Según Defense Express, las fuerzas rusas emplearon un misil balístico KN-23 en un ataque masivo el 31 de julio dirigido a Bila Tserkva, en el óblast de Kiev.
Restos del misil encontrados en el lugar coinciden con las características de los KN-23, utilizados por Rusia por última vez en febrero de 2024. Esto rompe una pausa de cinco meses en su uso y destaca el continuo apoyo militar de Corea del Norte a Rusia.
El KN-23, una variante del misil ruso Iskander, difiere en dimensiones y componentes, pero es menos preciso que su homólogo ruso. Se cree que incorpora tecnología rusa y se asemeja al misil 9M723 Iskander, con un alcance estimado de 700 kilómetros.
Informes indican que las fuerzas ucranianas interceptaron con éxito otros misiles norcoreanos durante otro ataque en la provincia de Kiev el 6 de agosto, subrayando la constante amenaza y la necesidad de vigilancia.
La reanudación del uso de estos misiles refleja la continua cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte, destacando la profundidad de su colaboración militar.