El caza J-10 “Vigorous Dragon” de Chengdu, China, guarda una sorprendente similitud con el F-16 de Estados Unidos, pero su verdadera conexión es con el IAI Lavi de Israel, un proyecto de caza que nunca se concretó.
A primera vista, el J-10 y el F-16 parecen casi idénticos: ambos presentan un estabilizador vertical único, un motor con una entrada de aire centralizada en el fuselaje y una cabina de burbuja.
No obstante, aunque estos aviones de combate tienen un aspecto similar, el J-10 no es una copia directa del F-16, sino más bien un primo lejano, con su diseño inspirado en el IAI Lavi.
En 1988, el periódico The Sunday Times informó sobre un presunto acuerdo entre Israel y China para desarrollar un caza basado en el Lavi, aunque el ministro de Defensa de Israel negó dicha colaboración.
A pesar de este desmentido, casi dos décadas después, en 2006, ingenieros rusos señalaron que el J-10 era “una versión del Lavi”, afirmando que la aeronave china había integrado “tecnología y métodos de diseño extranjeros” de diversas fuentes.
Según un informe de Janes, los ingenieros rusos escucharon de sus colegas chinos que, efectivamente, hubo colaboración con Israel en el desarrollo del J-10, aunque esta afirmación carece de pruebas directas.
China, por su parte, insiste en que el J-10 no es una copia del Lavi, sino que se deriva de los diseños previos de Chengdu, específicamente del cancelado J-9, que también incorporaba canards.
El J-10 se fabricó utilizando aleaciones metálicas y materiales compuestos, lo que se saldó con una estructura resistente y ligera. La diferencia más notable entre el J-10 y el F-16 es el ala delta del primero, ubicada en la parte trasera central del fuselaje.
Además, el J-10 cuenta con alerones elevados justo debajo de la cabina, lo que le proporciona gran agilidad, especialmente a bajas velocidades, y reduce la velocidad de pérdida durante aproximaciones instrumentales.
El J-10 también está equipado con un gran estabilizador vertical sobre el fuselaje y pequeñas aletas ventrales debajo de este, lo que mejora su estabilidad. Para controlar el vuelo, el J-10 emplea un sistema digital cuádruple redundante, que impide al piloto exceder la envolvente de vuelo, un desafío común en aviones con canards, que son capaces de maniobrar en radios muy estrechos.
Diseñado tanto para misiones aire-aire como aire-tierra, el J-10 dispone de 11 puntos de anclaje bajo el fuselaje y las alas delta, que pueden configurarse con una variedad de armas o tanques de combustible, permitiéndole cargar hasta 12,300 libras de armamento.
En cuanto a la potencia, el J-10 está impulsado por un motor turbofán Salyut AL-31FN, de fabricación rusa, que genera 28,000 libras de empuje, permitiendo al avión alcanzar velocidades máximas de Mach 1,8 y operar a altitudes de hasta 59,000 pies, lo que lo convierte en un caza con un notable rendimiento.