El Escuadrón de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos enfrentó serios problemas en agosto de 2023 al operar sus aeronaves CV-22 Osprey.
Problemas en tierra y en vuelo causan serios daños a los CV-22 Osprey
El 17 de agosto, durante un vuelo de verificación funcional diurno, un CV-22 estacionado en el aeródromo de Inyokern, California, fue golpeado por otro CV-22 en movimiento. La colisión de los rotores dañó severamente ambos aviones y causó lesiones a un operario de mantenimiento, quien tuvo que ser hospitalizado. El incidente generó daños por un valor de 2.508.148 dólares, según la junta de investigación de accidentes de aviación.
El informe de la investigación reveló que el piloto principal del vuelo no había descansado adecuadamente la noche anterior, lo que contribuyó a la colisión. Además, se identificó una deficiencia en la evaluación de riesgos por parte del comandante de la misión, quien contaba con experiencia en otros modelos de V-22, pero no tomó medidas para evitar el accidente. La falta de comunicación clara con el personal de tierra y la complacencia durante las operaciones en tierra también fueron factores determinantes en este percance.
En una declaración oficial, el presidente de la junta de investigación criticó la falta de supervisión y la ausencia de procedimientos estándar de señalización con el personal de tierra. Señaló que estas fallas en la gestión de riesgos y la previsión adecuada del espacio necesario para las maniobras en tierra llevaron al incidente. La investigación concluyó que estos problemas reflejan la necesidad de mejoras en la formación y en los protocolos de seguridad durante las operaciones con los CV-22.
Fallo de gafas de visión nocturna provoca accidente en pleno vuelo

Un segundo incidente, ocurrido el 22 de agosto, implicó un CV-22 que estaba realizando un entrenamiento de artillería aérea. Mientras volaba a baja altura, el cable de la batería de las gafas de visión nocturna del ingeniero de vuelo se enredó con las palancas de control del motor derecho, provocando su apagado. Con un solo motor en funcionamiento y a una altura de apenas 190 pies, la aeronave descendió rápidamente hacia el suelo. Aunque el impacto inicial se amortiguó, el CV-22 sufrió un segundo golpe que dañó su estructura y desprendió la torreta de infrarrojos FLIR.
La investigación posterior determinó que la tripulación no había asegurado los interruptores de la cabina contra contactos accidentales. Este descuido, combinado con la falta de atención en una fase crítica del vuelo, fue identificado como la causa principal del accidente. A pesar de los daños sufridos, el ingeniero de vuelo no comunicó inmediatamente el problema, lo que pudo haber agravado la situación. El informe subrayó la necesidad de implementar medidas adicionales para evitar que elementos ajenos interfieran con los controles de vuelo.
Ambos incidentes subrayan la importancia de reforzar las normas de seguridad y los procedimientos operativos durante las misiones con los CV-22 Osprey. Aunque no se relacionan con los problemas mecánicos previamente documentados de estos modelos, los accidentes resaltan deficiencias humanas y procedimentales que deben ser corregidas para prevenir futuros percances.
Estadísticas de seguridad del V-22 Osprey bajo escrutinio

A pesar de estos incidentes recientes, el V-22 Osprey sigue siendo considerado relativamente seguro en comparación con otros helicópteros militares. Desde su entrada en servicio en 2007, ha registrado 14 accidentes con pérdida total de la aeronave en más de 500.000 horas de vuelo, lo que representa un promedio de 0,82 accidentes por año. Esta cifra se contrasta con los 390 incidentes registrados por el H-60 Blackhawk, que han causado 970 muertes en un periodo de tiempo más largo.
No obstante, las comparaciones estadísticas no consuelan a las familias afectadas por estos accidentes. Amber Sax, viuda de un piloto de Osprey, expresó sus preocupaciones tras conocer los resultados de la investigación de un accidente. Sax cuestionó las medidas tomadas para prevenir estos incidentes, reflejando el sentir de muchos sobre la necesidad de mejorar la seguridad en las operaciones con los V-22.
Los operadores de Osprey, incluyendo la Fuerza Aérea de los EE. UU., enfrentan un desafío constante para garantizar que estas aeronaves, innovadoras, pero complejas, se manejen de manera segura. La implementación de procedimientos estrictos y la mejora de la capacitación de la tripulación son esenciales para evitar que errores humanos provoquen incidentes costosos y potencialmente mortales.
Recomendaciones para mejorar la seguridad operacional de los CV-22 Osprey

Para mejorar la seguridad de las operaciones con los CV-22, los expertos sugieren varias medidas. En primer lugar, aumentar la capacitación en evaluación de riesgos para el personal de vuelo y mantenimiento podría ayudar a prevenir errores similares en el futuro. Los procedimientos de comunicación entre el personal de tierra y la tripulación aérea también deben reforzarse para evitar malentendidos durante las maniobras en tierra.
Además, es crucial que se revisen y actualicen los procedimientos para proteger los controles de vuelo de contactos accidentales, especialmente durante fases críticas como el despegue y el aterrizaje. La incorporación de salvaguardias adicionales para evitar que cables u otros objetos interfieran con las palancas de control podría reducir significativamente el riesgo de apagados accidentales de motores.
Finalmente, la supervisión de las operaciones debe ser más rigurosa para asegurar que se sigan las normas establecidas. Los comandantes y supervisores deben estar alertas a los signos de fatiga o complacencia entre sus equipos, y promover una cultura de seguridad que priorice la vigilancia constante y la preparación para manejar situaciones de emergencia.