Francia y Alemania dieron el jueves luz verde a la construcción de un prototipo de avión de combate de la próxima generación en Europa, lanzando efectivamente un proyecto largamente demorado por las disputas sobre cómo se repartiría el trabajo industrial.
El Sistema Aéreo de Combate del Futuro “ilustra nuestra determinación y nuestra ambición para la defensa europea”, dijo la ministra francesa de defensa Florence Parly en la firma del contrato junto con su homóloga alemana Annegret Kramp-Karrenbauer.
El contrato de 150 millones de euros (162 millones de dólares), financiado a partes iguales por ambos países, tiene por objeto crear prototipos del avión de ala delta sigiloso, así como aviones teledirigidos integrados e infraestructura de red del nuevo sistema para 2026.
Esto es solo una pequeña fracción de los 12.000 millones de euros que se espera invertir para 2030, según una fuente del Ministerio de Defensa francés, con el fin de que los nuevos aviones estén operativos hacia 2040.
El acuerdo del prototipo se esperaba que se firmara en el Salón Aeronáutico de París el pasado mes de junio, pero los funcionarios no pudieron llegar a un acuerdo sobre el reparto del trabajo entre las empresas participantes, y hubo reticencias en Berlín para ver a los actores franceses tomar la delantera.
Pero este mes, los legisladores alemanes firmaron los primeros fondos para el proyecto transfronterizo, como parte de un esfuerzo más amplio para integrar las fuerzas militares dispares de Europa.
El gigante aeroespacial europeo Airbus y la empresa francesa Dassault Aviation encabezan el desarrollo del nuevo avión, junto con la francesa Safran y Thales, el fabricante de motores alemán MTU y la empresa conjunta europea de misiles MBDA.
“Este es realmente el comienzo, no hay vuelta atrás”, dijo el CEO de Dassault Aviation, Eric Trappier, en la firma del contrato en París.
Los ministros de Defensa también confirmaron que España se unirá al proyecto en los próximos meses, contribuyendo con 45 millones de euros adicionales a los proyectos de pruebas.
Airbus, en la que participan los gobiernos francés, alemán y español, había criticado a Madrid en septiembre después de que eligiera al grupo español Indra para coordinar la participación de España en el proyecto.
Hasta ahora, ningún otro país de la UE ha firmado para construir el nuevo avión, que sustituirá a la actual generación de aviones Rafale y Eurofighter.
Varios gobiernos europeos ya son clientes de los aviones de combate americanos, mientras que el proyecto de avión de combate sigilo Tempest de Gran Bretaña ha obtenido el apoyo de Italia y los Países Bajos.