Gran parte de la flota rusa del mar Negro ha salido del puerto de Novorossiysk tras meses de concentración en esa ubicación. Este inesperado movimiento ha provocado especulaciones debido a la falta de una explicación oficial por parte de las autoridades rusas.
El uso reciente por Ucrania de misiles Storm Shadow y ATACMS, armamento avanzado que ha demostrado ser efectivo contra las defensas rusas, parece haber influido en esta decisión. Estos sistemas representan un riesgo significativo para los buques de alto valor de la flota.
Imágenes satelitales publicadas por MT Anderson en la plataforma X confirman la salida de la mayoría de los barcos. Según estas fotografías, tomadas el 20 de noviembre por el satélite Sentinel-2, se aprecia una reducción considerable de embarcaciones en Novorossiysk. Anderson indica que podría tratarse de SNAPEX, un ejercicio de despliegue rápido, o de una medida preventiva frente a posibles ataques.
🇷🇺BSF: Novorossiysk🇷🇺
— MT Anderson (@MT_Anderson) November 20, 2024
Sentinel 2 📷 from 20 November 2024 indicate the majority of the Black Sea Fleet has sortied from Novorossiysk
50cm 📷 have been ordered to confirm but wonder if this is just a SNAPEX, dispersal due to a threat or indicative of a missile attack? pic.twitter.com/RcB5S3e5oy
Este movimiento podría interpretarse como una respuesta a maniobras de rutina o a las crecientes amenazas ucranianas. En cualquier caso, refleja la vulnerabilidad de las fuerzas navales rusas en la región y plantea dudas sobre las prioridades estratégicas del Kremlin ante el aumento de las capacidades militares de Ucrania.
Opciones estratégicas limitadas para la flota rusa
La redistribución de la flota ofrece varias alternativas estratégicas, aunque ninguna exenta de riesgos. Una opción es acercarse a la costa de Crimea, donde las defensas aéreas terrestres, como los sistemas S-400 y Pantsir-S1, podrían brindar mayor protección. Esta ubicación mantendría la cercanía a Sebastopol y otras bases clave, disminuyendo el riesgo de ataques directos.
Otra estrategia sería trasladar los buques hacia zonas más seguras en el este del mar Negro, como la península de Tamán o áreas cercanas a Novorossiysk. Estas ubicaciones, aunque menos expuestas, restringirían la capacidad operativa de la flota. Sin embargo, los avances ucranianos en misiles podrían eventualmente comprometer también estas posiciones.
La operación en aguas internacionales constituye una tercera alternativa. Esto dificultaría los ataques ucranianos, pero implicaría desafíos logísticos y de coordinación para la flota en un entorno ya complicado. Ninguna de estas opciones garantiza protección total frente a los ataques precisos de Ucrania.
La Flota del mar Negro, compuesta por buques modernos y submarinos, desempeña un papel crucial en las operaciones navales rusas. Fragatas clase Almirante Grigorovich, armadas con misiles Kalibr, y corbetas clase Buyan-M forman parte del núcleo de esta fuerza, junto a buques y submarinos especializados en transporte y ataque.
Implicaciones de una reducción de la flota rusa
La pérdida de una porción significativa de la flota tendría un impacto importante en la capacidad de Rusia para dominar la región. Esto afectaría la logística, los ataques con misiles y el control marítimo, otorgando a Ucrania una ventaja estratégica sobre su costa.
Desde un punto de vista diplomático, un debilitamiento de la flota rusa repercutiría a nivel internacional. La percepción de Rusia como potencia militar se vería comprometida, lo que podría fortalecer el apoyo de Occidente a Ucrania en la guerra.