El presidente Vladimir Putin dice que Rusia ha desarrollado armas ofensivas únicas sin la intención de iniciar una guerra con nadie, sino para mantener el “equilibrio estratégico” y la “estabilidad estratégica” en el mundo.
“No vamos a luchar contra nadie. Vamos a crear las condiciones para que nadie quiera luchar contra nosotros”, dijo Putin en una entrevista con la agencia estatal de noticias Tass, una parte de la cual fue publicada el lunes.
La entrevista de tres horas marca los 20 años de Putin en el poder y está siendo dividida en 20 partes que serán publicadas en un periodo de semanas y cada una dedicada a un tema distinto. En los episodios que ya han sido publicados, el líder de Rusia habló sobre la reciente reorganización del gobierno, Ucrania, las protestas masivas en Moscú este verano y el uso de la tecnología moderna.
Rusia ha creado “sistemas de ataque ofensivo que el mundo nunca ha visto”, y que están obligando a los EE.UU. a tratar de ponerse al día, dijo Putin a Tass.
Como ejemplo, Putin mencionó los nuevos “sistemas ofensivos hipersónicos”, un arma que puede volar a 27 veces la velocidad del sonido que entró en funcionamiento a finales del año pasado. Dijo que en los últimos 20 años la proporción de equipos modernos en el ejército ruso ha crecido del 6% al 70%.
“Esta es una situación única”, dijo Putin.
Tener estos sistemas en su lugar permite al Kremlin “mantener la estabilidad y el equilibrio estratégico” que los EE.UU. trataron de “alterar” con sus sistemas de defensa de misiles, añadió el presidente.
“Es esencial no solo para nosotros, sino también para la seguridad mundial”, concluyó Putin.
El Kremlin ha hecho de la modernización militar su máxima prioridad, ya que sus relaciones con Occidente se han deteriorado después de la anexión por parte de Rusia de la Crimea ucraniana en 2014. Putin mencionó por primera vez el desarrollo de algunas de las nuevas armas hipersónicas en su discurso sobre el estado de la nación en marzo de 2018.
El año pasado, describió la acumulación de fuerzas de la OTAN cerca de las fronteras occidentales de Rusia y la retirada de EE.UU. del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio de 1987 como una de las principales amenazas a la seguridad de Rusia.