El 1 de mayo, misiles de crucero rusos Kh-101 impactaron la infraestructura militar ucraniana, dificultando la posibilidad de una contraofensiva. La operación evidencia el dominio ruso en tácticas militares y la utilización de señuelos en el conflicto.
Rusia ataca en momento de vulnerabilidad
Los misiles alcanzaron una instalación en Pavlograd, causando una gran explosión. La elección del objetivo sugiere una inteligencia superior y planificación meticulosa por parte de Rusia, atacando en el momento de mayor vulnerabilidad ucraniana.
La defensa antiaérea ucraniana enfrentó dificultades para repeler el ataque, derribando solamente 15 de los 18 misiles de crucero Kh-101 y Kh-555 lanzados.
Misiles furtivos Kh-101: precisión y potencia
El Kh-101 es un misil de crucero de baja visibilidad con un alcance de 4.500 kilómetros. Su sistema de guiado incluye navegación inercial, TERCOM, DSMAC y GPS/GLONASS, lo que le permite ser extremadamente preciso y potente contra objetivos endurecidos.
Uso de señuelos rusos en la ofensiva
Rusia empleó tácticas de desinformación y señuelos para confundir la defensa aérea ucraniana. Misiles Kh-55 fueron utilizados como señuelos y drones rudimentarios también fueron empleados en la estrategia rusa.
Esta táctica obligó a Ucrania a gastar recursos en misiles antiaéreos, desviando su atención y dificultando la respuesta ante la ofensiva rusa.

Evolución de las tácticas rusas
Los ataques recientes de Rusia se enfocan en la interdicción del campo de batalla en lugar de la degradación de infraestructuras. El objetivo es debilitar la capacidad ofensiva ucraniana en momentos críticos, como el traslado al frente de batalla.
La RuAF emplea aviones no tripulados y de reconocimiento para identificar objetivos de alto valor, realizando ataques precisos con misiles de crucero.