La agencia de la ONU para los “refugiados palestinos”, UNRWA, solicitó el martes 1.600 millones de dólares para su trabajo en 2023, en su lucha por superar el déficit presupuestario crónico.
La UNRWA -que proporciona servicios a casi seis millones de árabes palestinos registrados en los territorios controlados por la Autoridad Palestina, así como en el Este de Jerusalén, Jordania, Líbano y Siria– advirtió que los “desafíos agravados” la habían colocado bajo una “inmensa presión”.
La agencia, que cuenta con casi 30.000 empleados, gestiona más de 700 escuelas que ofrecen educación a medio millón de niños, y proporciona servicios sanitarios, de saneamiento y sociales, incluida la asistencia alimentaria y en efectivo.
De los 1.600 millones de dólares solicitados, el UNRWA dijo que necesitaba 848 millones para estos servicios básicos. Otros 781,6 millones se necesitan para operaciones de emergencia.
El Director del UNRWA, Philippe Lazzarini, declaró que la agencia desempeña “un papel indispensable” para millones de árabes palestinos.
“Trabajamos para mantener la prestación de servicios básicos en un contexto financiero y político increíblemente difícil”, dijo en un comunicado.
La agencia advirtió de que la mayoría de las perdonas registradas como refugiados viven ahora por debajo del umbral de la pobreza y un número cada vez mayor depende de la UNRWA para recibir ayuda, a veces para su “mera supervivencia”.
Lazzarini dijo que acababa de regresar de un viaje a Siria, donde había sido “testigo directo de un sufrimiento y una desesperación indescriptibles.” Esa situación, dijo, se “refleja tristemente en otros lugares como Líbano y Gaza, donde los refugiados palestinos están tocando fondo”.
“Muchos me dijeron que lo único que pedían era una vida digna; no es mucho pedir”, afirmó.
La UNRWA se enfrenta desde hace tiempo a déficits presupuestarios crónicos, que empeoraron drásticamente en 2018 cuando el expresidente estadounidense Donald Trump recortó el apoyo a la agencia. Su administración tachó a la UNRWA de “irremediablemente defectuosa”, alineándose con las críticas a la agencia fundada en 1949, un año después de la creación de Israel.
Israel cuestiona la política de la UNRWA de extender el estatus de refugiado a los descendientes de aquellos que fueron expulsados o que huyeron durante la Guerra de Independencia de 1948, argumentando que es una anomalía en el trato de la ONU a los refugiados en general y que la agencia debería cerrarse.
La administración del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, restableció totalmente el apoyo, pero la UNRWA ha declarado que sigue luchando. El año pasado, la UNRWA sólo recaudó casi 1.200 millones de dólares de los 1.600 millones que había solicitado, dijo Lazzarini.
“No podemos ni debemos estar siempre luchando por conseguir fondos para cubrir nuestra contribución a los derechos humanos y la estabilidad”, dijo, haciendo hincapié en la necesidad de “un modelo de financiación más sostenible… una fuente de financiación predecible, a largo plazo y regular”.