El presidente Donald Trump anunció el F-47 como parte del programa Next Generation Air Dominance (NGAD), adjudicado a Boeing, el 21 de marzo desde la Casa Blanca.
F-47 combina capacidades humanas con control de sistemas autónomos
Este nuevo caza de sexta generación promete innovaciones como tecnología furtiva, coordinación con drones y una capacidad táctica sin precedentes. No obstante, aún no se ha definido públicamente si su operación será totalmente autónoma o si requerirá la presencia de un piloto a bordo.
Antes de analizar su diseño, conviene examinar el progreso que ha tenido la autonomía en aeronaves de combate. Aunque los UAV como el MQ-9 Reaper o el RQ-4 Global Hawk marcaron una etapa inicial, aún dependen de operadores humanos para maniobras clave, lo que limita su autonomía a rutinas previamente programadas o al control remoto directo.
Entre 2011 y 2015, el demostrador X-47B de Northrop Grumman operó de forma autónoma en portaaviones, incluyendo despegues, aterrizajes y reabastecimiento aéreo. A pesar de que no entró en producción, este sistema sin cola logró maniobrar en entornos complejos sin intervención humana constante. Esta plataforma sentó las bases para los futuros sistemas autónomos y evidenció la posibilidad de integrar UAV con aeronaves tripuladas.
Otro proyecto relevante ha sido el MQ-25 Stingray, que desde 2021 ha mostrado progresos en autonomía durante misiones específicas de reabastecimiento. Aunque sus decisiones tácticas siguen bajo supervisión humana, representa una evolución directa del concepto introducido por el X-47B.
Avances clave en aviación autónoma militar antes del F-47
- El X-47B logró despegues, aterrizajes y reabastecimiento autónomo en portaaviones.
- El MQ-25 Stingray optimiza operaciones autónomas de reabastecimiento desde 2021.
- Kratos XQ-58A Valkyrie demuestra autonomía básica y trabajo conjunto con cazas tripulados.
- El XQ-67A introduce un “chasis común” para adaptabilidad y autonomía modular.
- El programa CCA (Collaborative Combat Aircraft) permite a drones actuar como “alas leales”.
El F-47 liderará una red híbrida de aeronaves tripuladas y no tripuladas

El F-47 se presenta como una aeronave tripulada diseñada para dominar espacios aéreos altamente hostiles, especialmente en regiones como el Indo-Pacífico. Según The Aviationist, su estructura elimina superficies de control convencionales y utiliza un radar cross-section (RCS) menor al del F-22, junto con motores de ciclo adaptativo que permiten superar Mach 1.5 sin postcombustión.
Este caza se distingue por su capacidad para coordinarse con Collaborative Combat Aircraft (CCA), que funcionarán como vehículos autónomos de apoyo, encargados de transportar armamento adicional o asumir tareas de alto riesgo. El general David Allvin describió al F-47 como “el núcleo de un sistema que combina lo tripulado y lo no tripulado”, lo que refuerza su rol de avión tripulado con mando sobre elementos autónomos.
Otros programas como el Loyal Wingman de Boeing, con su MQ-28 Ghost Bat, han demostrado la viabilidad de la colaboración entre pilotos humanos y drones. El F-47 sigue esta misma lógica, colocando al piloto en el centro de la estrategia, con IA integrada para asistencia táctica y coordinación.
Las comparaciones con cazas como el J-36 de China, avistado en 2024, muestran similitudes en diseño furtivo sin cola, pero no confirman una operación autónoma. A diferencia de ese modelo, el F-47 está explícitamente pensado como aeronave tripulada, con una cabina digital que incorpora sistemas inteligentes de apoyo.
La autonomía total sigue limitada por decisiones tácticas y éticas
A pesar de los avances, aún no se alcanzan niveles de autonomía total en combate. El programa Air Combat Evolution (ACE) de DARPA mostró en 2020 que una IA podía superar a pilotos humanos en simuladores. Sin embargo, los sistemas actuales siguen exigiendo supervisión humana para decisiones relacionadas con el uso de fuerza letal.

Expertos de Defense News destacan que aeronaves como el X-47B y el XQ-58A operan de forma autónoma solo hasta cierto punto. Cuando se trata de emplear armamento o evaluar situaciones complejas, la intervención humana sigue siendo esencial. En este contexto, el diseño del F-47, cuyo costo se estima en cientos de millones por unidad, no parece orientado hacia una autonomía completa que reemplace al piloto.
En lugar de eso, se perfila como un sistema en el que el piloto dirige una red de apoyo compuesta por plataformas autónomas. Esta arquitectura garantiza un control humano continuo en misiones críticas, lo que lo distingue de UAV como el X-47B o el RQ-4, concebidos para operar sin tripulación desde su diseño inicial.
Por tanto, aunque el F-47 aprovecha tecnologías de automatización avanzadas, mantiene un enfoque centrado en el control humano. La autonomía queda delegada en los sistemas que lo acompañan, no en el avión principal.
Diseño tripulado del F-47 marca un modelo híbrido de operación aérea
El desarrollo del F-47, cuyos prototipos ya han volado desde 2020 según 19FortyFive, indica una evolución hacia un modelo híbrido. Aunque su integración con sistemas autónomos es amplia, se conserva la figura del piloto como eje operativo y táctico. Esta decisión refleja tanto los límites técnicos actuales como las consideraciones estratégicas y éticas de la aviación militar.

Proyectos como el Tempest británico (GCAP) también apuntan a un modelo mixto. Su entrada en servicio está prevista para 2035 y contempla cazas tripulados con enjambres de drones. En el presente, el F-35 de Lockheed Martin ya incorpora automatización en la fusión de sensores, una base sobre la que el F-47 construye un sistema más complejo y coordinado.
El F-47 eleva este concepto con su capacidad de liderar múltiples CCAs de forma simultánea. Esta arquitectura abierta permite modular sistemas autónomos que cumplen funciones específicas, siempre bajo supervisión humana, lo que representa un equilibrio entre eficacia y control estratégico.
Por tanto, el F-47 no es un UAV ni un avión autónomo completo. Es un sistema de combate tripulado que incorpora herramientas de autonomía delegada. Su función será la de liderar una red de aeronaves conectadas en combate, sin abandonar la presencia y el juicio de un piloto humano al mando.