En un escalofriante episodio bélico en la frontera ruso-ucraniana, el poderoso caza Su-35 y el humilde helicóptero Mi-8 se vieron envueltos en un enfrentamiento letal.
Las tensiones en la región se intensifican mientras los aviones de combate rusos defienden su territorio con determinación. Acompáñenos en este relato de acción y estrategia militar.
Un enfrentamiento en el cielo
En la región de Kharkiv, frontera entre Rusia y Ucrania, un helicóptero Mi-8 ucraniano se acercó peligrosamente a la línea divisoria. Rápidamente, las Fuerzas Aeroespaciales rusas pusieron en acción al imponente Su-35 Flanker-E, quien sin titubear lanzó un misil fuera del alcance visible y derribó al Mi-8 sin remordimientos ni contemplaciones.
El Ministerio de Defensa de la Federación Rusa confirmó oficialmente el incidente, ocurrido en el territorio que Ucrania considera temporalmente ocupado. La región de Kharkiv, escenario de la confrontación, se encuentra bajo control del ejército ruso. En medio de este conflicto bélico, la OTAN y otros socios occidentales siguen atentos al desenlace de esta situación.
El éxito del Su-35 en Ucrania
El Su-35 ha demostrado ser el caza ruso más formidable en esta “operación militar especial”. A menudo, el Su-35 se despliega en pareja aérea, acompañando a otros aviones de combate como el Su-30, el Tu-22 o el MiG-31. La clave de su éxito radica en su capacidad para utilizar el misil aire-aire R-37M, un arma que ha desgastado a los cazas ucranianos Su-27, Su-25 y MiG-29.
Aunque el helicóptero Mi-8 no representa una amenaza real para el Su-35, su presencia en el campo de batalla es testimonio de la valentía y sacrificio de los soldados ucranianos. El Mi-8, utilizado principalmente para transporte de tropas, no cuenta con sistemas de ataque sofisticados, dejándolo en clara desventaja ante su formidable adversario.
Una guerra sin cuartel
En medio de esta cruenta guerra aérea, tanto Rusia como Ucrania han sufrido pérdidas. Aunque no se dispone de cifras exactas, se estima que Rusia ha perdido más de 10 unidades del Su-35 en diversos incidentes, incluyendo casos de fuego amigo.
El 13 de mayo, cuatro aviones rusos cayeron, entre ellos dos Mi-8 y un Su-35, presuntamente derribados por sus propias fuerzas.