Japón incorpora a su armada los avanzados misiles tierra-aire SM-6, una señal de la creciente importancia de la defensa contra misiles en el Pacífico.
El SM-6, diseñado para interceptar misiles balísticos y aviones, fortalece la seguridad japonesa ante amenazas persistentes de ataques norcoreanos, incluidos aquellos con ojivas nucleares. En caso de que Japón envíe sus buques para defender Taiwán o proteger su soberanía sobre las islas disputadas en el Mar de China Oriental, sus naves enfrentarían armas letales chinas, como misiles de crucero y balísticos antibuque.
La venta del SM-6, valorada en 900 millones de dólares, fue aprobada por la Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa (DSCA) del Departamento de Estado. Incluye 150 misiles SM-6 Bloque I, contenedores del Sistema de Lanzamiento Vertical MK 21 Mod 3 y repuestos. La DSCA afirmó que la operación mejorará la capacidad de la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón para enfrentar amenazas presentes y futuras, contribuyendo a la defensa aérea integrada en la región del Indo-Pacífico.
Japón también está ampliando su flota equipada con el sistema Aegis, una red de sensores y armas desarrollada en EE. UU. desde los años setenta. Recientemente, el Ministerio de Defensa japonés ordenó dos destructores adicionales, elevando a 10 el número de buques con este sistema.
Esta flota es compatible con la de la Armada de EE. UU., que desde 1978 ha adquirido 121 cruceros clase Ticonderoga y destructores clase Arleigh Burke, todos equipados con Aegis. El sistema ha evolucionado para integrarse a los sistemas de defensa antimisiles de EE. UU. y sus aliados, complementando interceptores terrestres como el Patriot PAC-3 y el THAAD. La versión terrestre, Aegis Ashore, ya se ha desplegado en Polonia como parte de la defensa de la OTAN.
El SM-6, desplegado desde 2013, mejora el alcance y capacidades del SM-2, pasando de 90 a 150-200 millas. Además, su radar a bordo permite detectar y atacar objetivos más allá del alcance del radar de los buques.
La DSCA afirmó que la venta no alterará significativamente el equilibrio militar en la región. Aunque Japón incorporará 150 interceptores antimisiles, esto no reducirá sustancialmente la amenaza que representan los miles de misiles chinos y norcoreanos ni cambiará la superioridad militar de EE. UU. y sus aliados en el Pacífico.
Israel, con apoyo de EE. UU. y otras naciones, interceptó con un 99% de efectividad un ataque masivo con misiles y drones iraníes en 2024. Sin embargo, proteger Japón o Taiwán sería más complejo ante un ataque masivo de China, que posee misiles más avanzados que los de Irán.
Este acuerdo indica que se está gestando una alianza de defensa antimisiles en el Pacífico. Japón, con buques equipados con Aegis, podría colaborar con EE. UU. para proteger a Taiwán y su propio territorio. Mientras tanto, EE. UU. ha ofrecido vender 100 misiles Patriot PAC-3 a Taiwán.
Aun así, no es seguro que estas medidas disuadan a China si decide forzar la reunificación de Taiwán o a Corea del Norte de atacar Japón. No obstante, el riesgo de que algunos de sus misiles sean interceptados podría llevar a los agresores a reconsiderar sus acciones.