El ministerio de Defensa de Rusia incorporó el caza polivalente Su-35S desde 2011, mientras Ucrania opera el Su-27 heredado de la era soviética en la guerra actual.
Incorporación y despliegue de cazas en la guerra entre Rusia y Ucrania
El ministerio de Defensa de Rusia ha incorporado el caza polivalente Su-35S a su flota aérea desde 2011, mientras que la Fuerza Aérea Ucraniana opera el Su-27, un modelo heredado de la era soviética, en un número estimado de 34 unidades antes de 2022, según informes del Congreso de Estados Unidos. Estas aeronaves se despliegan en el contexto de la guerra en Ucrania, donde Rusia utiliza el Su-35S para misiones de superioridad aérea y ataques a tierra, y Ucrania emplea el Su-27 en patrullas de defensa antiaérea y operaciones de supresión de defensas antiaéreas, de acuerdo con datos de fuentes militares estadounidenses.
El desarrollo del Su-35S se inició en 2008 con su primer vuelo de prototipo, y su producción en masa comenzó en la planta de Komsomolsk del Amur, bajo contratos que incluyeron 48 unidades en 2009, 50 en 2016 y 30 en 2020, para reforzar las capacidades de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas. El Su-35S representa una evolución profunda del diseño original del Su-27, con una estructura de fuselaje reforzada que incorpora extensiones en las alas y depósitos adicionales en las colas verticales, lo que eleva la capacidad interna de combustible a 10.250 kilogramos.
Esta configuración permite un peso máximo al despegue superior, con un tren de aterrizaje fortalecido que incluye ruedas dobles en la nariz y aletas de mayor tamaño para mejorar las tasas de cabeceo. Los motores AL-41F-1S, con control de vector de empuje, generan un empuje de 31.473 libras en postcombustión, y permiten velocidades supersónicas sin postquemadores en configuraciones derivadas. De este modo, el Su-35S alcanza un radio de combate de más de 700 millas náuticas y una altitud operativa de hasta 19.000 metros, con una tasa de ascenso de 59.000 pies por minuto.
En comparación, el Su-27 base, desarrollado en los años setenta con su primer prototipo en 1977 y versión de producción en 1982, utiliza motores AL-31F con un empuje de 27.600 libras, lo que provoca un radio de combate similar, pero con menor eficiencia en maniobras sostenidas debido a la ausencia de vector de empuje. La aviónica del Su-35S incluye el radar Irbis-E de matriz de escaneo electrónico pasivo, con una apertura de 0,9 metros, potencia media de 5 kilovatios y capacidad para rastrear 30 objetivos simultáneamente, lo que permite disparos contra ocho de ellos con misiles de guía activa.
Características clave de radares y sistemas en cazas Su-35S y Su-27
- Radar Irbis-E detecta objetivos de 3 metros cuadrados a 190-215 millas náuticas.
- Sistema OLS-35 ofrece campo de visión de 120 por 75 grados en Su-35S.
- Radar N001 rastrea hasta 15 objetivos con alcance de 76 millas náuticas en Su-27.
- Sistema OLS-27 proporciona detección frontal a 8 millas náuticas en Su-27.
Aviónica avanzada y contramedidas en el Su-35S frente al Su-27
Este sistema detecta objetivos de 3 metros cuadrados a distancias de 190 a 215 millas náuticas y objetivos de 0,01 metros cuadrados a 50 millas náuticas. Además, integra el sistema de búsqueda y seguimiento infrarrojo OLS-35, con un campo de visión de 120 por 75 grados, y el conjunto de contramedidas electrónicas Khibiny, que incluye receptores canalizados e interferómetros para orientación pasiva. El Su-27, por su parte, emplea el radar N001 de impulsos Doppler con antena Cassegrain de escaneo mecánico, que rastrea hasta 15 objetivos, pero con un alcance menor para detección de cazas, de alrededor de 76 millas náuticas.
Su sistema de búsqueda infrarroja OLS-27 ofrece un campo de visión de 3 por 3 grados, con detección frontal a 8 millas náuticas y un telémetro láser a 1,5 millas náuticas, lo que limita su efectividad en escenarios de combate más allá del alcance visual. En cuanto al armamento, el Su-35S dispone de 12 puntos de anclaje externos que permiten cargas de hasta 8.000 kilogramos, que incluyen misiles aire-aire R-77 con guía radar activa y alcance de 54 millas náuticas, R-27 en variantes de guía semiactiva o infrarroja con alcances de 43 a 70 millas náuticas, y R-73 con capacidad de maniobra de 12G y desvío de 75 grados fuera del eje.
Para misiones aire-tierra, incorpora misiles antirradar Kh-31P, con alcance de 60 millas náuticas, y bombas guiadas KAB-500 y KAB-1500 con sistemas láser o televisivos. El Su-27 ucraniano, con 12 puntos de anclaje similares, utiliza misiles R-27 ER/ET de alcance medio, R-73 de corto alcance y R-60M, junto con misiles aire-superficie Kh-25MP y Kh-29.
Desde 2022, Ucrania ha integrado municiones occidentales en sus Su-27, como los misiles antirradar AGM-88 HARM proporcionados por Estados Unidos, que se guían mediante tabletas para compensar la falta de pods de orientación dedicados, y bombas GBU-39 de diámetro pequeño, montadas en bastidores cuádruples BRU-61 con adaptadores personalizados, lo que permite hasta ocho unidades por aeronave.
Estas integraciones, apoyadas por asistencia técnica estadounidense, incluyen también bombas JDAM-ER y AASM Hammer de origen francés. La Fuerza Aérea Ucraniana heredó sus Su-27 de la Unión Soviética en 1991, con variantes como Su-27S, Su-27P, Su-27UB y modelos actualizados Su-27S1M y Su-27UBM1, realizados en la década de 2010 para extender la vida útil mediante modificaciones estructurales, nuevos radios, sistemas de posicionamiento global y revisiones menores en el radar.
Herencia y actualizaciones de la flota ucraniana de Su-27
Antes de la invasión de 2022, se estimaban 26 unidades en condiciones de vuelo, operadas por la 831ª Brigada de Aviación Táctica desde 1985. Las operaciones se centran en patrullas aéreas para interceptar misiles de crucero y vehículos aéreos no tripulados, así como en misiones de bajo altitud para minimizar la exposición a defensas antiaéreas. Rusia, en cambio, ha desplegado el Su-35S en misiones de superioridad aérea y ataques a tierra, con un total de 88 unidades entregadas hasta 2020, producidas en la planta de Komsomolsk del Amur.
Los contratos rusos han priorizado esta aeronave como puente hacia el Su-57 de quinta generación, con énfasis en su capacidad para superar cazas de cuarta generación mediante radares avanzados y contramedidas electrónicas. En mayo de 2025, el ministerio de Defensa de Ucrania inició conversaciones con la empresa sueca Saab para integrar sistemas de aviónica, guerra electrónica y radar en los Su-27, con el objetivo de mejorar su resistencia a amenazas. La delegación sueca, dirigida por el director de asuntos para Ucrania de Saab, examinó la incorporación de herramientas de contramedidas y tecnología de radar para hacer los aparatos más letales en entornos operacionales.
Estas actualizaciones forman parte de un plan más amplio que abarca también los MiG-29, Su-24 y Su-25, aunque solo una porción de la flota ucraniana ha recibido mejoras previas debido a restricciones presupuestarias. Las pérdidas ucranianas desde 2022 incluyen alrededor de 60 aeronaves en total, mientras que Rusia ha perdido más de 70, según evaluaciones del Congreso estadounidense, lo que resalta el papel de los sistemas de defensa terrestre en el equilibrio aéreo.
El Su-35S incorpora un sistema de control de vuelo digital con mandos laterales eléctricos en prototipos avanzados, junto con pantallas multifunción y un enlace de datos para redes de hasta 16 aeronaves. El Su-27 ucraniano mantiene un sistema mecánico-hidráulico con estabilidad estática reducida, pero ha añadido enlaces de datos aire-aire y aire-tierra en versiones actualizadas.
Ambas aeronaves comparten un diseño de ala en flecha con extensión de borde de ataque, pero el Su-35S añade estabilizadores plegables y un peso vacío incrementado en 1.360 kilogramos debido a refuerzos. En operaciones navales, variantes como el Su-33 ruso, derivado del Su-27 con tren de aterrizaje reforzado y alas plegables, no se utilizan en Ucrania, que carece de portaaviones.