El H-20, un bombardero furtivo chino que se asemeja al B-2, promete transformar las dinámicas de amenaza para los Estados Unidos. Este desarrollo refuerza la tríada nuclear de China y amplía significativamente su capacidad de ataque nuclear, abarcando extensas áreas del territorio estadounidense.
Existen muchas razones para que los diseñadores de armamento de EE. UU. se tomen en serio el H-20. Si este bombardero logra aumentar su rango más allá de la primera cadena de islas en la costa china, podría amenazar no solo a Filipinas y Japón, sino también a Guam, que es un territorio estadounidense. Con reabastecimiento de combustible, el H-20 podría incluso amenazar a Hawái o zonas del territorio continental de EE. UU.
El informe del Pentágono de 2018 y 2019 indicaba que el H-20 podría cambiar las reglas del juego con un alcance estimado de 8.500 km. Esto podría poner en riesgo áreas clave de Estados Unidos que antes eran inaccesibles. Aunque su alcance parece ligeramente inferior al del B-2, los informes del Pentágono suscitan inquietudes sobre el desarrollo de un bombardero reabastecible que podría lograr capacidades operativas antes que el H-20.
Capacidades de reabastecimiento y alcance estratégico del H-20
El informe del Pentágono destaca que un avión de reabastecimiento podría mejorar drásticamente la capacidad de los bombarderos ofensivos, extendiendo su alcance más allá de la segunda cadena de islas. Esto podría permitir que el H-20 compita en distancia con el B-2, que ha completado misiones de larga duración desde la base aérea de Whiteman en Missouri hasta Diego García durante la Operación Libertad Duradera en Afganistán.
Asimismo, un estudio del Royal United Services Institute for Defence and Security Studies señala que el H-20 puede llevar una carga útil de 45 toneladas y volar grandes distancias sin necesidad de reabastecimiento en el aire. Esta capacidad lo convierte en un actor formidable en el ámbito militar.
Aunque no se conoce con exactitud la naturaleza de sus características furtivas, las imágenes disponibles muestran un avión que se asemeja notablemente al B-2. Esto no es sorprendente, dado el historial de China en la apropiación de diseños militares estadounidenses, que se evidencia en el caso del H-20.
Diseño y similitudes con el B-2: preocupaciones estratégicas
El H-20 presenta un fuselaje redondeado, un diseño de ala combinado y entradas de aire curvas, además de carecer prácticamente de estructuras verticales. Estas similitudes visuales generan inquietudes sobre la maniobra de “imitación” de China en el desarrollo de sus capacidades militares.
La evidencia sugiere que el H-20 representa una evolución significativa en el ámbito de los bombarderos furtivos. Este desarrollo no solo refuerza las capacidades nucleares de China, sino que también plantea serias preguntas sobre la seguridad de las fuerzas armadas de EE. UU. en la región.
En conclusión, el H-20 no debe ser subestimado. Su introducción al panorama militar mundial marca un cambio que puede redefinir las estrategias de defensa de las potencias involucradas.
El B-2: un bombardero furtivo de larga duración en operaciones militares
El B-2 es reconocido por sus extensos vuelos. Durante los primeros días de la Operación Libertad Duradera, realizó misiones de 44 horas desde la Base de la Fuerza Aérea Whiteman, en Mississippi, hasta Diego García, una pequeña isla cercana a la costa india. Desde allí, estos bombarderos apoyaron las fuerzas terrestres estadounidenses en Afganistán, lo que, aunque probablemente requirió reabastecimiento, resalta las ventajas tácticas de sus capacidades de largo alcance.
Aún no está claro si el H-20 podrá competir con el B-2, especialmente por las numerosas actualizaciones que ha recibido este último desde los años 1980. En el futuro, se espera que el B-2 cuente con sensores de gestión defensiva, un procesador que será mil veces más rápido y mejoras en armamento, como la capacidad de lanzar la bomba nuclear B-61 Mod12.
El B-2, que operará junto al nuevo B-21 hasta que haya suficientes unidades de este último, presentará un diseño muy evolucionado en comparación con su versión original. El Pentágono busca asegurar que la plataforma continúe siendo relevante y poderosa en los años venideros.
Desarrollo del H-20 y sus capacidades tecnológicas
En el informe del Pentágono de 2019, se citan comentarios del general Ma Xiaotian, comandante de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación, sobre el desarrollo del H-20, que podría surgir en las próximas décadas. Con la llegada de esta nueva década, las primeras interpretaciones parecen alinearse con las expectativas sobre el bombardero chino.
El informe señala que el H-20 “empleará tecnologías de quinta generación”, aunque su capacidad para integrarlas aún es incierta. Sin embargo, China ha diseñado varios aviones que podrían calificar como de quinta generación, como el J-20 y el J-31.
El H-20 parece contar con un exterior furtivo, presentando un motor integrado, un diseño de ala combinada y ausencia de estructuras verticales. Las entradas de aire están intercaladas en el fuselaje, lo que contrasta con el B-2, cuyas entradas de aire emergen en la parte superior.
Similitudes de diseño entre el H-20 y el B-2
El informe del Pentágono menciona que “un posible prototipo del H-20 mostraba un fuselaje de ala volante similar al bombardero B-2 y al vehículo aéreo no tripulado X-47B”. Aunque no se dispone de mucha información sobre el H-20, su diseño recuerda a los bombarderos B-2 y B-21.
Respecto a su capacidad para competir con estos modelos, persisten muchas incógnitas. Por ejemplo, el fuselaje del B-21 parece carecer de tubos de escape externos, lo que podría indicar nuevas tecnologías de gestión térmica para disminuir su visibilidad a los sensores.
Un objetivo clave en el diseño de bombarderos furtivos es hacer que el fuselaje se alinee térmicamente con el entorno, lo que reduce la detectabilidad. Los altos mandos de la Fuerza Aérea han comentado que el B-21 contiene tecnologías furtivas de nueva generación y puede “mantener en riesgo a cualquier objetivo en el mundo en cualquier momento”.
Desafíos frente a sistemas de defensa avanzada
La capacidad de evadir radares en un contexto técnico moderno es crucial, especialmente frente a las avanzadas defensas aéreas rusas, como los sistemas S-400 y S-500. Estas tecnologías de defensa no solo utilizan redes digitales para interconectar nodos de radar, sino que también se benefician de un procesamiento informático más rápido y de la capacidad de rastrear aeronaves en una amplia gama de frecuencias.
Además, afirman poder detectar aeronaves de perfil bajo, lo que subraya la necesidad de que los nuevos bombarderos, como el H-20 y el B-21, desarrollen capacidades avanzadas para evadir detección y asegurar su efectividad en misiones futuras.
Desarrollo del H-20 y su impacto en la tecnología de defensa aérea
Aunque la información sobre el H-20 proviene principalmente de medios rusos y no ha sido confirmada, ha motivado a los desarrolladores de armas estadounidenses a explorar nuevos paradigmas en la tecnología furtiva. La complejidad de las avanzadas defensas aéreas podría ser una razón por la que los diseñadores de cazas furtivos describen el sigilo como “una flecha en una aljaba” entre diversas tácticas para eludir y neutralizar defensas enemigas.
No obstante, no hay evidencia que sugiera que el nuevo B-21 enfrentará dificultades significativas contra estos sistemas de defensa. Es probable que los debates sobre su efectividad continúen hasta que se obtenga más información sobre el B-21. Los funcionarios de la Fuerza Aérea han afirmado que el B-21 será prácticamente “indetectable”, lo que podría ser cierto.
En cuanto al H-20, no está claro si podrá rivalizar completamente con el B-2 estadounidense. Aunque el B-2 se considera una plataforma algo anticuada, los años de mejoras han modificado considerablemente sus capacidades de rendimiento.
Mejoras tecnológicas en el B-2
Actualmente, el B-2 se está equipando con un sensor conocido como Sistema de Gestión Defensiva, diseñado para localizar defensas aéreas enemigas y permitir que el avión las evite. Además, se le ha integrado un nuevo procesador informático que es 1.000 veces más rápido que sus versiones anteriores.
El B-2 también se está adaptando para integrar nuevas plataformas de armas, incluyendo la moderna bomba nuclear B-61 Mod12. Similar al H-20, tanto el B-2 como el B-21 están diseñados para llevar y lanzar misiles de crucero convencionales y nucleares de largo alcance, como el emergente Long Range Standoff Weapon de la Fuerza Aérea.
En general, el actual B-2, que se desarrollará junto al B-21 hasta que haya suficientes unidades de este último, ha evolucionado considerablemente desde su introducción a finales de los años 80. En este contexto, tanto el B-21 como el B-2 están siendo diseñados bajo la estrategia de “arquitectura abierta”, destinada a asegurar una capacidad de actualización continua.