La Fuerza Aérea de EE. UU. tiene previsto estrenar su bombardero pesado B-21 Raider en 2023. El caza furtivo de largo alcance y carga pesada de Northrop Grumman ha seguido siendo una prioridad para la Fuerza Aérea y el Departamento de Defensa (DOD) desde su creación en 2014.
Este proyecto de alto secreto ha estado en marcha durante años, y las estimaciones iniciales preveían que el bombardero se desplegaría en 2022. Aunque esta prórroga ha suscitado algunas dudas, el B-21 se ha mantenido supuestamente dentro de su presupuesto de producción de 2.840 millones de dólares. Diseñado para liderar el arsenal de la Fuerza Aérea en “el entorno de alta amenaza del mañana”, el B-21 Raider desempeñará un papel fundamental en la disuasión proyectada por Estados Unidos en todo el mundo.
Desarrollo del próximo caza furtivo
En 2015, la Fuerza Aérea adjudicó el contrato de desarrollo de ingeniería y fabricación del B-21 a Northrop Grumman. Sin embargo, la historia ultra secreta del fuselaje se inició incluso antes. En 2004, una iniciativa del Congreso para explorar nuevas tecnologías titulada Programa de Bombarderos de Nueva Generación (NGB) impulsó el concepto del B-21.
Durante muchas décadas, Estados Unidos representó el único país con fuselajes furtivos en su flota, pero el reciente desarrollo por parte de China y Rusia de sus cazas furtivos de quinta generación ha quitado este título a Estados Unidos. El fuselaje se denominó “Raider” en honor a los Doolittle Raiders de la Segunda Guerra Mundial. Diseñado para operar tanto en funciones nucleares como operativas, el B-21 puede ser el avión más avanzado del ejército estadounidense.
Cuando la Fuerza Aérea celebró su 75.º aniversario el mes pasado, su comandante de Global Strike, el general Anthony Cotton, compartió sus expectativas sobre el nuevo bombardero. “Somos el único aliado del mundo libre que tiene bombarderos”. Y añadió: “Estamos aquí porque, sencillamente, nuestra nación necesita que estemos aquí”, sobre las necesidades de disuasión de Estados Unidos. “¿Y adivinen qué? Por eso estamos aquí hoy. La base de la disuasión estratégica de nuestra nación es nuestra poderosa y preparada fuerza de ataque de largo alcance”.
Envidia del alcance del B-21
El alcance del B-21 dará a la Fuerza Aérea la capacidad de atacar a China si es necesario. Su gran autonomía de combustible y su capacidad de reabastecimiento en vuelo le permitirán atacar objetivos en cualquier parte del mundo, convirtiéndolo potencialmente en la columna vertebral de la Fuerza Aérea.
El avión también llevará la bomba nuclear de gravedad B61-12 y el misil nuclear de crucero AGM-86B.
Es probable que cuente con una serie de armas que darán al aparato la capacidad de desempeñar un papel activo en las misiones de combate.
El Raider tendrá el mismo sistema de motorización básico que el F-35 Joint Strike Fighter del ejército estadounidense y será más sigiloso que cualquier otro bombardero en la historia de la Fuerza Aérea.
Aunque se desconocen los detalles exactos sobre el retraso del lanzamiento del Raider, la Fuerza Aérea confía en que el debut del bombardero no supere el nuevo plazo de 2023.
Según las recientes declaraciones del máximo responsable de adquisiciones de la Fuerza Aérea ante el Comité de Servicios Armados del Senado, “el programa va muy, muy bien. Pero queda mucho trabajo por hacer. No sé qué baches pueden surgir, pero habrá baches a lo largo del camino, a medida que vayamos terminando el programa, y tenemos que trabajar en ellos”.
El eventual debut del B-21 Raider será un día histórico para la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Como componente crítico de la iniciativa de modernización nuclear del Pentágono, el bombardero pesado sigue siendo muy esperado.