Un vehículo aéreo no tripulado estadounidense RQ-4B Global Hawk (número de cola 10-2045) habría sido avistado en el Mar Negro, al sur de Crimea, con fines de reconocimiento, según confirmaron los datos de un sitio web de seguimiento de vuelos en directo.
Los observadores rusos afirman desde hace tiempo que el dron de reconocimiento se utiliza a menudo para recopilar datos de puntería para los ataques con UAV ucranianos en Crimea, que fue anexionada por Rusia en 2014 y posteriormente votó a favor de unirse al país en un referéndum el mismo año.
Y lo que es más importante, los operadores estadounidenses del dron pretenden estudiar los procesos de defensa antiaérea rusos, incluido el tiempo de reacción, las frecuencias de los radares y su ubicación con la ayuda del UAV, según han afirmado observadores de defensa rusos.
Aunque se desconoce su número exacto y su composición, Crimea está fuertemente defendida por sistemas rusos de misiles tierra-aire (SAM) de largo alcance como el S-400 y posiblemente el S-300VM.
El S-300VM puede alcanzar objetivos como misiles balísticos de corto y medio alcance, misiles de crucero, aviones de ala fija, plataformas ECM merodeadoras y municiones guiadas de precisión. Fue transferido a Siria en 2016 en plena guerra de Donbás y la guerra civil siria.
Ayuda a Ucrania con datos electrónicos y de puntería
La ‘lluvia de misiles’ de Rusia en octubre del año pasado que alcanzó “infraestructuras energéticas y emplazamientos de mando y control” ucranianos tenía como objetivo derribar las propias estaciones receptoras terrestres de los aviones de reconocimiento de EEUU y la OTAN.
Además del Global Hawk, otros aviones de EE.UU. y la OTAN como el E-8 Joint Surveillance Target Attack Radar System (Joint STARS), el E-3 Airborne Warning Control System (AWACS), el RC-135 Rivet y el avión de mando y control de las fuerzas terrestres EC-135 también patrullan el Mar Negro.
“Están combinados en una sola red, a través de la cual los datos recibidos se envían a estaciones terrestres situadas en Ucrania”, dijo el experto rumano Valentin Vasilescu.
Curiosamente, a principios de octubre del año pasado, un Sukhoi Su-27 ruso disparó, en lo que se describe como un disparo “accidental” o “por error”, un misil “más allá del alcance visual” (BVR) contra un avión británico RC-135W Rivet.
Desde ese día, los RC-135 británicos tienen que ser escoltados obligatoriamente por cazas. El RC-135 es un avión de reconocimiento electrónico capaz de interceptar, analizar, identificar y geolocalizar diversas frecuencias de comunicación para la Inteligencia de Comunicaciones (COMINT) y ondas de radar y de interferencia para la Inteligencia Electrónica (ELINT).
Curiosamente, el RC-135 también estuvo a punto de colisionar con un caza J-11 de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) el 21 de diciembre del año pasado sobre el Mar de China Meridional (SCS), que, según algunos observadores, pretendía recoger datos sobre pruebas de misiles chinos.
Exigencias de moderación
La persistente y formidable asistencia de inteligencia-vigilancia-reconocimiento (ISR) por parte de los activos militares estadounidenses se percibe cada vez más como una provocación a Ucrania y generó una campaña para golpearlos directamente con el fin de enviar un mensaje a Washington.
En los grupos rusos de Telegram han arreciado las críticas por la moderación de Moscú al no atacar los suministros de armas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de Estados Unidos a Ucrania y limitarse a amenazar con que éstos se convertirían en “objetivos legítimos”.
Pero algunos han señalado el enorme riesgo de escalada que envolvería a toda Europa, ya que un ataque ruso de este tipo activaría el Artículo 5 de la Carta de la OTAN. Según esta cláusula, un ataque a un país miembro de la OTAN se considera un ataque a todo el bloque militar y obliga a todos los miembros a participar militarmente.
Rusia había acusado por última vez a Estados Unidos de utilizar el avión no tripulado para coordinar el ataque con vehículos aéreos no tripulados (UAV) y buques de superficie no tripulados (USV) lanzados desde el mar a finales de octubre contra la flota de la armada rusa en Sebastopol, utilizando el RQ-4B.
En el ataque se utilizaron nueve UAV y siete USV autónomos, que Rusia neutralizó disparando desde helicópteros Mi-8 y desde los propios buques de guerra de superficie.
Mark Sleboda, veterano de la Marina estadounidense y analista de seguridad, tuiteó en un hilo que Rusia debería declarar “objetivos legítimos a los aviones de reconocimiento de la OTAN que operan sobre el Mar Negro y a los satélites occidentales que proporcionan datos de inteligencia y de objetivos a las fuerzas proxy de la OTAN en Ucrania, debido a la implicación directa de la OTAN en el conflicto”.
Sleboda también creía que Rusia estaba dejando pasar muchas de las amenazas a la seguridad de la OTAN y Estados Unidos.
“La OTAN cree que puede golpear a Rusia a través del régimen ucraniano y de sus representantes como quiera, porque ya no teme una respuesta escalatoria rusa, excepto contra dichos representantes ucranianos, que no les importan. Rusia necesita devolver el golpe a la OTAN para hacerles saber que hay consecuencias. De lo contrario, la OTAN seguirá golpeando a Rusia y escalando impunemente porque creen que Putin es débil (sic)”, dijo.