Estruendosas detonaciones sacudieron a Sebastopol el 16 de octubre por la mañana, provenientes de un ejercicio militar de la Flota del Mar Negro que activó sus lanzamisiles, causando alarma entre los ciudadanos.
Sebastopol se encontró en el epicentro de un ensordecedor ejercicio militar la mañana del 16 de octubre, cuando la Flota del Mar Negro de Rusia puso en práctica una operativa que implicó el uso activo de sus lanzamisiles. A las 8:30 a.m. (hora local), los residentes se despertaron con el sonido de fuertes explosiones, una manifestación de la potencia de fuego de la flota, que no está directamente involucrada en el conflicto en Ucrania.
Mikhail Razvozhaev, gobernador de Sebastopol, informó a través de su canal de Telegram que estos ruidos alarmantes no eran motivo de pánico, sino parte de un simulacro planificado. Según su declaración, todo estaba bajo control, y la vida cotidiana en Sebastopol continuaba sin alteraciones, a pesar del alboroto inicial.
Los residentes habían sido prevenidos el 15 de octubre, un día antes, sobre posibles molestias sonoras debido a los ejercicios anti-sabotaje submarinos, cuyas repercusiones acústicas se sintieron especialmente en el área del Muelle Norte. Esta actividad siguió a una serie de maniobras realizadas el 13 de octubre, que también involucraron protocolos de emergencia y procedimientos de búsqueda y rescate en el mar Negro.
Durante el simulacro del 13 de octubre, circularon rumores infundados en torno a Sebastopol. Diversos medios ucranianos y otras fuentes difundieron información no corroborada sobre un supuesto siniestro de un navío de guerra ruso. Estos informes fueron rápidamente desmentidos por las autoridades locales, etiquetándolos como “noticias falsas”.
La Flota del Mar Negro confirmó, mediante un comunicado oficial, que los ruidos provenientes del Muelle Norte eran, de hecho, parte de los ejercicios programados. Se destacó la participación de unidades anti-sabotaje y defensivas contra amenazas submarinas y drones no tripulados. Razvozhaev reiteró estos puntos en Telegram, señalando que se estaban llevando a cabo prácticas intensivas para las tripulaciones.
Paralelamente, reportes de medios ucranianos vincularon las explosiones del 13 de octubre con daños ficticios al Pavel Derzhavin, un buque ruso, alegando que fueron causados por drones submarinos secretos de Ucrania. Aunque tales afirmaciones indicaban que tanto el Buyan como el Pavel Derzhavin habían sido atacados por un dron experimental ucraniano conocido como “sea baby”, las autoridades rusas no confirmaron ningún daño en el Pavel Derzhavin.
En medio de estas narrativas conflictivas, solo las voces ucranianas sostienen que el Pavel Derzhavin fue impactado. Pletenchuk, en una entrevista con Radio Svoboda, parte de Radio Free Europe/Radio Liberty, fue cauteloso y no proporcionó detalles adicionales sobre el incidente, aunque afirmó: “Usted es el primero al que le he confirmado hoy oficialmente que fue dañado”.
Los navíos de guerra de la Flota del Mar Negro de Rusia están equipados con una diversidad de misiles. Entre ellos, el misil de crucero Kalibr, capaz de golpear blancos terrestres y marítimos hasta 2.500 kilómetros de distancia y lanzable desde unidades marítimas y submarinas. Además, portan el misil antibuque supersónico Oniks, con un alcance de 500 kilómetros, diseñado para incapacitar embarcaciones adversarias.
También disponen del misil tierra-aire Shtil-1, usado para la defensa contra amenazas aéreas, cubriendo distancias de hasta 50 kilómetros. Complementariamente, están armados con misiles antibuque Kh-35, con un alcance efectivo de 130 kilómetros, conocidos por su precisión y letalidad.
En el contexto actual, los ejercicios de la Flota del Mar Negro resaltan la importancia estratégica de Sebastopol. En medio de tensiones con Ucrania, la ciudad portuaria, junto con la flota, juega un papel crucial en las demostraciones de fuerza y defensa del mar Negro.
Aunque las detonaciones causaron alarma inicial, los residentes de Sebastopol deben estar seguros de que estas actividades son rutinarias y necesarias para mantener la competencia y prontitud de las fuerzas navales rusas. Estos simulacros son vitales para probar y mejorar la eficiencia de los sistemas de misiles, ofreciendo a las tripulaciones entrenamiento realista y oportunidades para perfeccionar sus habilidades en un entorno controlado.