En un contexto de creciente tensión, Vladimir Putin ordena patrullas regulares de MiG-31K/I armados con misiles Kh-47M2 Kinzhal sobre el mar Negro, en respuesta a movimientos militares en Oriente Medio.
El 18 de octubre, se hizo público que el mandatario ruso, Vladimir Putin, ha instruido a los aviones de combate MiG-31K/I, dotados de misiles balísticos hipersónicos Kh-47M2 Kinzhal, comenzar patrullajes habituales sobre las áreas neutrales del mar Negro. Putin enfatizó: “Nuestros MiG-31 están equipados con los misiles Kinzhal. Dichos sistemas, reconocidamente, poseen un alcance superior a los 1.000 km, logrando velocidades de Mach-9”, resaltando que esta táctica responde a la inestabilidad emergente en Oriente Medio.
Especialmente, se remarcó el despliegue de dos conjuntos de navíos de guerra y portaaviones cerca de Israel en el mar Mediterráneo por la Marina de Estados Unidos como un factor catalizador. Las misiones de los MiG-31 serán determinantes para colocar el Mediterráneo Oriental dentro del rango de ataque de sus armas hipersónicas.
Desde que comenzaron la guerra entre Israel y Hamás el 7 de octubre, se ha observado una expansión significativa del contingente militar de Estados Unidos en Oriente Medio y regiones cercanas. Esta notable escalada incluyó el despliegue de un impresionante conjunto de fuerzas, contando con dos portaaviones nucleares, un portaaviones de asalto apoyado por una Fuerza de Marines, aviones de ataque A-10, cazas de ataque F-15E, bombarderos B-1B, y una diversidad de otros elementos.
La crecida presencia militar estadounidense podría interpretarse como una potencial intimidación para los intereses y fuerzas rusas en la zona. Este desarrollo ocurre en simultáneo con el aumento de tensiones relacionadas con las milicias yihadistas, que presuntamente operan bajo la protección de Turquía, colaborador de Washington en la OTAN. Informes sugieren que estas agrupaciones planean ofensivas contra blancos rusos en Siria.
La posibilidad de que Estados Unidos tome acción contra Siria, Hezbolá, e incluso Irán, derivado de los conflictos con Israel, subraya la determinación rusa de prevenir cualquier intento de derrocar al gobierno sirio. Considerando además las significantes bases militares rusas en Siria, la intervención rusa se ve como una contingencia realista.
En 2023, las relaciones en Siria se tensaron notablemente entre las fuerzas de Estados Unidos y Rusia. Rusia continúa condenando lo que se considera una ocupación no autorizada de la zona noreste de Siria por militares estadounidenses, así como la extracción y comercio ilegítimos de petróleo sirio.
Pese a que el despliegue militar ruso es relativamente reducido, la importancia estratégica de los recursos en el mar Negro, especialmente en apoyo de fuego, es crucial.
Historia respalda esta perspectiva, evidenciado durante las operaciones contra insurgentes en Siria en 2015. La Flota del Mar Negro y bombarderos locales llevaron a cabo ataques con misiles de crucero, evidenciando la capacidad operacional y el valor estratégico del mar Negro.
El misil Kh-47M2 Kinzhal generó interés internacional tras destruir un sistema Patriot en Ucrania el 16 de mayo. En su primera misión, el 18 de marzo de 2022, golpeó un extenso búnker en Ucrania occidental que resguardaba equipo militar transportado desde Polonia.
El misil Kinzhal, introducido en 2017, inicialmente se integró en los aviones de combate MiG-31K de la Fuerza Aérea rusa. Debido a su eficacia, su uso se expandió a otras aeronaves, incluyendo el MiG-31I, Tu-22M3 y, más recientemente en septiembre de 2023, el Su-34.
Este potente misil ha transformado la dinámica de las Fuerzas Aéreas rusas, reduciendo la necesidad de más MiG-31 y justificando la decisión de aumentar cinco veces su producción, un objetivo logrado a inicios de 2023. El Kinzhal destaca por su velocidad terminal, alcanzando casi Mach 9, y su notable maniobrabilidad, haciendo que su trayectoria a baja altitud sea casi imposible de rastrear o interceptar, y en algunos escenarios, incluso de detectar.
Con un alcance formidable de 2000 km, el Kinzhal desafía las actuales capacidades de intercepción. La estrategia defensiva actual se centra en neutralizar los activos espaciales y de inteligencia que facilitan la orientación del misil.
En el ámbito geopolítico, expertos y analistas concuerdan que un ataque a un portaaviones estadounidense podría ser indicativo de un conflicto nuclear, aunque esta postura requiere un análisis cuidadoso. Las armas nucleares presentan complejidades en su uso, y no deben tomarse conclusiones apresuradas.
Un portaaviones contiene numerosas bombas y aviones de combate con combustible, lo que podría ocasionar daños catastróficos en caso de explosión. Sin embargo, estos navíos de guerra están equipados con sistemas sofisticados para combatir incendios. Además, no operan aislados, sino que están protegidos por una escolta de buques de guerra con defensas antiaéreas.
Alexei Lenkov, un especialista militar ruso, menciona que incluso un grupo de misiles Zircon no sería suficiente para hundir un portaaviones estadounidense debido a las defensas integradas de la escolta naval, capaz de interceptar los misiles antes de alcanzar su objetivo. Incluso en el caso de múltiples impactos, estos navíos de guerra están construidos para soportarlos y continuar navegando.
Como alternativa, el torpedo TE-2 presenta una oportunidad por su habilidad para atacar por debajo del portaaviones, donde los misiles son menos efectivos. Aun así, superar las defensas requeriría un número considerable de estos torpedos.
Los portaaviones de la clase Nimitz son renombrados por sus defensas, incluyendo un sistema contra torpedos de 6 metros de profundidad, diseñado para disipar la fuerza de las explosiones, necesitando impactos consistentes y precisos para causar daños significativos.