El S-500, catalogado como el pináculo de los sistemas de defensa antiaérea de Rusia, es promocionado por Moscú como una medida contundente frente a los más sofisticados cazas, como los modelos estadounidenses F-22 y F-35.
Aunque aún en fase de desarrollo y con limitada experiencia operativa, el S-500 “Prometey” promete ser un elemento disruptivo en la defensa aérea moderna.
Este sistema, también denominado 55R6M “Triumfator-M”, está siendo desarrollado bajo el liderazgo de la corporación estatal Almaz-Antey.
Capacidades y configuración del sistema S-500 Prometey
El armamento del S-500 consta de una configuración que incluye cuatro misiles de largo alcance 40N6M o dos interceptores 77N6, ambos montados en el vehículo lanzador 77P6.
Este sistema está apoyado por una red de radares de última generación dedicados a la adquisición de objetivos y la interceptación de amenazas aéreas y balísticas. Con un alcance operativo de 500 a 600 kilómetros y una capacidad de alcanzar objetivos hasta los 200 kilómetros de altitud, el S-500 puede enfrentarse eficazmente a aviones de combate de quinta generación, misiles balísticos y de crucero, e incluso a satélites en órbita baja.
A pesar de estas impresionantes especificaciones en papel, es críticamente difícil para observadores externos verificar las capacidades reales del S-500 en combate, especialmente en lo que respecta a su efectividad contra aeronaves furtivas y proyectiles hipersónicos, tal como lo promueven varios medios rusos.
En un desarrollo reciente, Yan Novikov, director general de Almaz-Antey, declaró en abril que el S-500 había comenzado su producción en masa. No obstante, este anuncio contrasta con las declaraciones del viceministro de Defensa ruso, Alexei Krivoruchko, quien en mayo de 2021 indicó que la producción en serie del sistema no se iniciaría hasta 2025.
La disparidad en estas declaraciones podría reflejar los retos materiales y logísticos derivados de la situación geopolítica actual, particularmente la invasión rusa de Ucrania. Desde su concepción en 2010, los plazos previstos para su producción masiva en 2014, 2017 y 2021 han sido consistentemente postergados.
Capacidades estratégicas del S-500 en el contexto de la defensa rusa
El S-500 “Prometey” no está diseñado para reemplazar al anterior sistema S-400, sino para complementarlo, abordando amenazas específicas que los sistemas S-400 y el A-135, un sistema estacionario de misiles antibalísticos, no pueden manejar.
Se espera que el S-500 se convierta en un elemento crucial dentro del entramado de defensa aérea nacional de Rusia. Dentro de la estructura militar, se debate si se deberían establecer nuevas unidades para operar el S-500 o si se debería capacitar a las unidades existentes de las Fuerzas Aeroespaciales rusas para su manejo.
Según informes de medios estatales rusos, las primeras unidades del sistema S-500 estaban destinadas a las fuerzas de defensa aérea situadas alrededor de Moscú. El S-500 también ha sido objeto de pruebas internacionales, con indicios de que fue evaluado en el campo de batalla en Siria en 2019, aunque el Ministerio de Defensa ruso negó oficialmente dichas pruebas.
Asimismo, se ha señalado que India podría ser uno de los primeros países en adquirir el sistema S-500, dependiendo de las decisiones estratégicas futuras.
Implicaciones internacionales del despliegue del S-500
Antes de la escalada del conflicto en Ucrania, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, sugirió que Turquía podría colaborar con Rusia en la producción del S-500.
Esta colaboración, siguiendo el precedente de la adquisición del S-400, podría desencadenar nuevas sanciones y restricciones tecnológicas por parte de Estados Unidos, similares a las impuestas anteriormente a Ankara.
A pesar de que muchos detalles del S-500 permanecen en el ámbito de lo desconocido, es evidente que el sistema “Prometey” está destinado a jugar un rol fundamental en la futura arquitectura de defensa aérea de Rusia, marcando un avance significativo en la capacidad de interceptación de amenazas aéreas y espaciales de alta tecnología.