El portaaviones USS Dwight D. Eisenhower ha destruido múltiples objetivos enemigos y enfrenta desgaste tras nueve meses de despliegue.
El poder de combate del F/A-18 en el USS Dwight D. Eisenhower
Los distintivos de combate en el F/A-18 revelan 15 misiles y seis drones destruidos, pintados en negro debajo del parabrisas de la cabina. Mientras el jet descansa en la cubierta del USS Dwight D. Eisenhower en el mar Rojo, sus marcas iluminan los objetivos enemigos eliminados en los últimos meses, subrayando la intensidad de la lucha para proteger el comercio marítimo de ataques persistentes de misiles y drones de los islamistas hutíes respaldados por Irán en Yemen.
El portaaviones, su grupo de ataque y unos 7,000 marineros se acercan a su noveno mes de combate, lo que plantea preguntas sobre el futuro, ya que los líderes militares de Estados Unidos debaten cómo replicar su poder de combate si la nave regresa a Norfolk, Virginia.
La implementación del portaaviones se ha extendido dos veces, y algunos marineros temen que se les ordene quedarse más tiempo mientras continúa la campaña para proteger el comercio global en el corredor vital del mar Rojo.
Debate en el Pentágono sobre la continuación del despliegue
En el Pentágono, los líderes están debatiendo si llevar al Eisenhower y sus tres buques de guerra de regreso a casa o mantenerlos desplegados, con una decisión esperada en las próximas semanas.
Los comandantes estadounidenses en Oriente Medio argumentan que necesitan un portaaviones en la región para disuadir a Irán y proporcionar capacidades críticas contra los hutíes, que afirman que sus ataques tienen como objetivo poner fin a la guerra entre Israel y Hamás en Gaza.
El portaaviones ofrece una línea de vuelo móvil y ágil que puede lanzar jets de combate sin restricciones de acceso, bases o sobrevuelo, algo que los aviones de la Fuerza Aérea desde bases en Catar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos no pueden igualar.
Impacto en los marineros y las decisiones logísticas
Extender el despliegue del Eisenhower es una opción, pero es la menos deseable para muchos, ya que los líderes navales están preocupados por la salud de los marineros que han enfrentado constantes amenazas de misiles hutíes.
Los líderes del Pentágono también están discutiendo cómo cuidar a los marineros a su regreso, incluyendo el asesoramiento y el tratamiento para posibles traumas postraumáticos.
El contraalmirante Marc Miguez señala que los barcos también requieren un mantenimiento intensivo, y operar más allá de los límites programados puede tener consecuencias a largo plazo.
Posibles reemplazos para el USS Dwight D. Eisenhower
Una tercera opción sería enviar otros barcos para reemplazar al Eisenhower, aunque los portaaviones son relativamente raros. Estados Unidos opera 11, aproximadamente el 40% del total mundial, mientras que otros países tienen uno o dos.
Estados Unidos podría recurrir a Francia o al Reino Unido para una misión temporal en el mar Rojo, lo que podría reforzar la idea de que proteger las rutas marítimas es un esfuerzo multinacional.
De los 11 portaaviones estadounidenses, cuatro están desplegados, tres en entrenamiento y cuatro en mantenimiento rutinario. El USS John C. Stennis está en una revisión de mitad de vida, lo que puede durar unos cuatro años.
Opciones alternativas y desafíos logísticos
Una alternativa sería desplegar el USS Wasp, un gran barco de asalto anfibio en Europa que lleva cazas F-35, capaces de despegues cortos y aterrizajes verticales, permitiendo misiones de ataque desde naves más pequeñas.
Las decisiones finales están en manos de los líderes del Pentágono, quienes deben equilibrar la necesidad de presencia militar en Oriente Medio con el mantenimiento y la rotación de sus recursos navales.
El próximo paso en esta prolongada misión determinará no solo el futuro del USS Dwight D. Eisenhower, sino también la estrategia a largo plazo de Estados Unidos en la región.