Fuentes militares rusas confirman la capacidad del misil Kinzhal para ajustar su trayectoria en pleno vuelo, mejorando significativamente su eficacia en operaciones de combate.
El 25 de octubre, informes validados por el ejército ruso y el complejo militar-industrial revelaron que el misil Kinzhal, conocido como “Dagger” en inglés, posee ahora la tecnología para modificar su dirección durante el vuelo. Esta capacidad responde a las especulaciones occidentales, ofreciendo un cambio revolucionario respecto a las restricciones previas que limitaban los ajustes al nivel del suelo.
El diálogo con Izvestia destacó que esta actualización no es teórica: se ha implementado en situaciones de combate reales. Los aviones de combate MiG-31, armados con el Kinzhal, han utilizado esta función avanzada, evidenciando su practicidad y eficiencia en el campo de batalla.
Una fuente detalló el proceso: “El MiG-31K lleva dos especialistas, el piloto y un operador-navegante. El operador monitorea el estado del misil, estableciendo los parámetros de vuelo y el objetivo, mientras el piloto maneja el avión. Utilizando comunicaciones de radio o sistemas automatizados, el operador puede adquirir coordenadas de objetivos remotamente desde la base”.
Esta innovación en el Kinzhal fortalece la utilidad del MiG-31 dentro de las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa (VKS). El presidente ruso, Vladimir Putin, enfatizó esta evolución el 18 de octubre, anunciando operaciones continuas sobre el mar Negro con MiG-31 equipados con el misil hipersónico Kinzhal.
Putin desestimó las preocupaciones, declarando que estas operaciones no pretenden ser una amenaza, sino más bien una estrategia para mantener una conciencia situacional completa y constante vigilancia.
Las ventajas son claras: el ajuste de trayectoria del Kinzhal post-lanzamiento por el MiG-31 permite correcciones en tiempo real, aumentando la precisión del impacto. Los ajustes desde tierra, en cambio, enfrentan retrasos de comunicación, comprometiendo la actualidad de la información.
Adicionalmente, esta capacidad introduce un elemento de incertidumbre para el adversario, dificultando la predicción del camino del misil. Este método también mejora la sinergia entre el MiG-31 y el Kinzhal, aprovechando sistemas de radar avanzados para rastrear movimientos objetivos en tiempo real.
Finalmente, se ofrece una flexibilidad operativa sin precedentes. En escenarios de combate fluctuantes, los comandos en tierra pueden no tener acceso a datos actualizados o enfrentar barreras de comunicación con el misil, situaciones en las que esta nueva funcionalidad puede ser decisiva.
La reorientación de misiles aerobalísticos es un proceso técnico que involucra varias etapas y tecnologías avanzadas. Un sistema de guiado especializado es esencial, ya que debe recibir datos actualizados del objetivo desde su plataforma de lanzamiento aérea. Con estos datos, el sistema recalcula la ruta del misil para asegurar un impacto preciso en el objetivo ajustado.
Este ajuste en la dirección del misil también demanda una interacción efectiva entre la plataforma de lanzamiento aérea y diversos sistemas de comando y control. Esta coordinación es crucial para gestionar adecuadamente el cambio de objetivo, permitiendo una utilización óptima de los recursos militares disponibles.
El Kinzhal, con su habilidad para modificar su objetivo tras recibir órdenes de la plataforma aérea, no representa un concepto reciente en el ámbito de los misiles guiados. Esta funcionalidad ha sido un aspecto integral en la operatividad de este tipo de misiles durante muchos años.
En el contexto occidental, el AGM-158 Joint Air-to-Surface Standoff Missile (JASSM) es un ejemplo notorio de esta capacidad. Este misil guiado de largo alcance puede modificar su curso en pleno vuelo hacia el objetivo. Para ello, combina navegación inercial, GPS e imágenes infrarrojas en su sistema de guiado.
Similarmente, el misil aire-aire AIM-9X Sidewinder posee esta versatilidad. Usado comúnmente en combates aire-aire, este misil de corto alcance destaca por su alta maniobrabilidad, utilizando la vectorización de empuje para alterar su curso en el aire.
El misil de crucero Tomahawk es otro proyectil capaz de reajustar su trayectoria. Este misil emplea navegación inercial, GPS y seguimiento del contorno terrestre para localizar su blanco. Además, el Tomahawk puede modificar su ruta en vuelo, gracias a las actualizaciones que recibe de su sistema de control interno.
En el campo de batalla, las fuerzas militares pueden revertir el proceso de lanzamiento de un misil, permitiendo el reajuste de objetivos de misiles terrestres desde plataformas aéreas. Un caso reciente fue reportado por la agencia TASS, revelando una estrategia innovadora relacionada con el Beriev A-50, un avión especializado en la detección de radares. Según el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, los Beriev A-50 jugaron un rol fundamental en el derribamiento de 24 aviones en cinco días.
El reporte de TASS subraya la sinergia exitosa entre los sistemas A-50 y S-400. Se especifica que el S-400 logró acertar a blancos aéreos a aproximadamente 1 km de altura con sus misiles antiaéreos guiados recientemente desarrollados, validando su capacidad de alcance máximo.
Esta táctica de misiles no se limita a una sola facción en el conflicto. Es una práctica común entre ambos contendientes. Por ejemplo, los aviones de la OTAN y aliados ucranianos proporcionan información detallada a las fuerzas ucranianas sobre las posiciones enemigas. Esto permite, si es necesario, que las unidades aéreas ajusten la trayectoria de los misiles lanzados desde el suelo, adaptándose a los cambios en el campo de batalla.