El submarino Clase Kilo diésel-eléctrico, con su capacidad para operar de manera autónoma hasta 45 días en el mar y navegar sumergido durante 400 millas náuticas, se mantiene relevante en la era dominada por los submarinos nucleares, evidenciando su perdurabilidad en el arsenal naval ruso.
Originados en los años setenta y producidos masivamente en los ochenta, estos 73 submarinos han experimentado solo un leve decremento en operatividad a lo largo del tiempo. Con cada actualización, la Clase Kilo ha logrado reducir su firma acústica, incrementando su efectividad en operaciones anti-buque y de guerra submarina.
La evolución técnica de estos submarinos ha llevado a que los modelos más recientes sean apodados “agujeros negros” debido a su destacada discreción en operaciones, reflejo de una estrategia naval rusa cada vez más audaz y focalizada regionalmente.
Relevancia naval en el contexto de la guerra ruso-ucraniano
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El estallido de la invasión ilegítima de Ucrania por Rusia ha reinstaurado el interés internacional en las capacidades militares rusas, marcando el mayor enfoque desde el desmembramiento de la Unión Soviética. A medida que la guerra entre Rusia y Ucrania avanza en su tercer año, la guerra ha predominado como un enfrentamiento terrestre de desgaste, mientras el dominio del espacio aéreo sobre el área disputada continúa en incertidumbre.
En este contexto, se ha revisado con detenimiento tanto la maquinaria terrestre como la aérea de Rusia. No obstante, su arsenal naval también ha captado la atención, aunque su papel sea menos central en la guerra actual.
Entre las unidades navales rusas activas en este enfrentamiento figura el submarino Clase Kilo. A pesar de ser un diseño obsoleto de la era soviética, este submarino sigue siendo efectivo frente a las capacidades navales limitadas de Ucrania, demostrando su adaptabilidad y vigencia estratégica.
Submarino Clase Kilo: Retrospectiva de una Era Diésel-Eléctrica
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El Kilo se distingue por ser uno de los pocos submarinos en servicio actual que aún emplea propulsión diésel-eléctrica, en contraste con la mayoría de las flotas submarinas modernas, como la estadounidense y parte de la rusa, que operan con tecnología nuclear. Este método de propulsión marca al Kilo como una pieza de museo en funcionamiento.
Una limitante significativa del diseño diésel-eléctrico es la autonomía del Kilo, confinada a 45 días de operación continua y un alcance de solo 400 millas náuticas en inmersión, a velocidades reducidas. En comparación, los submarinos nucleares pueden circunnavegar sin las restricciones de autonomía que afectan al Kilo.
A pesar de estas restricciones, el alcance del Kilo puede ser adecuado para una nación con aspiraciones regionales, como la proyección de poder sobre países vecinos, donde un alcance limitado puede ser suficiente.
El Kilo es un testimonio de la ingeniería de su época: desarrollado en los años 70 y construido en los 80. El diseño ha sido tan efectivo que inspiró la producción de 73 unidades. De estos, 64 permanecen activos hoy en día. Dieciséis han sido retirados, uno se perdió en un accidente y otro ha sido preservado. A pesar de su edad, la mayoría de los Kilos de la Guerra Fría aún sirven activamente.
“El submarino diésel-eléctrico de la clase Kilo de Rusia es uno de los programas navales más exitosos de la historia moderna”, según palabras de Eric Wertheim del Instituto Naval de Estados Unidos. “Se han construido más de 70 Kilos en los últimos 40 años, con más de 60 en servicio en las armadas de Argelia, China, India, Irán, Myanmar, Polonia, Vietnam y Rusia. Además, se están desarrollando y entregando modelos nuevos y mejorados”.
Evolución Continua: El Futuro de la Clase Kilo
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El Kilo fue originalmente concebido para operaciones antibuque y antisubmarinas en aguas someras. A lo largo de su vida operativa, ha recibido mejoras significativas.
“La fabricación se realizó en varios astilleros soviéticos y rusos”, escribe Wertheim, evolucionando desde el diseño original 877 en los 80 hasta el más avanzado 636 en los 90. El 636, también conocido como el Kilo mejorado o Kilo II, introdujo mejoras sustanciales en varios aspectos, incluyendo operaciones más silenciosas, propulsión avanzada y mayor automatización.
Las actualizaciones continúan y se espera que las mejoras en el Kilo II persistan hasta 2025. De hecho, la variante más reciente del Kilo es tan sigilosa que ha sido descrita por algunos expertos navales estadounidenses como un «agujero negro».