El bombardero furtivo B-21, además de su diseño sigiloso y capacidad para realizar ataques con bombas de largo alcance, será una pieza fundamental como sensor y nodo de inteligencia en misiones militares. Actuará como un “punto de enlace” en redes de múltiples dominios, donde se recopilará, procesará y transmitirá información crítica para el combate, sensible al tiempo, lo que potenciará las capacidades operativas en el campo de batalla.
Aunque el diseño en forma de murciélago del B-21 ha despertado gran interés por su estética furtiva, el enfoque central de su desarrollo no es solo su apariencia. Pese al secretismo que rodea el programa, las autoridades del Pentágono y los desarrolladores han sido claros al subrayar sus misiones estratégicas y los conceptos operativos que sustentan su despliegue futuro. Este enfoque ha generado expectativas sobre su papel en futuras operaciones.
En la actualidad, el B-21 Raider ha entrado en la fase de producción inicial a baja velocidad, en anticipación de su fabricación a mayor escala en los próximos meses. Durante este proceso, se priorizará la integración de tecnologías avanzadas que respaldarán las misiones de largo alcance que se han previsto para esta plataforma. Las capacidades técnicas del B-21 no solo están orientadas a su alcance operativo, sino también a su capacidad para ser parte de un sistema de inteligencia global.
La misión principal del B-21 sigue siendo la de esquivar las defensas aéreas enemigas y ejecutar ataques en objetivos de alto valor. Sin embargo, lo que destaca de este desarrollo es cómo la aeronave representa un cambio de paradigma en la tecnología furtiva. Por varios años, tanto los líderes de la Fuerza Aérea como los diseñadores de armas han resaltado que el Raider trae consigo innovaciones que transformarán las operaciones aéreas en entornos hostiles.
El B-21 Raider será clave en la gestión de datos en combate multidominio
Además de su capacidad furtiva y su misión de ataques a gran distancia, la plataforma B-21 se destacará como un sensor crucial y nodo de inteligencia en el cielo. Funcionará como un “punto de enlace” en redes multidominio, recopilando, procesando y transmitiendo grandes volúmenes de información relevante y urgente para el combate.
Aunque los detalles específicos sobre las misiones, conceptos operativos y capacidades tecnológicas del B-21 siguen siendo mayormente confidenciales debido a razones de seguridad, se ha revelado que este bombardero desempeñará un papel indispensable en la red de combate integrada del Pentágono. Como parte de un programa altamente secreto, el B-21 no solo será un bombardero, sino también un nodo fundamental en el procesamiento y transmisión de datos en tiempo real.
Los altos mandos de la Fuerza Aérea han indicado que el B-21 podrá operar sistemas no tripulados de forma independiente, y también controlará drones desde el aire, lo que expandirá su capacidad operativa. En la presentación del B-21, realizada hace casi dos años, el ex Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Charles Brown, quien actualmente ocupa el cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto, señaló algunos conceptos operativos clave que definirán el alcance de las misiones del Raider.
“El B-21 es versátil, capaz de realizar desde misiones de recopilación de inteligencia hasta la gestión de batallas, además de integrarse perfectamente con nuestros aliados y socios en todos los dominios y teatros de operaciones”, afirmó el secretario de Defensa Lloyd Austin durante la presentación oficial del B-21. Este tipo de integración en la red conjunta se espera que mejore significativamente la capacidad de respuesta de las fuerzas aliadas en escenarios globales.
Gracias a su capacidad sigilosa y sus avanzados sistemas de detección, el B-21 será capaz de identificar objetivos aéreos, terrestres o navales de gran valor que anteriormente no habían sido detectados. Esta información será transmitida en tiempo real a otros nodos de comando y control en tierra y aire, potenciando la eficacia operativa de la red militar.
El B-21 está diseñado para formar parte integral del programa de Mando y Control Conjunto de Todos los Dominios del Pentágono. Este esfuerzo prioritario busca conectar datos en tiempo real entre fuerzas aéreas, terrestres, marítimas y espaciales, asegurando una respuesta rápida y eficiente en múltiples dominios simultáneamente.
Para lograr esto, el B-21 empleará tecnologías de comunicación seguras, con interfaces técnicas avanzadas y “pasarelas” que traducirán datos de diferentes formatos, haciendo posible su integración en una red unificada de combate. Esto garantizará que la información, independientemente del origen, sea utilizable y accesible para toda la fuerza conjunta, optimizando la toma de decisiones y la capacidad de respuesta en los teatros de operaciones.
El B-21 Raider controlará drones y optimizará ataques con IA
El B-21 Raider utilizará tecnología avanzada de detección y computación para controlar drones en proximidad, procesar datos recibidos desde sensores aéreos, marítimos, terrestres y espaciales, y compartir información crítica sobre objetivos de alto valor con otras plataformas, sistemas de ataque y tomadores de decisiones humanos en tiempo real. Esta capacidad potenciará la toma de decisiones en el campo de batalla, integrando datos de múltiples dominios para una respuesta rápida y eficiente.
Hace dos años, en la presentación de la solicitud de presupuesto de la Fuerza Aérea para 2023, la subsecretaria de la Fuerza Aérea, Gina Ortiz, mencionó que se estaba evaluando la posibilidad de incorporar una aeronave no tripulada, más económica, que complementara las capacidades del B-21. Esta adición proporcionaría un nivel de rendimiento aún mayor, fortaleciendo la operatividad del Raider en futuras misiones.
Gracias al uso de procesamiento computacional avanzado y análisis impulsados por inteligencia artificial, el B-21 será capaz de determinar el método de ataque más eficaz contra un objetivo enemigo. Los sensores y la computación a bordo del Raider permitirán seleccionar el “efector” óptimo para neutralizar cualquier amenaza, integrando velocidad y precisión en las decisiones de ataque. Esta combinación de tecnologías no solo mejora la efectividad del bombardero, sino que lo convierte en una pieza central en el diseño de operaciones militares futuras.
La capacidad del B-21 para procesar grandes volúmenes de datos y transmitir información clave a otros nodos de combate garantizará que los recursos militares se utilicen de manera más eficiente, permitiendo atacar objetivos críticos con rapidez y eficacia. Con su capacidad de controlar drones y emplear IA para optimizar sus ataques, el B-21 se perfila como una plataforma revolucionaria en la guerra multidominio.
El B-21 integrará inteligencia artificial para gestión de combate
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, aseguró durante la presentación del B-21 que la plataforma mantendrá su ventaja durante décadas, destacando su capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías. Una de las principales innovaciones del B-21 será el uso de inteligencia artificial para procesar y analizar datos cruciales de combate, provenientes de señales de RF, enlaces de datos, satélites o sistemas informáticos inalámbricos. Esta tecnología permitirá que el B-21 integre formatos de datos incompatibles y presente una imagen clara de objetivos y amenazas a los comandantes en tierra o en la cabina.
Con la IA operando en el punto de recolección de información, las computadoras del B-21 podrán combinar datos de diversas fuentes, cotejando los detalles con una extensa base de datos para realizar análisis en tiempo real. Esta capacidad permitirá ofrecer una visión integral de múltiples dominios a los responsables de tomar decisiones en el campo de batalla, optimizando los tiempos de respuesta ante amenazas.
El ex director de adquisiciones de la Fuerza Aérea, William Roper, quien lideró la implementación de sinergias entre software y hardware en sistemas avanzados, había anticipado el potencial del B-21 para escalar y optimizar procesos críticos como la verificación de detalles de aviónica, el control de altitud y velocidad, y la integración de datos de sensores dispares. Roper, quien en mayo de 2022 fundó la empresa de ingeniería digital Istari, promovió durante su gestión el uso de ingeniería digital en programas clave, como el misil balístico intercontinental Sentinel y el caza furtivo de sexta generación Next-Generation Air Dominance.
El enfoque de Roper implica una mayor automatización en la gestión de datos de navegación y sensores sensibles a operaciones de guerra, lo que permitirá a los pilotos del B-21 tomar decisiones de combate más rápidas y precisas. Esta automatización, combinada con la integración de sistemas de inteligencia artificial y computación avanzada, posiciona al B-21 como un actor clave en la futura guerra multidominio, garantizando que los pilotos y comandantes cuenten con la información necesaria para actuar de manera eficiente en situaciones de combate complejas.
El B-21 podría liderar operaciones con drones autónomos
Los altos mandos de la Fuerza Aérea han destacado la capacidad del B-21 para operar dentro de una “familia de sistemas”, anticipando su rol en misiones no tripuladas. Según el secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall, este bombardero de nueva generación podría operar de manera autónoma o controlar grupos de drones en red desde la cabina, en una iniciativa similar al programa Next-Generation Air Dominance (NGAD). Este concepto sugiere la posibilidad de que el B-21 dirija aviones no tripulados más asequibles y autónomos, como parte de su misión.
Aunque la toma de decisiones humana sigue siendo insustituible en situaciones dinámicas de guerra aérea, el uso de drones coordinados con el B-21 ofrece ventajas significativas. Los llamados “compañeros fieles” permiten que la tripulación controle la trayectoria de vuelo y la carga de sensores de los drones desde la cabina, mejorando la seguridad y eficiencia en operaciones de combate. Estos drones pueden realizar tareas de vigilancia, pruebas de defensa aérea enemiga e incluso lanzar armas bajo control humano, todo sin la necesidad de una estación terrestre intermedia.
El dron Valkyrie ya ha demostrado estas capacidades al volar junto a cazas F-35 y F-22, operando en estrecha coordinación. Este enfoque reduce la latencia y facilita una rápida respuesta ante amenazas, marcando un avance crucial en la integración de aviones tripulados y no tripulados en el combate moderno.
El B-21 permitirá tácticas avanzadas mediante el uso de drones
El trabajo en equipo entre el B-21 y drones no tripulados ofrece nuevas posibilidades tácticas, ampliando significativamente el alcance y la eficacia de las misiones de combate. El B-21, en su rol de comando y control, podría dirigir drones armados para realizar ataques coordinados, aumentar el tiempo de permanencia sobre zonas objetivo y expandir el área de operación de ataque. Estos drones también pueden ser utilizados para realizar bloqueos de las defensas aéreas enemigas mediante guerra electrónica o incluso lanzar armas por orden del bombardero tripulado.
El secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall, mencionó que los drones utilizados en coordinación con el B-21 podrían incorporar lo que denominó sistemas de misión “atribuibles”, es decir, plataformas de menor costo que podrían ser sacrificadas si ello representa una ventaja táctica significativa. “Estas plataformas no tripuladas podrían transportar sensores, armas u otros equipos de misión y, a diferencia de las plataformas tripuladas, podrían ser sacrificadas si es necesario”, explicó Kendall durante una conferencia de la Fuerza Aérea en 2022.
La integración de drones en las misiones del B-21 también permitirá una capacidad de ataque global más flexible y rentable. Sin embargo, Kendall destacó que se necesita un análisis más profundo para definir los conceptos operativos y el enfoque más eficiente para complementar las capacidades del bombardero tripulado con estas plataformas no tripuladas.