El tanque T-90M de Rusia, promocionado como un gran avance en el campo de batalla, ha mostrado dificultades en Ucrania, lo que evidencia problemas en el complejo militar-industrial del país. Aunque fue diseñado para sustituir al T-72 tras su pobre desempeño en la Guerra del Golfo, el T-90M no ha cumplido con las expectativas en combate, pese a contar con avanzadas contramedidas.
La “operación militar especial” del presidente Vladimir Putin en Ucrania ha sido una gran vergüenza para el complejo militar-industrial de Rusia. A lo largo de la guerra, el ejército ruso ha tenido un rendimiento pobre, ha sufrido numerosas pérdidas de equipo y personal, y ha gastado miles de millones de dólares. Los problemas de producción han impedido que algunos sistemas de armas, alabados en el pasado, sean efectivos en combate.
Esto se ha reflejado particularmente en los tanques rusos, tanto en los antiguos T-72 como en los modelos más recientes, como el T-14 Armata y el T-90M, también conocido como “Proryv-3” o “Breakthrough-3”. Estos vehículos no han cumplido las expectativas en el campo de batalla.
El T-90M: de gran promesa a grandes desafíos
Producido por UralVagonZavod en 1992, un año después del colapso de la URSS, el T-90 fue desarrollado a partir del T-72 para reemplazarlo tras el fracaso de este en la Guerra del Golfo. Este mal desempeño fue evidenciado durante la Operación Tormenta del Desierto de 1991, donde el T-72 fue derrotado por el M1 Abrams estadounidense.
El T-90M, la versión más reciente del tanque, debutó en 2019 y cuenta con especificaciones como una tripulación de tres personas y un peso de 51 toneladas. Además, tiene un cañón de 125 mm, ametralladoras Kord y PKTM, y un alcance operativo de 550 km.
A pesar de su impresionante equipamiento, el T-90M no ha demostrado ser tan eficaz como se esperaba en combate. Según Maya Carlin, del National Interest, el tanque está equipado con el sistema de contramedidas Shtora-1, que incluye advertencias láser, lanzadores de humo automáticos y deslumbradores infrarrojos.
El T-90M y su papel en la guerra de Ucrania
Aproximadamente 4.000 unidades del T-90 han sido construidas, junto con otras 1.400 del modelo T-90S/SM bajo licencia en India. Además de las Fuerzas Armadas Rusas, otros nueve países, incluidos Argelia, Armenia y Siria, han adoptado este tanque. Sin embargo, Rusia es la única nación que usa oficialmente la variante T-90M.
El T-90 ha sido “ensangrentado” en combate, lo que no puede decirse del T-14 Armata, que aún no ha sido desplegado debido a problemas de costos y producción. A pesar de esto, el desempeño del T-90 en Ucrania ha sido decepcionante, con numerosas unidades destruidas o capturadas por las fuerzas ucranianas.
Según la estimación de Oryx, Rusia ha perdido al menos 145 tanques T-90 en la guerra. Las fuerzas ucranianas han apuntado directamente a estos vehículos en el campo de batalla, y se reporta que varios han sido capturados, incluyendo un T-90 que fue abandonado por las tropas rusas en el frente.
Un tanque moderno atrapado en una guerra prolongada
A medida que avanza la guerra en Ucrania, el T-90M sigue demostrando deficiencias. Los informes de destrucciones y capturas de estos tanques siguen circulando en las redes sociales, lo que indica que el modelo no está cumpliendo con las expectativas militares del Kremlin. Esta situación plantea serios desafíos para el ejército ruso en sus operaciones ofensivas en la guerra.
El T-90M, junto con el T-72, seguirá siendo el tanque principal en las filas rusas hasta que termine la guerra. La falta de producción y los altos costos del T-14 Armata han dejado pocas alternativas para el ejército de Rusia, que ha tenido que conformarse con estos vehículos más antiguos y menos eficaces.
La dependencia de Rusia en estos modelos muestra que el tan promocionado tanque T-90M ha fallado en cumplir con las expectativas en combate. La continua trayectoria descendente del desempeño de este tanque no augura nada positivo para las fuerzas rusas en Ucrania.