El avión espacial X-37B aterrizó en California el 7 de marzo tras completar su séptima misión, que incluyó maniobras de aerofrenado y experimentos espaciales.
El X-37B aterriza en California tras más de un año en órbita
El Boeing X-37B regresó a la Tierra el 7 de marzo de 2025, aterrizando en la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg, en California, a las 07:22 UTC. La Fuerza Espacial de EE. UU. (USSF) explicó que este aterrizaje en la costa oeste se realizó para evaluar la capacidad de recuperación del vehículo en diferentes ubicaciones. No se utilizaba esta base desde 2014 para recibir al X-37B.
La nave no tripulada, conocida como Vehículo de Pruebas Orbitales (OTV), despegó el 29 de diciembre de 2023 a bordo de un cohete Falcon Heavy desde el Centro Espacial Kennedy. Esta misión, designada como USSF-52, fue la séptima del programa y el cuarto vuelo del segundo X-37B construido.
Imágenes captadas tras su retorno muestran que el OTV-7 porta marcas de la Fuerza Espacial, en lugar de las de la Fuerza Aérea, como se había visto en misiones previas.
Las maniobras de aerofrenado y la autonomía del X-37B
Las actividades realizadas por el X-37B durante su estadía en órbita siguen siendo en gran parte desconocidas. Sin embargo, en octubre de 2024, la Fuerza Aérea de EE. UU. confirmó que la nave había ejecutado maniobras de aerofrenado, una técnica que emplea la resistencia atmosférica para modificar la órbita con un consumo mínimo de combustible.

Estas maniobras fueron posibles gracias a mejoras en los mecanismos de prevención de colisiones, sistemas de protección contra fallos y mayor autonomía del vehículo, según el vicepresidente de sistemas de misiones espaciales de Boeing. La Fuerza Aérea destacó que esto representa un avance en la capacidad de maniobra para misiones de seguridad nacional en el espacio.
Detalles clave sobre la misión USSF-52
- El X-37B pasó 434 días en órbita, siendo la segunda misión más corta del programa.
- Ejecutó maniobras de aerofrenado para modificar su órbita sin un alto gasto de combustible.
- Por primera vez, la USSF publicó una imagen de la Tierra capturada desde la nave.
- La misión incluyó pruebas de tecnologías para mejorar el conocimiento del entorno espacial.
- El aterrizaje en Vandenberg buscó evaluar la capacidad de recuperación del X-37B en distintos sitios.
Una imagen inédita del X-37B desde el espacio
El 20 de febrero de 2025, el Departamento de Defensa publicó por primera vez una imagen capturada desde el X-37B. La foto muestra la Tierra desde el espacio profundo y fue tomada por una cámara a bordo, utilizada para monitorear el estado del vehículo.
El comunicado que acompañó la imagen indicaba que la nave estaba realizando experimentos en una órbita altamente elíptica. No se revelaron detalles adicionales sobre los objetivos de estos experimentos.

Los avances logrados durante la Misión 7
Según la Fuerza Espacial de EE. UU., la Misión 7 cumplió varios objetivos, incluidos experimentos para mejorar la comprensión del entorno espacial y evaluar nuevas capacidades de maniobra.
El jefe de operaciones espaciales, general Chance Saltzman, declaró que la exitosa maniobra de aerofrenado demuestra la capacidad del X-37B para operar de forma flexible en distintos regímenes orbitales. Agregó que esta técnica refuerza el compromiso de la USSF con la innovación en operaciones espaciales.
El teniente coronel Blaine Stewart, director del programa X-37B, destacó que la combinación de la nueva órbita, la maniobra de aerofrenado y las pruebas realizadas representan un hito en el desarrollo de capacidades de la Fuerza Espacial.
El X-37B y su evolución en misiones espaciales
Con 434 días en órbita, la Misión 7 se convirtió en la segunda más corta del programa, solo por detrás de la misión OTV-1, que duró 224 días en 2010. En contraste, la misión más extensa hasta ahora, OTV-6, se prolongó por 909 días antes de aterrizar en Florida en 2022.

El X-37B es un vehículo espacial reutilizable desarrollado originalmente por NASA y posteriormente transferido al Departamento de Defensa. Su objetivo es probar tecnologías avanzadas en el espacio y traer experimentos de vuelta a la Tierra para su análisis.
Desde su primer vuelo en 2010, ha sido utilizado para evaluar sistemas de protección térmica, control de vuelo autónomo y posibles nuevas tecnologías de propulsión. Su desarrollo comenzó en 1999, con la colaboración entre la Fuerza Aérea y la NASA. En 2004, el proyecto pasó a DARPA, que llevó a cabo pruebas con una versión más pequeña denominada X-40A.
El diseño original del X-37 nunca se concretó, pero sirvió de base para el X-37B, que ha permitido a la Fuerza Espacial de EE. UU. avanzar en el desarrollo de vehículos espaciales reutilizables.