La OTAN pretende crear una fuerza cibernética de respuesta rápida para contrarrestar las actividades cibernéticas malignas de Rusia y de terceros. La decisión llega unos meses después de un importante ciberataque lanzado por Rusia.
Fuerza cibernética de respuesta rápida de la OTAN
En las primeras horas de la guerra en Ucrania, Rusia lanzó un arma cibernética contra los sistemas de comunicaciones militares de Ucrania en un intento de impedir la comunicación de los dirigentes ucranianos.
Bautizada como AcidRain, la ciberarma tenía como objetivo la red de satélites de Viasat, una empresa estadounidense que tiene contratos con el ejército ucraniano, y la hizo caer. Sin embargo, como suele ocurrir con los ciberataques, AcidRain se extendió y afectó a miles de personas en Europa.
La decisión de la OTAN de establecer una fuerza cibernética de respuesta rápida se produce tras AcidRain y otros ciberataques, como SolarWinds, NotPetya y Colonial Pipeline. También llega en un momento en el que hay una mayor proliferación de capacidades cibernéticas en todo el mundo.
Hoy en día, casi todas las naciones del mundo tienen una fuerza cibernética que pueden utilizar con fines de explotación. Según la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la gran mayoría de estas fuerzas cibernéticas se emplean para la recopilación de información.
Sin embargo, los Estados miembros de la OTAN no explicaron en detalle qué hará esta fuerza cibernética de respuesta rápida ni cómo será. Pero sí se refirieron a cómo la OTAN está ayudando a Ucrania en el frente cibernético.
“Esto acelerará la entrega de equipos de defensa no letales, mejorará las ciberdefensas y la resistencia de Ucrania, y apoyará la modernización de su sector de defensa en su transición para fortalecer la interoperabilidad a largo plazo. A más largo plazo, ayudaremos a Ucrania y apoyaremos los esfuerzos en su camino de reconstrucción y reformas de posguerra”, decía la declaración de la OTAN.
Hay muchos actores en el ámbito cibernético y una defensa potente requiere una estrecha cooperación entre el gobierno y la industria privada.
“Reforzaremos significativamente nuestras ciberdefensas mediante una mayor cooperación civil-militar. También ampliaremos la colaboración con la industria. Los aliados han decidido, de forma voluntaria y utilizando activos nacionales, construir y ejercitar una capacidad virtual de respuesta rápida para responder a actividades cibernéticas maliciosas significativas”, declararon los miembros de la OTAN.
No hay que olvidar también a China
Rusia es el Estado del que más se habla cuando se trata de ciberataques contra Occidente. Pero China no se queda atrás. Y en muchos aspectos, Pekín representa la amenaza cibernética más grave.
Según la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, China roba cada año entre 200.000 y 600.000 millones de dólares de propiedad intelectual y secretos comerciales de Estados Unidos; la gran mayoría de estos datos son robados mediante ciberataques. Además, a través de los ciberataques, el ejército y los servicios de seguridad chinos han adquirido la información personal de millones de personas.
La OTAN entiende la amenaza cibernética china e incluyó un texto que lo refleja en su declaración.
“Nos enfrentamos a amenazas cibernéticas, espaciales, híbridas y otras asimétricas, y al uso malicioso de tecnologías emergentes y disruptivas. Nos enfrentamos a la competencia sistémica de aquellos, incluida la República Popular China, que desafían nuestros intereses, seguridad y valores y tratan de socavar el orden internacional basado en normas”, dijeron los miembros de la OTAN en su declaración conjunta.