Los F-16 de la base aérea de Eglin en Florida se preparan para un desafío sin precedentes: colaborar con drones de combate autónomos en el marco del Proyecto VENOM. Esta iniciativa busca revolucionar la forma en que las fuerzas aéreas trabajan en conjunto con tecnologías autónomas y tripuladas.
La fusión de lo humano y lo autónomo
El proyecto VENOM tiene como objetivo evaluar la mejor forma de combinar formaciones autónomas y tripuladas en el campo de batalla, creando al mismo tiempo confianza en la autonomía. Esta colaboración es esencial para las futuras aspiraciones de la USAF en cuanto a la creación de equipos mixtos de pilotos humanos y drones.
La idea central del proyecto es desarrollar drones autónomos de gran autonomía que puedan trabajar como “leales compañeros de ala” junto a aeronaves tripuladas, como la futura plataforma NGAD, y trabajar en red con ellas.
Precedentes en la evolución hacia la autonomía
El F-16 no es ajeno al trabajo con tecnologías autónomas. En 2017, el programa Have Raider II ya exploró la automatización del F-16. Además, el X-62A, un avión de pruebas altamente modificado, ha sido utilizado para probar agentes de autonomía desde 2021.
El X-62A ha volado con agentes autónomos basados en inteligencia artificial durante unas impresionantes 17 horas y también ha sido utilizado para realizar evaluaciones para el programa Skyborg.
VENOM y X-62A: complementariedad y avance
Aunque el X-62A y el VENOM se basan en el mismo fuselaje y cumplen una misión similar, ambos reactores de prueba aportan capacidades diferentes a cada programa. El proyecto VENOM seguirá basándose en los avances del X-62A en este ámbito, pero ampliará sus posibilidades mediante la incorporación de sensores más robustos.
La cooperación entre ambos programas permitirá acelerar el desarrollo de la autonomía y facilitar la transición hacia un modo mixto hombre-máquina en el combate.
Hacia el futuro: anclaje y confianza entre humanos y máquinas
El proyecto VENOM busca explorar el “anclaje” entre los leales drones wingman y las plataformas tripuladas a las que se asociarían mediante enlace de datos. Además, también podrán trabajar en sus propias formaciones para determinadas misiones en las que no haya plataformas tripuladas a las que “anclarse”.
La construcción de la confianza entre humanos y máquinas es otro factor clave en el desarrollo del concepto de CCA. El proyecto VENOM permitirá a los pilotos volar con los núcleos de autonomía de vuelo que podrían equipar los drones con los que algún día luchen.
El camino por recorrer
Aunque el Proyecto VENOM representa un avance significativo en la dirección correcta para el desarrollo del concepto CCA, el consenso general es que aún queda mucho trabajo por hacer. Las Fuerzas Aéreas han solicitado casi 50 millones de dólares para el proyecto VENOM en el año fiscal 2024, y a medida que se realicen las evaluaciones, los resultados obtenidos proporcionarán una mejor idea de cuán cerca está el servicio de establecer su ambicioso “sistema de sistemas” NGAD.
La recopilación de datos es un componente clave en este proceso, como señala la General de División Heather L. Pringle, comandante del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea. “Para mí, todo gira en torno a los datos y al desarrollo de ese sistema central de autonomía”.
Una pieza en el rompecabezas de la modernización
El Proyecto VENOM no es más que una pieza en el rompecabezas de la modernización de NGAD, cuyo objetivo es introducir cambios transformadores en la forma de operar de las Fuerzas Aéreas. La autonomía es una parte fundamental de esta evolución, y el proyecto VENOM se centra en generar confianza y entendimiento entre humanos y máquinas, permitiendo a los pilotos volar con los núcleos de autonomía de vuelo que podrían equipar los drones con los que algún día combatirán.
En última instancia, el éxito del Proyecto VENOM dependerá de la capacidad de las Fuerzas Aéreas para adaptarse e innovar en un mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial y la tecnología. A medida que los avances en el ámbito de la autonomía continúen, el proyecto VENOM servirá como un valioso punto de partida para el desarrollo de futuras colaboraciones entre humanos y máquinas en el campo de batalla aéreo.