El caza ruso Su-35 ha perdido prestigio por fallos en combate y por la cancelación de contratos internacionales, lo que ha impactado la industria aeroespacial rusa.
Desempeño del Su-35 en Ucrania y cancelaciones de contratos
El caza Su-35, desarrollado por Sukhoi, ha sufrido un deterioro en su reputación debido a su actuación en la guerra de Ucrania y a la cancelación de contratos por parte de clientes extranjeros. Desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, Ucrania ha reportado la destrucción de al menos ocho Su-35S, según datos de Oryx, un sitio de inteligencia de fuente abierta que registra pérdidas militares. Un incidente ocurrió el 7 de junio de 2025, cuando un Su-35S fue derribado en la región de Kursk, con imágenes del lugar del siniestro que se difundieron en redes sociales. Reportes indican que un F-16 ucraniano, con posible apoyo de un avión de alerta temprana Saab 340, utilizó un misil AIM-120 para derribar el caza ruso, lo que representó un evento destacado en la guerra aérea.
Estas pérdidas han revelado vulnerabilidades del Su-35 ante defensas antiaéreas avanzadas, como los sistemas S-300 de origen soviético y el armamento occidental entregado a Ucrania. La imposibilidad del caza de operar cerca de zonas disputadas, debido a su exposición ante radares enemigos, ha reducido su utilidad en misiones de ataque. Además, países como Egipto, Argelia e Indonesia suspendieron sus planes de adquisición del Su-35 desde 2022, según informes de Defense Blog. Egipto, por ejemplo, anuló un contrato firmado en 2018 para adquirir 24 Su-35 tras pruebas que mostraron deficiencias en su radar Irbis-E frente a los sistemas de contramedidas electrónicas del Rafale francés.
Indonesia, que expresó interés en 11 cazas en 2018, abandonó el acuerdo en 2022 y decidió diversificar su flota con aviones occidentales. Argelia, aunque recibió cinco Su-35 originalmente destinados a Egipto en marzo de 2025, según imágenes satelitales publicadas por el International Institute for Strategic Studies, no ha confirmado la intención de realizar nuevas compras.
Sanciones y problemas de producción del Su-35
Las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea desde 2022 han restringido severamente la producción del Su-35. La United Aircraft Corporation (UAC), filial de Rostec, ha experimentado dificultades para sustituir componentes importados, como sistemas de aviónica y radares, que anteriormente eran suministrados por países europeos e Israel. Un informe de Defense Blog de enero de 2022 indicó que estas restricciones provocaron la cancelación de pedidos por parte de Egipto, Argelia e Indonesia. Aunque se intentó desarrollar cadenas de suministro nacionales, la producción del Su-35S se ha retrasado, con solo cuatro nuevos cazas entregados a las Fuerzas Aeroespaciales Rusas (VKS) en 2025, según Militarnyi.
La planta de Komsomolsk-on-Amur, principal fabricante del Su-35, recibió inversiones para modernizar su infraestructura. Sin embargo, la escasez de piezas críticas ha impedido cumplir con los contratos de exportación. En 2024, Rusia entregó 14 lotes de cazas, incluidos Su-35, Su-34, Su-30 y Su-57, pero no se ha confirmado el número exacto de Su-35S, según BulgarianMilitary. La dependencia de tecnología extranjera ha limitado la competitividad del caza en el mercado internacional, mientras que países como China e India avanzan en el desarrollo de sus propios aviones de combate, lo que ha reducido el interés en el Su-35.
Impacto del Su-35 en el mercado de exportación de cazas
- Pérdidas en Ucrania: Al menos ocho Su-35S derribados desde 2022, según Oryx.
- Cancelaciones: Egipto (24 cazas, 2018), Indonesia (11 cazas, 2018) y Argelia (sin nuevos pedidos confirmados).
- Sanciones: Restricciones de EE. UU. y UE han limitado el acceso a componentes electrónicos desde 2022.
- Producción: Solo cuatro Su-35S fueron entregados a Rusia en 2025, según Militarnyi.
- Competencia: China (J-20, J-10C) e India (Rafale, industria local) han reducido su dependencia de Rusia.
Interés limitado y competencia en el mercado global
El Su-35, un caza de generación 4++, fue presentado como una opción alternativa a los aviones occidentales como el F-16 y el F-15. No obstante, su aceptación ha disminuido frente a competidores como el Rafale francés y el J-20 chino. China, que compró 24 Su-35 en 2015, no ha mostrado interés en nuevas adquisiciones, al utilizar los cazas principalmente con fines de análisis tecnológico sobre el motor AL-41F1S y el radar Irbis-E, según National Security Journal. Informes de 19FortyFive indican que China ha replicado estas tecnologías en sus propios programas, como el J-20.
Irán, otro potencial comprador, ha experimentado demoras en la recepción de Su-35 comprometidos en un acuerdo de 2023. En junio de 2025, fuentes en redes sociales informaron que Irán reconsidera el contrato debido a la ausencia de repuestos y soporte técnico, y ha comenzado a evaluar alternativas como el J-10CE chino.
En el caso de India, un cliente habitual de aviones rusos, la producción bajo licencia del Su-30MKI se mantiene, pero no hay señales de interés en el Su-35, según Simple Flying. India ha adquirido Rafale franceses y ha desarrollado su propia industria aeroespacial, lo cual ha reducido su dependencia de Rusia. La combinación de sanciones, pérdidas en combate y la aparición de nuevos proveedores ha reducido la aceptación del Su-35, lo que ha limitado las exportaciones rusas en el sector defensa.
Contexto histórico y evolución del Su-35
El Su-35, derivado del Su-27 Flanker, fue incorporado por las Fuerzas Aeroespaciales Rusas en 2018, tras un programa de modernización iniciado en 2003. Está equipado con motores de empuje vectorial y un radar de barrido electrónico pasivo, y fue diseñado para operaciones de superioridad aérea y ataques de precisión. Rusia mantiene en operación aproximadamente 100 Su-35, según estimaciones de Oryx, pero las pérdidas en Ucrania han obligado a incrementar la producción para reemplazar unidades destruidas.
En el pasado, países como Vietnam, Kazajistán y Sudán mostraron interés en el Su-35, aunque no se concretaron acuerdos relevantes. Durante la intervención en Siria, el Su-35 participó en ataques contra blancos terrestres, lo que generó observaciones internacionales, pero los resultados limitados en Ucrania han tenido un mayor peso. La percepción de deficiencias tecnológicas, junto con la imposibilidad de cumplir con los plazos de entrega, ha llevado a descartar el Su-35 como opción para varias fuerzas aéreas.