Inminente lanzamiento del avión espacial no tripulado X-37B, operado por la Fuerza Espacial de EE. UU., previsto para el 28 de diciembre desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida.
El X-37B, un vector estratégico en la carrera espacial global y su próximo despliegue
El X-37B, una avanzada aeronave no tripulada de la Fuerza Espacial de EE. UU., se prepara para una nueva misión este 28 de diciembre, dentro de una ventana de lanzamiento de cuatro horas a partir de las 19.00 horas. Este lanzamiento representa el cuarto intento para esta misión, enfrentando retrasos previos por condiciones meteorológicas adversas y problemas técnicos en tierra. Inicialmente programado para el 7 de diciembre en un cohete Falcon Heavy de SpaceX, sufrió postergaciones sucesivas, ilustrando los desafíos inherentes a operaciones de esta envergadura.
Las reprogramaciones de diciembre para el despegue del X-37B coinciden temporalmente con el reciente lanzamiento de un avión espacial similar por parte de China. Este desarrollo, descrito escuetamente por China como una “nave espacial de pruebas reutilizable”, demuestra un paralelismo intrigante en las capacidades espaciales tácticas de ambas potencias. El general Chance Saltzman, figura prominente de la Fuerza Espacial y jefe de operaciones espaciales del ejército, destacó en la Spacepower Conference de la Space Force Association la importancia estratégica de estos artefactos, subrayando la intensa observación mutua de estas naves mientras orbitan.
La misión denominada “OTV-7” no solo es crucial para evaluar las capacidades operativas del X-37B, sino que también servirá como plataforma para múltiples experimentos científicos. Entre ellos, un proyecto de la NASA explorará los efectos de la radiación en semillas de plantas durante “vuelos espaciales de larga duración”. Es notable que este lanzamiento marca la primera ocasión en que el X-37B es propulsado por un cohete Falcon Heavy de SpaceX, contrastando con el uso anterior del cohete Atlas V y en una ocasión el Falcon 9.
Implicaciones estratégicas del despliegue prolongado del X-37B en el espacio
El retorno del X-37B no está previsto para el año natural 2024, y posiblemente se extienda más allá de 2025, siguiendo la tendencia de misiones previas que han incrementado progresivamente su duración, la última aproximadamente tres años. Este patrón refleja una estrategia deliberada de la Fuerza Espacial de EE. UU. para maximizar la utilidad y recolección de datos de la nave. A pesar de la reticencia en divulgar detalles específicos sobre las operaciones y capacidades del X-37B, la transparencia relativa del lanzamiento, visible a través de la transmisión de SpaceX, contrasta con el hermetismo tradicional en torno a este tipo de misiones.
Este análisis técnico resalta la relevancia del X-37B en el contexto de una creciente competencia espacial, marcada por avances y maniobras de actores globales como EE. UU. y China. La misión “OTV-7” no solo es una demostración de las capacidades técnicas y la ambición espacial de EE. UU., sino también un componente clave en la dinámica de poder y vigilancia espacial. La utilización de la nave para experimentos científicos añade una capa de complejidad a su rol, fusionando investigación y estrategia militar en un solo vector.
En conclusión, el lanzamiento y la operación subsiguiente del X-37B encapsulan un aspecto crítico de la geopolítica espacial contemporánea. La misión subraya la importancia de la supremacía tecnológica y la capacidad de realizar misiones de larga duración en órbita, elementos fundamentales en la estrategia de defensa y proyección de poder de las fuerzas armadas de EE. UU. en el nuevo teatro espacial.
El lanzamiento del X-37B está previsto para el 28 de diciembre desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida, dentro de una ventana de lanzamiento de cuatro horas a partir de las 19.00 horas.
El lanzamiento enfrentó retrasos por condiciones meteorológicas adversas y problemas técnicos en tierra, marcando el cuarto intento después de postergaciones sucesivas.
El lanzamiento del X-37B coincide con el lanzamiento de una nave espacial similar por China, demostrando un paralelismo intrigante en las capacidades espaciales tácticas de ambas potencias.
La misión “OTV-7” del X-37B no se espera que regrese antes del año 2024 y posiblemente se extienda más allá de 2025, siguiendo la tendencia de misiones previas que han aumentado progresivamente su duración.
El despliegue prolongado del X-37B refleja una estrategia deliberada de la Fuerza Espacial de EE. UU. para maximizar la utilidad y recolección de datos, destacando su importancia en la competencia espacial global y en la dinámica de poder y vigilancia espacial.