierta. Estados Unidos ha respondido a esa inestabilidad con despliegues militares sucesivos en la región.

Este podría ser uno de los últimos despliegues importantes del A-10 desde Idaho. La Fuerza Aérea ha anunciado su retiro gradual a partir del otoño de 2026. Para la 124ª Ala de Combate, esto implicaría la transición hacia el F-16 Fighting Falcon a partir de la primavera de 2027, siempre que se apruebe el análisis ambiental correspondiente.
Desde 1996, cuando los A-10 reemplazaron a los F-4G Phantom II en la base de Idaho, la aeronave ha sido central en las operaciones de la unidad. Este despliegue de 2025 representa probablemente el cierre de un ciclo operacional de casi tres décadas.
Integración táctica y naval marca nueva fase de presencia militar
Simultáneamente al despliegue aéreo, el Pentágono ordenó al Grupo de Ataque del USS Carl Vinson unirse al USS Harry S. Truman en la región, duplicando así la capacidad de proyección de poder desde el mar. Esta presencia naval refuerza el componente aéreo con cobertura estratégica desde portaaviones.
Mientras los aviones embarcados pueden cubrir misiones a mayor altitud y alcance, los A-10 ofrecen capacidades de baja altura, precisión y persistencia. Esta combinación mejora la respuesta a amenazas en tiempo real, especialmente contra actores no estatales como los hutíes.
En misiones recientes, los A-10 han patrullado ubicaciones no reveladas del Medio Oriente, según imágenes difundidas por la Fuerza Aérea. Estas operaciones demuestran que el avión no solo cumple funciones ofensivas, sino también de presencia disuasoria.
La estrategia de Estados Unidos en la región combina elementos de continuidad e innovación. La continuidad se refleja en la utilización del A-10 como plataforma ya probada; la innovación, en su articulación con activos más avanzados como el B-2 y las fuerzas navales, ampliando así el abanico operativo ante desafíos complejos.