Los Cazas polacos disuadieron a un bombardero ruso Su-24 que realizaba maniobras peligrosas sobre el mar Báltico, actuando bajo el mando de la OTAN, declaró el ministro de Defensa, Władysław Kosiniak-Kamysz.La Fuerza Aérea polaca intercepta a un Su-24 ruso en un incidente en el mar Báltico
La Fuerza Aérea polaca intercepta un Su-24 ruso en un incidente en el mar Báltico
El 22 de mayo de 2025, la Fuerza Aérea Polaca interceptó un bombardero táctico ruso Su-24 que realizaba maniobras peligrosas en el espacio aéreo internacional sobre el mar Báltico. Según informó Defence24, el incidente ocurrió en la noche del jueves, cuando el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Europa ordenó a una pareja de alerta de reacción rápida polaca que localizara y disuadiera al avión ruso. El Ministro de Defensa polaco, Władysław Kosiniak-Kamysz, describió las maniobras del Su-24 como intencionales y peligrosas, destacando que no fueron accidentales. Los pilotos polacos ejecutaron la interceptación con éxito, forzando al bombardero a retirarse sin que se produjera una violación del espacio aéreo de la OTAN. El evento tuvo lugar cerca de la región rusa de Kaliningrado, un enclave estratégico entre Polonia y Lituania, conocido por su alta militarización y frecuentes actividades aéreas rusas.
Durante una conferencia de prensa en Cracovia el 23 de mayo, Kosiniak-Kamysz subrayó el papel de Polonia dentro de las estructuras de la OTAN, destacando que la interceptación formó parte de una respuesta coordinada bajo el mando aliado. El ministro afirmó que las acciones rusas reflejan un patrón de provocaciones en la región, especialmente debido a la ubicación estratégica de Kaliningrado, desde donde los aviones rusos a menudo operan sin transpondedores activados, sin presentar planes de vuelo y sin contactar con el control de tráfico aéreo. Esta conducta, según el ministro, representa un riesgo significativo para la seguridad aérea regional. La respuesta polaca, ejecutada con precisión, demuestra la preparación de la Fuerza Aérea Polaca para contrarrestar estas amenazas en colaboración con la OTAN.
El incidente del Su-24 se produce en un contexto de creciente tensión en el mar Báltico, donde la OTAN ha intensificado sus esfuerzos para proteger infraestructuras críticas frente a posibles amenazas de sabotaje. Kosiniak-Kamysz destacó que Polonia abogará en la próxima cumbre de la OTAN en La Haya por fortalecer la misión Centinela del Báltico, una iniciativa destinada a salvaguardar cables submarinos, oleoductos y otras infraestructuras vitales. Días antes del incidente aéreo, las autoridades polacas detectaron movimientos sospechosos de un buque ruso cerca de un cable de energía submarino que conecta Polonia y Suecia. En respuesta, la Marina Polaca desplegó el buque hidrográfico ORP Heweliusz para recopilar datos, que actualmente se analizan con el apoyo de Polskie Sieci Elektroenergetyczne (PSE), el operador estatal de transmisión eléctrica. Estos datos podrían influir en la planificación de futuras misiones de protección de infraestructuras de la OTAN.
El Su-24, un bombardero táctico supersónico desarrollado por la Unión Soviética en los años 70, sigue siendo un componente clave de las fuerzas aeroespaciales rusas. Equipado con alas de geometría variable y motores Lyulka AL-21F-3A, tiene un alcance de combate de aproximadamente 615 kilómetros en misiones de ataque a bajo nivel y puede transportar hasta 8.000 kilogramos de armamento en nueve puntos de anclaje. Aunque está siendo reemplazado gradualmente por el Su-34, se estima que Rusia mantiene alrededor de 260 Su-24M y Su-24MR en servicio en 2025. La variante Su-24MR, diseñada para misiones de reconocimiento, probablemente estuvo involucrada en el incidente, dado su historial de operaciones en el Báltico sin cumplir con los protocolos de seguridad aérea, como el uso de transpondedores o la comunicación con controladores aéreos. Estas características lo convierten en una herramienta persistente para las operaciones rusas cerca de las fronteras de la OTAN.
Datos clave sobre la interceptación del Su-24 y la seguridad en el Báltico
- Fecha y lugar: 22 de mayo de 2025, espacio aéreo internacional sobre el mar Báltico, cerca de Kaliningrado.
- Aeronave rusa: Su-24, probablemente variante Su-24MR, diseñada para reconocimiento con capacidad de llevar equipos de inteligencia electrónica.
- Respuesta polaca: Pareja de alerta de reacción rápida de la Fuerza Aérea Polaca, bajo órdenes del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN.
- Contexto naval: Buque ORP Heweliusz desplegado para investigar movimientos sospechosos de un buque ruso cerca de cables submarinos.
- Misión Centinela del Báltico: Iniciativa de la OTAN para proteger infraestructuras críticas, con propuesta de fortalecimiento en la cumbre de La Haya.
- Capacidad aérea polaca: 48 cazas F-16C/D, FA-50GF en proceso de actualización a FA-50PL, y entregas previstas de 32 F-35A Block 4 entre 2026-2030.
Tensiones aéreas en el Báltico: un patrón de provocaciones rusas
La interceptación del Su-24 forma parte de un patrón más amplio de actividad aérea rusa cerca de las fronteras de la OTAN, particularmente en el mar Báltico. En 2023, la OTAN realizó más de 300 intercepciones de aviones rusos, la mayoría en esta región, debido a vuelos sin transpondedores, sin planes de vuelo y sin contacto con el control de tráfico aéreo. Estas acciones han incrementado los riesgos para la aviación civil y han requerido respuestas constantes de las fuerzas de Alerta de Reacción Rápida (QRA) de la OTAN. En 2024, se observó una disminución en las interceptaciones de cazas y bombarderos rusos, pero un aumento en los vuelos de aviones de vigilancia y transporte, posiblemente debido a la redistribución de activos rusos hacia la guerra en Ucrania.
En el primer semestre de 2025, varios incidentes destacaron la necesidad de mantener una vigilancia aérea constante. En abril, aviones JAS 39 Gripens suecos, recientemente integrados en la misión de Policía Aérea Mejorada de la OTAN, interceptaron un avión de reconocimiento ruso Il-20M cerca del espacio aéreo polaco. Ese mismo mes, Typhoons de la Royal Air Force con base en Malbork, Polonia, realizaron dos intercepciones en 48 horas de aviones Il-20M que partían de Kaliningrado. Estos eventos reflejan la creciente coordinación entre los aliados de la OTAN y la integración de nuevos miembros, como Suecia, en las operaciones de defensa colectiva.
El 13 de mayo de 2025, un caza ruso Su-35 violó brevemente el espacio aéreo estonio durante un incidente marítimo relacionado con el petrolero sancionado Jaguar, parte de la llamada “flota en la sombra” rusa. Este evento, que generó una protesta diplomática de Estonia, ilustró la intersección entre provocaciones aéreas y tácticas híbridas en el Báltico. La combinación de maniobras aéreas peligrosas y actividades navales sospechosas resalta la complejidad de las amenazas que enfrenta la OTAN en la región.
La Fuerza Aérea Polaca desempeña un papel central en estas operaciones, operando una flota moderna que incluye 48 cazas F-16C/D Block 52+. Desde 2025, Polonia ha comenzado a recibir aviones ligeros FA-50GF de Corea del Sur, que se actualizarán al estándar FA-50PL con radar AESA. Además, el país espera la entrega de 32 F-35A Block 4 entre 2026 y 2030, con entrenamiento inicial en la Base de la Guardia Nacional Aérea de Ebbing, Estados Unidos. Mientras tanto, los aviones heredados MiG-29 y Su-22 se retiran progresivamente, con algunas unidades destinadas a Ucrania. Esta modernización refuerza la capacidad de Polonia para responder a las provocaciones rusas y contribuir a la disuasión colectiva de la OTAN.
El rol estratégico de Polonia y la OTAN en el Báltico
El incidente del Su-24 subraya la importancia estratégica de Polonia en el flanco oriental de la OTAN. Como país fronterizo con Ucrania, Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado, Polonia alberga infraestructura clave de la OTAN y participa activamente en misiones de policía aérea. La región del mar Báltico, descrita como un “lago de la OTAN” tras la incorporación de Suecia y Finlandia, ha visto un aumento en los incidentes relacionados con actividades rusas, incluidos posibles intentos de sabotaje de infraestructuras submarinas.
La misión Centinela del Báltico, respaldada por varias armadas de la OTAN, busca contrarrestar estas amenazas mediante la vigilancia de cables submarinos y oleoductos. El despliegue del ORP Heweliusz tras los movimientos sospechosos de un buque ruso cerca del cable de energía Polonia-Suecia refleja el compromiso de Polonia con la seguridad regional. Los datos recopilados por el buque se analizan para evaluar posibles riesgos de sabotaje, lo que podría moldear las discusiones en la cumbre de La Haya sobre la expansión de esta misión.
El Su-24, a pesar de su antigüedad, sigue siendo relevante para las operaciones rusas en el Báltico. Su capacidad para realizar misiones de penetración a bajo nivel y transportar una carga útil significativa lo convierte en una herramienta eficaz para la señalización militar. La falta de cumplimiento con los protocolos de seguridad aérea, como el uso de transpondedores, refuerza su papel en las provocaciones rusas. Sin embargo, la respuesta coordinada de la OTAN, liderada en este caso por la Fuerza Aérea Polaca, demuestra la eficacia de las misiones de policía aérea en la disuasión de estas acciones.
En un contexto más amplio, los incidentes en el mar Báltico reflejan las tensiones geopolíticas entre Rusia y la OTAN. La actividad aérea rusa, combinada con operaciones navales sospechosas, sugiere un enfoque híbrido para probar las defensas de la OTAN y recopilar inteligencia. La postura de Polonia, respaldada por sus aliados, subraya la importancia de una vigilancia continua y una respuesta coordinada para mantener la estabilidad en la región. A medida que la OTAN se prepara para la cumbre de La Haya, la experiencia de Polonia en la gestión de estas amenazas probablemente influirá en las estrategias futuras de la alianza para el Báltico.