El es una plataforma de ataque preciso que dispara municiones de bajo rendimiento con cañones de 30 mm y 105 mm, económicamente.
La evolución del AC-130: de Vietnam al moderno “Ghostrider” en 2024
Ningún otro sistema de armas convencionales, aparte del bombardero B-52 Stratofortress, simboliza tan claramente la “muerte desde arriba” para los adversarios estadounidenses como el AC-130 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Este avión de combate, basado en el avión de transporte Lockheed Martin C-130 Hercules, tiene variantes denominadas “Spectre”, “Spooky”, “Stinger II” y “Ghostrider”.
Su desarrollo se remonta a 1968, durante la guerra de Vietnam. A lo largo del tiempo, ha demostrado ser una plataforma adaptable a las nuevas tecnologías, cumpliendo con el famoso principio del teórico italiano Giulio Douhet sobre la flexibilidad en el poder aéreo. Las constantes actualizaciones han permitido al AC-130 seguir siendo un activo letal.
El cañón de 105 mm, el más grande montado en cualquier aeronave militar, es uno de los componentes principales del AC-130. También puede disparar proyectiles de 30 mm, ofreciendo opciones económicas y efectivas frente a misiles más costosos, como el Hellfire.
Capacidades letales del AC-130: misiles Hellfire y bombas guiadas
El AC-130, además de su cañón de 105 mm, también incorpora misiles Hellfire, generalmente asociados a helicópteros artillados como el AH-64 Apache. Las variantes AC-130W “Stinger II” y AC-130J “Ghostrider” pueden transportar hasta ocho de estos misiles, ofreciendo la capacidad de destruir vehículos blindados y tanques enemigos.
En cuanto a bombas, el AC-130 puede transportar la GBU-39 SDB, una bomba guiada de 250 libras con un alcance de 40 millas náuticas. Esta capacidad permite múltiples derribos por salida y minimiza el riesgo de daños colaterales. También cuenta con la GBU-69 SGM, diseñada para las Fuerzas de Operaciones Especiales, con un alcance de 20 millas náuticas.
El AC-130J “Ghostrider” sigue siendo el rey de los aviones de apoyo aéreo, proporcionando fuego masivo y concentrado para las tropas en tierra.
El “minimisil” Griffin y su integración en las plataformas aéreas
El AC-130 no solo cuenta con armas pesadas, sino que también puede lanzar misiles ligeros como el Griffin, un misil de precisión con capacidad de ataque desde plataformas aéreas, marítimas y terrestres. Con un alcance de más de 10 millas náuticas y una ojiva de 13 libras, ofrece opciones flexibles para misiones de ataque a distancia.
Este misil puede ser lanzado desde el AC-130J utilizando los tubos de lanzamiento montados en la rampa o desde pilones convencionales. Su versatilidad lo convierte en un componente clave de las operaciones del AC-130.
Con un conjunto de armas tan diverso y poderoso, el AC-130 continúa siendo una herramienta crucial en el arsenal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
El AC-130: clave en las operaciones especiales y futuras misiones
El AC-130 ha sido una pieza fundamental en las operaciones de apoyo aéreo desde su creación. Gracias a sus capacidades de ataque preciso y su flexibilidad para adaptarse a nuevas tecnologías, sigue siendo un activo imprescindible para las Fuerzas de Operaciones Especiales.
El continuo desarrollo de nuevas armas y sistemas de misiles, como el Griffin y la SDB, asegura que el AC-130 seguirá siendo una fuerza dominante en el campo de batalla por muchos años más.
A medida que las amenazas evolucionan, el AC-130 se adapta, manteniendo su posición como una de las plataformas de ataque más letales y flexibles del mundo.