Los despliegues del bombardero furtivo B-2 Spirit revelan cómo Estados Unidos inicia campañas aéreas, golpea objetivos estratégicos y muestra su disuasión frente a crisis regionales.
Rol estratégico y capacidades del B-2 Spirit en la disuasión global
Cada vez que la Fuerza Aérea de Estados Unidos envía sus bombarderos B-2 Spirit lejos de Whiteman, su única base operativa en Misuri, lo hace con tres propósitos definidos: abrir campañas aéreas de gran envergadura, destruir objetivos estratégicos dentro de conflictos activos y exhibir su capacidad de ataque global ante crisis con Corea del Norte, Yemen o Irán, de acuerdo con los partes militares estadounidenses conocidos.
El B-2 Spirit es un bombardero pesado de largo alcance y baja observabilidad que puede transportar armamento convencional y nuclear. Opera con dos pilotos y admite una carga útil máxima cercana a las 18 toneladas de municiones. Su autonomía sin reabastecimiento alcanza unas 6.000 millas náuticas y puede volar a altitudes superiores a 15.000 metros, como parte de la fuerza de disuasión estratégica de Estados Unidos descrita en los documentos oficiales.
El diseño en ala volante, el uso extensivo de materiales compuestos y recubrimientos especiales, y la reducción de firmas infrarroja, acústica, visual y electromagnética permiten al B-2 penetrar defensas antiaéreas densas y atacar objetivos fuertemente protegidos. Estados Unidos lo señala como su plataforma tripulada de ataque profundo prioritaria, capaz de portar armas nucleares de caída libre y bombas guiadas de gran masa, entre ellas la GBU-57 Massive Ordnance Penetrator, que solo el B-2 puede transportar.
La flota activa de B-2 no supera las dos decenas de aparatos y todos se asignan al 509º Ala de Bombardeo en la Base Aérea de Whiteman. Esta concentración convierte cada salida en un recurso de alto valor militar y político. Cada despliegue implica un mensaje estratégico que acompaña la capacidad de destruir objetivos protegidos y refuerza la función del B-2 como símbolo visible de la disuasión estadounidense frente a adversarios potenciales.
Datos clave sobre el B-2 Spirit y su empleo estratégico
- La Fuerza Aérea utiliza al B-2 para abrir campañas aéreas de gran escala, destruir objetivos estratégicos y demostrar capacidad de ataque global ante crisis regionales.
- El bombardero puede transportar cerca de 18 toneladas de municiones, recorrer unas 6.000 millas náuticas sin reabastecimiento y operar por encima de los 15.000 metros de altitud.
- La flota activa no supera las dos decenas de aparatos y todos se integran en el 509º Ala de Bombardeo con base en Whiteman, en el estado de Misuri.
- El B-2 es la única plataforma capaz de portar la bomba perforante GBU-57 Massive Ordnance Penetrator, diseñada para golpear estructuras subterráneas endurecidas.
De Kosovo a Libia: primeros usos de combate del bombardero B-2
El B-2 alcanzó capacidad operativa en 1997, después de su presentación pública en 1988 y del primer vuelo en 1989. Su primer empleo en combate llegó en 1999, durante la operación Fuerza Aliada de la OTAN contra la República Federativa de Yugoslavia. En esa campaña, los B-2 despegaron de Misuri, cruzaron el Atlántico con reabastecimientos en vuelo, atacaron objetivos en Serbia y Kosovo y regresaron sin escalas; destruyeron alrededor del 33 % de los objetivos serbios en las primeras ocho semanas.
Según los datos oficiales de la Fuerza Aérea, el rendimiento en Yugoslavia consolidó al B-2 como plataforma prioritaria de ataque de precisión de largo alcance. La capacidad para despegar desde territorio continental estadounidense, atravesar defensas antiaéreas y regresar a la misma base después de misiones largas fijó un modelo de empleo que se repetiría en conflictos posteriores, con énfasis en golpes iniciales contra objetivos estratégicos alejados.
Tras la campaña en Kosovo, el B-2 se integró en las primeras fases de la respuesta militar a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Durante la operación Libertad Duradera en Afganistán, los bombarderos realizaron algunas de sus misiones más largas: despegaron desde Whiteman, atacaron objetivos vinculados al régimen talibán y a Al Qaeda y regresaron a Estados Unidos después de más de cuarenta horas de vuelo continuo, con sucesivos reabastecimientos en vuelo y empleo intensivo de bombas guiadas.
En la invasión de Irak de 2003, dentro de la operación Libertad Iraquí, el B-2 protagonizó su primer despliegue de combate prolongado. El historial oficial de la Fuerza Aérea describe 22 salidas desde una base avanzada y otras 27 desde Whiteman, con más de 680 toneladas de municiones lanzadas contra centros de mando, instalaciones de defensa antiaérea e infraestructuras estratégicas.
Años después, en 2011, tres B-2 abrieron la campaña sobre Libia durante la operación Amanecer de la Odisea al atacar bases aéreas y refugios endurecidos con entre 40 y 45 bombas guiadas JDAM, según informes oficiales. En enero de 2017, dos B-2 regresaron al espacio aéreo libio para golpear campamentos del grupo Estado Islámico, alcanzaron varias posiciones y causaron la muerte de al menos 80 combatientes, en su primera misión de combate desde 2011.
Demostraciones de fuerza y operaciones recientes en Yemen y contra Irán
Más allá de los conflictos abiertos, Estados Unidos ha recurrido al B-2 como instrumento de demostración de fuerza en crisis regionales. En marzo de 2013, dos B-2 efectuaron una misión de ida y vuelta entre Misuri y la península de Corea dentro de los ejercicios Foal Eagle. Las aeronaves recorrieron más de diez mil kilómetros hasta un campo de tiro en Corea del Sur, lanzaron municiones inertes y regresaron, en una operación que el mando describió como aviso frente a amenazas de Corea del Norte.
Durante la década de 2010 y el inicio de la de 2020, el B-2 se integró en misiones de Fuerza de Bombarderos, con rotaciones periódicas hacia Europa, la región indopacífica y el Ártico. La Fuerza Aérea detalla que en 2019 y 2023 B-2 desplegados en Islandia y Noruega participaron en ejercicios con aliados de la OTAN y entrenamientos sobre Alaska dentro de las maniobras Red Flag-Alaska. Un oficial del 393º Escuadrón Expedicionario de Bombardeo afirmó que estos despliegues generan un efecto disuasorio significativo y atraen atención internacional.
El empleo del B-2 en Oriente Medio se concentró en Yemen antes de la ofensiva contra Irán. El 16 de octubre de 2024, bombarderos B-2 del 509º Ala atacaron cinco depósitos subterráneos de armas en zonas controladas por los hutíes, según confirmaciones del Departamento de Defensa, el Mando Central y el 8º Ejército Aéreo. A partir de marzo de 2025, los B-2 se incorporaron a una campaña aérea de gran escala contra los hutíes con ataques contra túneles y depósitos profundamente enterrados.
Otros medios aéreos y navales alcanzaron lanzadores, radares y posiciones de misiles hasta que Estados Unidos anunció el fin de los bombardeos sobre Yemen en mayo de 2025, después de centenares de objetivos destruidos. En junio de 2025, siete B-2 participaron en la operación Martillo de Medianoche contra el programa nuclear iraní y lanzaron 14 bombas GBU-57 MOP sobre Fordo, Natanz e Isfahán dentro de un dispositivo de más de 125 aeronaves y con apoyo de misiles de crucero Tomahawk.
Tras el ataque, el Departamento de Defensa destacó el primer empleo en combate de la MOP y reiteró que el B-2 es el único avión operativo con capacidad para transportarla. El Organismo Internacional de Energía Atómica confirmó impactos en los tres complejos iraníes y continuó la evaluación de daños. Pocas horas después, Irán lanzó misiles balísticos contra la base aérea estadounidense de Al Udeid, en Qatar, cuyos proyectiles fueron interceptados sin víctimas, en un intercambio que vinculó de forma directa al B-2 con la confrontación entre Washington y Teherán.