Imágenes satelitales muestran severos daños en Fordo tras ataque estadounidense con bombas antibúnker, pero no confirman destrucción total de centrifugadoras.
Ataque estadounidense golpea corazón del programa nuclear iraní
El ataque estadounidense del domingo 22 de junio de 2025, denominado Operación Martillo de Medianoche, impactó severamente la planta nuclear de Fordo, un sitio clave del programa nuclear iraní ubicado a 96 kilómetros al sur de Teherán. Imágenes satelitales comerciales de Maxar Technologies revelaron seis cráteres en la ladera de la montaña que alberga la instalación, lo que indica que las bombas GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), lanzadas por bombarderos B-2 Spirit, penetraron el sitio fortificado. David Albright, exinspector nuclear y director del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, afirmó que la instalación “probablemente esté destruida” debido al impacto de estas bombas de 13.600 kilogramos, diseñadas para neutralizar búnkeres subterráneos. Sin embargo, Decker Eveleth, experto en imágenes satelitales de la Corporación CNA, señaló que la profundidad de la sala de centrifugadoras, estimada en 80-90 metros bajo tierra, impide confirmar la destrucción total con base únicamente en imágenes.
La Operación Martillo de Medianoche involucró 125 aeronaves, incluidos siete bombarderos B-2, que desplegaron 14 bombas MOP guiadas por GPS, capaces de perforar hasta 18 metros de concreto o 61 metros de tierra, según un informe del Congreso de 2012. El general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, informó que las evaluaciones iniciales indican “daños y destrucción extremadamente graves” en Fordo, así como en las instalaciones de Natanz e Isfahán, también atacadas. Las imágenes muestran terreno perturbado y polvo en Fordo, con seis agujeros cuidadosamente espaciados, lo que sugiere un ataque inicial seguido de un “doble impacto” en los mismos puntos para maximizar el daño.
Fordo, considerada la joya del programa nuclear iraní, albergaba unas 2.000 centrifugadoras en dos túneles principales, según el Instituto de Estudios para la Guerra. En 2023, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) detectó en el sitio uranio enriquecido al 83,7%, cercano al 90% necesario para armas nucleares, aunque Irán insiste en que su programa es pacífico. La instalación, excavada en la cordillera de Alborz, estaba protegida por sistemas de misiles tierra-aire iraníes y rusos, lo que la hacía casi impenetrable para armas convencionales. Solo las MOP, exclusivas de Estados Unidos, podían alcanzar esta profundidad, lo que llevó a Israel a solicitar la intervención estadounidense, ya que sus propios ataques previos no lograron neutralizar el sitio.
El ataque también apuntó a Natanz, la principal planta de enriquecimiento de uranio de Irán, y a Isfahán, que alberga el mayor centro de investigación nuclear del país. Imágenes satelitales de Airbus Defence and Space muestran un cráter sobre las salas subterráneas de Natanz, probablemente causado por una MOP, y daños significativos en Isfahán, donde misiles de crucero Tomahawk impactaron una instalación de uranio. El OIEA confirmó que las entradas de túneles en Isfahán resultaron afectadas, aunque cuestionó la eficacia de los Tomahawk contra complejos subterráneos profundos. Israel ya había atacado ambos sitios en su ofensiva iniciada el 13 de junio, lo que causó graves daños a la infraestructura de Natanz y destruyó cuatro edificios en Isfahán, según el director del OIEA, Rafael Grossi.
Detalles clave del ataque a las instalaciones nucleares iraníes
- Operación Martillo de Medianoche: Ejecutada el 22 de junio de 2025, involucró 125 aeronaves y 75 armas guiadas, incluidas 14 bombas MOP.
- Fordo: Planta subterránea con 2.000 centrifugadoras, que enriquecía uranio al 83,7%, protegida por 80-90 metros de roca.
- Bombas MOP: GBU-57/B, de 13.600 kg, lanzadas por bombarderos B-2, penetran hasta 18 metros de concreto.
- Daños reportados: Seis cráteres en Fordo, dos en Natanz, y marcas de quemaduras en Isfahán, según imágenes de Maxar Technologies.
- OIEA: No detectó aumento de radiación fuera de los sitios, pero advirtió sobre riesgos de liberación radiológica.
Limitaciones para confirmar la destrucción total de Fordo
A pesar de los severos daños reportados, expertos advierten que la destrucción completa de Fordo no está garantizada. Jeffrey Lewis, del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, señaló que la profundidad de los túneles dificulta evaluar el estado de las centrifugadoras. Las imágenes satelitales muestran cráteres y escombros, pero no permiten determinar si las salas de enriquecimiento quedaron inoperables. Eveleth destacó que la fortificación de Fordo, con puertas a prueba de explosiones y paredes reforzadas, podría haber protegido parte del equipo. Además, una fuente iraní afirmó a Reuters que el uranio enriquecido al 60%, suficiente para nueve armas nucleares según el OIEA, fue trasladado a un lugar secreto antes del ataque, después de que se detectara actividad inusual en el sitio el jueves y viernes previos.
El OIEA expresó preocupación por los ataques, al calificarlos de “profundamente preocupantes” debido al riesgo de liberación radiológica. Grossi señaló que, aunque no se detectó radiación fuera de los sitios, los bombardeos podrían liberar hexafluoruro de uranio, un gas tóxico que forma ácido corrosivo al contacto con la humedad. En Natanz, tras ataques israelíes previos, se halló contaminación local, pero los niveles de radiación externos permanecieron normales. El organismo continúa monitoreando las instalaciones y convocó una reunión de emergencia de su Junta de Gobernadores el lunes 23 de junio para abordar la situación.
Irán minimizó el impacto, al afirmar que los daños en Fordo no detendrán su programa nuclear. Behrouz Kamalvandi, vocero de la Organización de Energía Atómica de Irán, reconoció daños, pero insistió en que el programa seguirá adelante, como en ocasiones anteriores. El ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, condenó el ataque como una “violación grave” del derecho internacional y advirtió sobre “consecuencias duraderas”. Teherán también amenazó con retirarse del Tratado de No Proliferación, lo que limitaría las inspecciones del OIEA y podría ocultar actividades nucleares.
Estados Unidos, por su parte, afirmó que el ataque buscaba destruir la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán. El presidente Donald Trump describió la operación como un “éxito militar espectacular” en su red social Truth Social, para asegurar que las tres instalaciones fueron “completamente destruidas”. Sin embargo, expertos como Daryl Kimball, de la Asociación de Control de Armas, advirtieron que, sin destruir todas las instalaciones y equipos, Irán podría reiniciar su programa en pocos años, especialmente si oculta uranio y componentes en sitios desconocidos.
Contexto del programa nuclear iraní y escalada de la guerra
El programa nuclear de Irán, iniciado en la década de 1950 con apoyo estadounidense, se aumentó tras la Revolución de 1979. En 2009, la revelación de Fordo, construida en secreto desde 2006, aumentó las sospechas sobre intenciones militares, aunque Irán sostiene que sus actividades son civiles. En 2015, el Plan de Acción Integral Conjunto limitó el enriquecimiento al 3,67% y convirtió Fordo en un centro de investigación, pero tras la retirada de Estados Unidos en 2018, Irán retomó el enriquecimiento al 60%. En mayo de 2025, el OIEA estimó que Irán poseía 408,6 kilogramos de uranio al 60%, de los cuales 166,6 kilogramos provenían de Fordo.
La escalada actual comenzó el 13 de junio de 2025, cuando Israel lanzó la Operación León Naciente, al atacar objetivos nucleares y militares iraníes, con el argumento de que Irán estaba cerca de desarrollar un arma nuclear. Irán respondió con drones y misiles, lo que aumentó la guerra. Los ataques israelíes dañaron Natanz, al destruir centrifugadoras, y afectaron Isfahán, pero no lograron neutralizar Fordo debido a su profundidad. Esto llevó a la intervención estadounidense, coordinada con Israel, para atacar los tres sitios con mayor precisión.
El senador Mark Kelly, miembro del comité de inteligencia del Senado, expresó preocupación por la posibilidad de que Irán traslade su programa a sitios clandestinos, lo que dificultaría su monitoreo. Albright señaló que Irán planeaba instalar 2.000-3.000 centrifugadoras adicionales en una nueva planta en Isfahán, cuya ubicación actual es incierta. La combinación de daños físicos y traslado de materiales sugiere que, aunque el ataque retrasó el programa nuclear, no lo eliminó por completo.