En muchos sentidos, Israel y Rusia han adoptado enfoques opuestos para proveer la seguridad nacional. Israel se encuentra en la frontera tecnológica, mientras que Rusia se ha esforzado por mantener su sistema nacional de innovación vital y saludable. Además, a lo largo de los años las armas rusas han poblado los ejércitos y las fuerzas aéreas de los enemigos de Israel.
No obstante, Moscú y Jerusalén han intensificado considerablemente su cooperación militar en los últimos años, tendencia que ha hecho que los Estados Unidos se sientan algo nerviosos por la tecnología que exportan a Israel. Los aviones teledirigidos israelíes han volado al servicio de Rusia en la guerra de Ucrania, y la electrónica israelí ha ayudado a mejorar los sistemas rusos de otras maneras. Aquí hay cinco capacidades de defensa israelíes que a Rusia le gustaría tener:
Defensa de misiles:
Aunque la Unión Soviética ayudó a ser pionera en los primeros sistemas de misiles antibalísticos, la tecnología rusa se ha quedado atrás de Occidente, y especialmente de los israelíes. Los Estados Unidos e Israel (a menudo en colaboración) han comprometido inmensos recursos para desarrollar un sistema de defensa contra una variedad de proyectiles balísticos. Por parte de los Estados Unidos, el esfuerzo se ha concentrado sobre todo en los misiles balísticos de mediano y largo alcance; por parte de Israel, se ha centrado en toda la gama de amenazas, incluidos los cohetes de bajo costo y baja tecnología.
Los proyectiles balísticos no representan una amenaza abrumadora para Rusia en este momento, pero si los esfuerzos de Moscú por mejorar su red de defensa aérea siguen teniendo éxito, esos misiles pueden llegar a representar de nuevo el puntal central de la disuasión de la OTAN. Si es así, los sistemas de misiles antibalísticos se convertirán de nuevo en un componente clave de la estrategia de defensa de Rusia.
SPIKE:
Rusia cuenta con algunas excelentes municiones anti-tanque, incluyendo el misil 9M133 “Kornet”, diseñado para matar los principales tanques de batalla como el Merkava, Abrams, y Challenger II. Un misil guiado por láser, los Kornet dañaron varios tanques occidentales en los primeros días de la guerra de Irak, y en la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá.
Sin embargo, la familia israelí de misiles SPIKE tiene capacidades de las que carecen muchas variantes del Kornet. Entre ellas figuran el “choque y fuga” y los perfiles de ataque superiores, que permiten al SPIKE golpear a los tanques enemigos en su punto más vulnerable. Además, el SPIKE ha demostrado ser notablemente flexible en su despliegue, sirviendo a bordo de una amplia variedad de diferentes plataformas de lanzamiento israelíes.
Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR):
La experiencia de varias guerras en Gaza, por no mencionar el conflicto de 2006 contra Hezbolá, ha dado al Estado de seguridad nacional israelí una capacidad sin parangón para integrar la información en sus operaciones en el frente. Esa integración tiene un componente administrativo (las diversas organizaciones que constituyen la defensa nacional israelí se han vuelto sorprendentemente eficientes en el intercambio y la puesta en práctica de la información), pero también un aspecto tecnológico.
Utilizando diversos sistemas de aviación electrónica y táctica, Israel ha desarrollado una capacidad sin parangón para crear una imagen del espacio de batalla. Estos sistemas incluyen redes de almacenamiento biométrico, vehículos aéreos no tripulados y sistemas ópticos avanzados, entre otros. Los sistemas de fusión de vigilancia e inteligencia de esta naturaleza podrían servir bien a Rusia en Siria, Chechenia, Ucrania y otros lugares.
Reclutamiento:
Rusia tiene muchos soldados excelentes y profesionales. Sin embargo, Rusia no tiene un sistema funcional de reclutamiento que pueda identificar y entrenar a los soldados potenciales más capaces de su población. El sistema ruso de reclutamiento se ha convertido en un desastre, ya que muchos de los reclutas potenciales más capaces encuentran formas de escapar del servicio, y una experiencia de entrenamiento que se ha vuelto cada vez más brutal.
El sistema de reclutamiento de Israel, por otra parte, sigue siendo uno de los más saludables del mundo. A pesar de algunos problemas notables, el programa de servicio nacional israelí sigue aprovechando eficazmente el mejor capital humano del país. Obviamente, Israel no puede exportar los cimientos de este sistema a Rusia, pero podría ayudar en las reformas administrativas destinadas a mejorar el rendimiento de Rusia.
Sistemas de aviónica:
La fuerza aérea rusa consiste en una amplia gama de aviones de combate de generación 4 y 4.5, en su mayoría actualizados a partir de modelos de la Guerra Fría. El grado de actualización, sin embargo, ha demostrado ser muy desigual. Además, la industria electrónica rusa se ha esforzado por proporcionar actualizaciones aviónicas avanzadas y fiables. En Siria, por ejemplo, el sistema ruso de selección, detección y discriminación ha ido a la zaga de sus homólogos occidentales, lo cual ha tenido costos militares y diplomáticos.
Con una industria electrónica estrechamente vinculada al sector aeroespacial militar, Israel se ha especializado en el tipo de mejoras que las aeronaves rusas podrían utilizar definitivamente. Entre ellas figuran radares avanzados, sistemas de fusión de sensores y vainas de sensores necesarios para apuntar a las municiones guiadas de precisión. Una colaboración más estrecha entre Israel y Rusia podría hacer que los cazas y bombarderos rusos fueran mucho más letales.
La salva final:
A medida que Israel ha tratado de ampliar su base diplomática más allá de los Estados Unidos y Europa Occidental, ha desarrollado cada vez más conexiones positivas con Rusia y puntos del este. Este esfuerzo ha incluido tanto el comercio como la diplomacia; la tecnología israelí ya ha encontrado su camino en varios ejércitos alrededor del mundo, incluyendo Rusia.
Al mismo tiempo, la industria militar rusa requiere infusiones constantes de tecnología para completar la transición del estancamiento posterior a la Guerra Fría. A pesar de las tensiones de larga data entre los dos países (Irán, el futuro del régimen de Assad), la relación entre Moscú y Jerusalén puede resultar fructífera para ambos países en los próximos decenios.
Robert Farley, un frecuente colaborador del National Interest, es autor de The Battleship Book. Es profesor titular de la Escuela Patterson de Diplomacia y Comercio Internacional de la Universidad de Kentucky. Su trabajo incluye la doctrina militar, la seguridad nacional y los asuntos marítimos. Tiene blogs en Lawyers, Guns and Money, Information Dissemination y the Diplomat.